Capítulo treinta.

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Ulsan estaba a muchas horas de distancia, demasiadas para el gusto de Jimin, y aún más con una Haneul a su lado, siempre en las nubes, con su ceño fruncido y manos temblando encerrados en un bus lleno de bullicio y películas mal dobladas.

Detrás de ellos viajaban dos mujeres mayores que hablaron durante todo el viaje, e incluso en un momento habían llegado a ofrecerles galletas caseras para la joven pareja, alimento que el pelinegro aceptó felizmente.

Taehyung casi se había metido en la maleta para acompañarles pero por suerte un serio NamJoon lo había detenido. Aún así, no se habían librado de las toneladas de medicamentos y consejos de un preocupado Jin, que entre sollozos había reclamado que no quería perder a nadie más. Pobre.

La provincia era sorprendentemente grande y actualizada, pero no perdía aquel encanto de ser algo más allá de solo Seúl. Aún más de venir desde Busan, Ulsan era algo desconocido ante sus ojos y las lindas fuentes de agua junto a las sonrientes personas caminando por allí hacían que el paisaje mejorara. Mientras Haneul dormía en su hombro justo cuando el auxiliar del autobús les había informado que estaban por llegar.

—Cielo, llegamos —susurró en su oído de forma suave mientras el bullicio del resto de pasajeros levantándose llenaba el lugar.

La pequeña figura en su hombro se levantó, en silencio le sonrió y besó su mejilla para luego mirar por la ventana soltando un suspiro cansado.

Bajaron en silencio mientras una chica les entregaba su equipaje y aunque le sonrió coquetamente, Jimin no hizo más que quitar de la mano de su chica la pequeña maleta que esta llevaba.

—Pensaba molestarse sobre que pasada esta ésta cosa pero no lo está —bromeó, ganándose por fin una mirada atenta de ella.

Haneul tenía su cabello tomado en una coleta mientras que pequeños mechones caían por sus sienes, justo como el primer día en el que se conocieron, pero ahora, un brillo especial llenaba sus iris y su cabello caía aún más abajo por su espalda.

Y cuando habló, notó como su voz seguía siendo tan suave aun cuando en su corazón había dolor.

—Hee Soo me obligó a usar su maleta, según ella, mi mochila no era adecuada.

Sonrió mientras el viento batía sus cabellos castaños manteniendo el contacto visual. Mientras la luz del sol en su ocaso iluminaba cada una de sus facciones haciéndola resplandecer. Y al ver eso, el corazón le galopeó fuerte en el pecho.

—¿Sabe tu familia que vienes? —se obligó a hablar, manteniendo su postura, a la salida del terminal.

—Sí, nos esperan en casa —suspiró y miró hacia adelante, entonces gruñó, golpeándose en la frente con su palma— ¿Jimin? —susurró despacio y entonces le miró de nuevo.

—¿Pasa algo?

—Yo solo... quería darte las gracias, por todo esto —frunció el ceño luciendo tierna, mientras un suave rubor cubría sus mejillas— yo- gracias.

Se movió casualmente quedando frente a frente y besó sus labios despacio, haciendo que Jimin quisiese soltar los bolsos en sus manos y tomarla con fuerza. Sus manos subieron a su pecho escalando por sus pectorales hasta descansar en su nuca y mordió su labio inferior sin hacerle perder la ternura al contacto.

Besar sus labios hasta la muerte por falta de oxígeno era lo que sería una muerte perfecta, pero se separaron suavemente, haciendo que sus labios se rozaran al permanecer cerca, ambos con los ojos cerrados, disfrutando el momento. Hasta que un grito femenino rompió su esquema:

{cancelada}let me know ➳ park jimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora