JungKook hurgueteaba entre los sillones buscando la preciada liga que Haneul había perdido días atrás durante la reunión a altas horas de la madrugada. No era solo algo más para atar su cabello, era un montón de recuerdos y aunque el menor se había reído de su absurda necesidad, se había puesto de cabeza buscando en cada lugar en el que la chica había estado.
—es pequeña y no muy gruesa —explicaba.
Parada a un lado de la puerta le miraba esperanzada remover los cojines con rapidez cuando finalmente JungKook se enderezó, la pequeña liga morada entre sus dedos y una sonrisa victoriosa digna de película con la luz solar a sus espaldas dando una espectacular vista.
Pero un fuerte portazo se dejó escuchar desde el fondo del pasillo interrumpiendo el hallazgo. La puerta de las escaleras.
—¿Qué sucede allí afuera? —murmuró el chico manteniendo su postura con el brazo estirado hacia arriba.
—No lo sé, alguien muy molesto viene por ti o por mí —bromeó y se asomó.
Jimin caminaba hacia ella enfurecido y con la respiración acelerada.
¿Había visto a Moos?
— ¿Jimin? ¿Pasó algo? — salió a su encuentro, asegurándose de cerrar la puerta detrás de sí.
La mirada aterradora que le dio, heló cualquier cosa en su interior— ¿Qué si pasó algo? —Escupió— ¿Qué mierda hacia ése aquí?
—¿Ése? ¿Te refieres a Moos?
—¡Sabes a quién me refiero!
Elevó una ceja mirándole, el tono que usaba no era para nada dulce. —¿Qué tiene con que este aquí? ¿Acaso no puedo traerlo? —quiso provocar.
—Ah —alargó con amargura, sus ojos oscuros centellando con rabia y su mandíbula se apretaba amenazando con quebrar sus dientes— ¿Así que lo has traído así sin más? ¿Lo han pasado bien?
Haneul no percibió la ironía, nublada por la rabia eclipsada emanando de él y contagiándola a ella. —sí, realmente sí, ha sido increíble. ¿Cuál es tu problema con eso?
—¿Mi problema? ¡Vaya, yo no tengo ningún problema! —elevó las manos riendo sin humor— ¿le has mostrado tu lencería de perra provocativa también o se saltaron ese paso-
Su mejilla ardió interrumpiendo su frase, y de pronto ya no miraba a Haneul; su cuello se había girado hacia un lado con el fuerte impacto que resonó por el pasillo.
—Eres un hijo de puta —murmuró Haneul, su mandíbula apretada y su mano palpitando resentida por el golpe— ¿sabes algo? Moos vino a dejarme, solo porque yo estaba en deuda con él por perder su chaqueta. —Suspiro— Me invitó a salir ¿y sabes qué? ¡Ésta perra provocativa le dijo que no!
No se atrevía a mirarla.
Pero sus pequeñas manos le empujaron con fuerza apenas moviéndolo.
—¿Entiendes lo que es decir que no? ¡Eso que ninguna de tus putas ex arrendatarias supo decirte! —atacó otra vez, su voz quebrada por la rabia— ¡acabas de llamarme puta... cuando le rechacé por ti! —terminó la frase en un doloroso sollozo ahogado.
Y entonces le miró.
Sus ojos estaban rojos de tanto contener emociones y sus manos se apretaban tan fuertes a sus costados tratando de regularizar la respiración.
Lo único que había conseguido Moos había sido dejarla en su piso.
Y él le había llamado perra en un arranque estúpido.
La figura pequeña se movió hacia la puerta de su departamento y solo por sus buenos reflejos estuvo a tiempo de detenerla con el pie antes de perderla de vista.
—¡Déjame en paz, Jimin, maldita sea! —chilló.
Pero no ganaría una pelea de quien lograba mover la puerta; Jimin se escabulló rápidamente dentro del departamento en el momento exacto que la otra puerta se abría revelando a un pálido JungKook que volvió a desaparecer detrás de la puerta cerrada del 5A.
Si antes sentía sus venas convertidas en lava, ahora todo en su interior explotaba a niveles prohibidos de calor.
Haneul aún no derramaba lágrimas cuando cubrió la distancia que les separaba apretando sus labios sobre los de ella, quitándole el oxígeno de un golpe e introduciendo rápidamente su lengua en un beso feroz. Reaccionó cuando un gemido ahogado revotó entre sus labios al tiempo que sus pequeñas manos volvían a golpear su pecho cada vez con menos fuerza y cuando menos lo esperaba su cabeza cayó hacia un lado mejorando el acceso ya rendida.
Jimin le estaba hablando de la forma que mejor sabía hacerlo.
Apretó su nuca con una mano mientras que la otra la guiaba a su cintura apegándola a él. El inicio había sido tan brusco que habían recorrido casi todo el largo del departamento retrocediendo. Entonces Haneul mordisqueó su labio inferior enloqueciéndole y aprovechando estar cerca de la isla de la cocina, rodeó sus muslos y la sentó posicionándose en el centro de sus piernas.
Gimió en sorpresa pero rápidamente se acostumbró llevando sus manos hasta los cabellos negros y rebeldes de su nuca acariciándolos con vehemencia.
—Ha, cielo, me tienes sin control —susurró sin romper el beso— ni controlo lo que digo, tú no eres una-
Movió sus labios contra los de él— dilo ya, Jimin, dime que te gusto —ronroneó por lo bajo octavas más graves en su voz.
Y el control se iba nuevamente de sus manos.
Otro gemido, más fuerte que el anterior, escapó de sus hinchados labios cuando Jimin encontró el punto débil en su cuello. Tironeó sus cabellos con fuerza dejando caer la cabeza hacia atrás dándole un mejor acceso, a lo que Jimin sonrió.
Aquella ilusión había sido buena, pero en la vida llegaría a sentirse como se sentía ahora.
—Joder... sí...me gustas, cielo.
¡Capítulo sorpresa! cortito pero intenso(? y es solo para agradecerles lo mucho que me alegran todos los días:c son las mejores -c pone a llorar-
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{cancelada}let me know ➳ park jimin.
FanfictionEl hecho de convivir con una persona solo para mantener un lazo afectivo le es ridículo, ¿Por qué aferrarte a una sola persona, si puedes tener muchas? Ni su madre, ni su padre necesitaron del otro para criar de él, aunque, ni siquiera estuvieron a...