Capítulo veintitrés, parte III.

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—Mañana me matarás por esto, estoy seguro.

Una burbuja de satisfacción explotó en mi estómago en el momento que quité la fea chaqueta ajena de su cuerpo pero una sensación completamente distinta se apoderó de mi cuando mis dedos rozaron sus brazos desnudos mientras deslizaba la segunda chaqueta fuera de ella.

Aquella bendita combinación de sus ajustadas prendas negras sobre su caucásica piel le quedaba malditamente bien, y ahora yo debía quitárselas. ¡Gracias universo!

En mi mente comenzó a divagar una tonada lenta y bastante sensual, Chris Brown y sus canciones sexuales acompañaban el momento cuando subí su top lentamente, la experiencia ayudando a hacerlo fácil pero de imprevisto mi garganta se secó al ver su lencería igual de negra muy bien ajustada a su anatomía. Como todo un virginal mocoso al ver sus primeras porno.

Aclaré mi garganta, mh, algo comenzaba a molestar en mis pantalones. ¡No, no! Estoy siendo un puto violador.

Pero ella-

Um, el sudor perlado en su frente, sus labios entreabiertos y ese tan encantador encaje que pedía a gritos ser arrancados por mis dientes. ¿Cómo sería si-?

Sus ojos se abren tan lánguidos que recién noto mi estúpida postura sobre ella, cuando estos viajan hasta mis manos a cada lado de su rostro.

Sonrió como solo ella puede hacer, ¿Dónde quedó la fiebre?

Sus cuerdas vocales ronronearon cuando susurró: —¿Qué intentas hacer? —y no supe que responder.

El cielo tembló mientras reía flojo, de seguro por mi cara, montado sobre ella sin hacerle nada. Atípico de mí.

Las suaves mejillas tenían su color natural y sus ojos tintinearon cuando su vista cayó por su cuerpo semidesnudo, y justo cuando pensé que me golpearía, paso lo más descabellado en la noche; sus manos escalaron por mi pecho que extrañamente ardía en el tacto y otra vez ronroneó.

—Chico malo, siempre pensé que eras de los que hacía esto.

—¿Qué yo qué?

Quise reír por su voz y la mía, ambas roncas en un ambiente que empezaba a infartarme. Pero no tuve tiempo para hacerlo cuando su tronco se elevó chocando con el mío haciendo que nuestros labios se mezclaran entre suspiros sorprendidos y mordiscos juguetones.

¿Qué estaba pasando?

Su cuello se dobló levemente cuando su cabeza cayó contra la almohada llevando la mía aun unida por sus labios hacia abajo. Su dulce aroma mezclándose con el de mis sabanas y sus manos serpenteando por mis pectorales al ritmo de nuestros besos cada vez más profundos.

Dios sabe que tan bien sabe esto.

Antes de pensar en cuando estaba su temperatura corporal decidí checarla yo mismo por un contacto mucho más divertido, empezando mis manos en la costura de sus pantalones cortos tan bien ajustados en ascenso de una exquisita exploración que me regaló un ávido gemido femenino ahogado por mis labios.

Me separé instantes después buscando aire, aprovechando la distancia para quitar mi chaqueta extrañamente incómoda y pesada sobre mis hombros.

Volvía por mi camino cuando su rostro se frunció, una mezcla de lujuria y molestia que enloquecería a cualquiera cuando demandó con voz profunda: —Quítate la camisa también.

Sopesé ideas, aun erguido sobre mis muslos entre hacerlo o no, al fin y al cabo hacía unos instantes su salud no era la mejor, pero entonces Haneul apareció apagando todos mis pensamientos cuando sus manos se filtraron por debajo de la tela tanteando cada músculo mientras mordía su labio inferior.

{cancelada}let me know ➳ park jimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora