Capítulo 22 - Rara

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João

Llegué a casa del entreno, cansado pero muriéndome de ganas de pasar tiempo con mi persona favorita del mundo. 

Entré y me la encontré sentada en el sofá mirando una serie cualquiera en Netflix, me acerqué con una sonrisa y me incliné para darle un beso en la mejilla.

Amelia se giró y a pesar de que me dedicó una sonrisa, había algo diferente en ella, no se, como si le preocupara algo.

— ¿Qué tal el entreno? — me preguntó pero la notaba distraída

—  Bien, Gavi ha perdido todas las pelotas pero bueno —respondí con una sonrisa sentándome a su lado

— Típico de el — dejó escapar una risita — Bueno futbolista, creo que me voy a ir yendo ya a mi casa

La miré extrañado ¿Qué cojones? ¿Des de cuando tenía Amelia tanta prisa para irse? ¿Por qué estaba tan rara?

La miré fijamente, intentando leer sus ojos. Algo no iba bien, lo podía sentir, y no me gustaba. Amelia nunca había sido de irse sin más, sin un motivo claro. Algo la estaba perturbando, y me costaba no notarlo.

— ¿Por qué? — le pregunté con suavidad, tratando de no sonar demasiado insistente, pero mi preocupación era evidente. — ¿Te pasa algo? Estás diferente.

Amelia se mordió el labio, claramente dándole vueltas a algo. Miraba hacia el frente, pero no parecía realmente ver nada, solo estaba perdida en sus pensamientos.

— No es nada, realmente — dijo finalmente, pero su tono de voz no sonaba nada convincente.

Me senté más cerca de ella, mirándola a los ojos. No me iba a conformar con esa excusa. Ya la conocía lo suficiente como para saber que algo la estaba afectando, y si no me lo decía, no la iba a dejar ir.

— Amelia, no me hagas esto. Sabes que no me voy a quedar tranquilo si no me dices qué pasa. Si hay algo que te molesta, quiero que lo hablemos.

— No pasa nada de verdad, no te preocupes — me respondió con una sonrisa más que falsa — Creo que me voy a ir ya va

Me dio un beso corto en los labios y se fue de casa, dejándome con más dudas que respuestas ¿Qué cojones había pasado? ¿Había hecho algo mal? Solo había dos personas que podían responderme y en una hora ya estaban en mi casa

— ¿Qué pasa hermano? — preguntó Gavi sentándose en el sofá

— ¿Va todo bien? — preguntó también Pedri 

Me quedé en silencio unos segundos, mirando el espacio vacío que había dejado Amelia al irse. Mi mente daba vueltas a todo lo que había sucedido, sin poder encajar las piezas del rompecabezas. Algo no cuadraba, y no podía dejarlo pasar sin encontrar una respuesta.

— No sé, chicos... — dije, mientras me dejaba caer en el sofá con un suspiro frustrado. — Amelia está rara, algo no va bien, y no sé qué hacer.

Gavi me miró con una ceja levantada, claramente intrigado por lo que acababa de contarles.

— ¿Rara? ¿Qué pasó? — preguntó, acomodándose en el sofá.

— No lo sé... antes de irse, estaba rara, como si estuviera evitando hablar de algo, y cuando le pregunté, me dijo que no pasaba nada, pero se fue de mi casa sin darme una razón. — La frustración me salía por los poros. 

Pedri se inclinó hacia adelante, como si esas palabras le hubieran llamado la atención de inmediato.

— ¿Pero no te ha dado ninguna razón? — dijo con desdén. — ¿Se fue sin más?

Destinados - João FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora