Capítulo once.

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—No es como si estuviera pendiente de ti, solo te veía en momentos, no puedo creer que todas esas mujeres hiciera prácticamente fila por bailar contigo. Babosas.

Tal vez la cagaba pero tenía que soltar lo que su mente cruel había formulado.

—Tú también fuiste una de esas mujeres.

Haneul dejó caer el tenedor sobre su plato. Sí, la había cagado.

Terminaron de comer en silencio, la música ayudaba a aligerar el ambiente aun después cuando Haneul solo había retirado los platos y cubiertos para dirigirse a lavarlos al instante.

Su rostro era neutro pero peligroso, Jimin presentía que no debía hablar y no por miedo, o tal vez sí.

—¿No hay postre?

—Compré algunos envasados, están en el congelador.

—¿Saco uno para ti?

—No, he quedado bien.

¿Estaba molesta o no? Su tono era el de siempre aunque su común alegría brillaba por su ausencia.

Tal vez debía molestarla, solo un poquito.

Eligió un mousse de chocolate y caminó peligrosamente hacia Haneul, rozando con querer su espalda con unos de sus brazos, se acercó a su oído y tomando toda la seriedad posible susurró:

—¿Dónde están las cucharitas?

Estaba tan cerca que se percató del momento en el que los vellos de su nuca se erizaron, sonrió triunfante.

Haneul carraspeó— están allí, segundo cajón.

Siguió las indicaciones cerniéndose lo suficiente en el mueble para poder verle el rostro, pero no resultó como quería, sus mejillas no estaban rojas, sacó una cucharita y volvió al ataque.

Ahora que Haneul iba duro contra la losa sucia, uno de los mechones se había soltado del agarre cayendo por la frente de la chica hasta rozar sus labios.

—Sacarás músculo así, no te fuerces tanto —susurró y dirigió una mano hacia el mechón, jugueteó un poco y luego lo dejó reposar detrás de su oreja.

¡Allí estaba el sonrojo!

—Gracias, ya me picaban los labios con ese mechón allí.

Oh no, sus labios picaban. Inconscientemente dirigió su mirada a ellos, rosados y rellenos se entreabrían ante la ardua tarea que desempeñaba. Ahora los labios propios también hormigueaban pero con... ¿necesidad?

Fue el turno de carraspear él. Se giró apoyándose en la barra a un lado de la chica y abrió el embutido.

—¿Segura que no quieres?

—No hables con la boca llena.

Tragó divertido.

—Yo sé que quieres, ¡aquí viene el avión! —murmuró con alegría y movió la cuchara llena hacia los labios de la chica.

Se detuvo allí, esperando a que le aceptara el gesto. Esta lo miró elevando una ceja pero igualmente abrió la boca y suavemente ingirió el gelatinoso pedacito.

—¿Está delicioso, no?

—Sí, gracias. Desocupa el servicio rápido por favor.

—Ya voy, ya voy.

La música rodeó el lugar nuevamente mientras cada uno actuaba el ignorarse, aun así Jimin no quería salir de allí, no por su propia cuenta.

Entonces tres golpes resonaron en la puerta.

{cancelada}let me know ➳ park jimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora