Me desperté antes de que amaneciera y mis primeros pensamientos fueron para ella. Mi cuerpo se estremeció pensando en sus ojos, en sus manos y en su pecho acelerado la mañana que nos habíamos visto en la playa, pero principalmente en sus labios... Quería besarlos y sentirlos entre los míos, perdiéndome lentamente en ellos.
Lo sabía, lo sentía... Estaba profunda e irremediablemente enamorada de Jennie. La felicidad y la ilusión de verla cada día me llenaban por completo. Pero a veces, los pensamientos oscuros venían a mi cabeza llenándome de dudas, miedos e inseguridades. ¿me verá solo como una niña?, ¿Qué significarán esas miradas?, ¿Sentirá lo mismo por mí? Mientras lo descubría, pasaba los días anhelando poder verla.
En cuanto entraba por la puerta del bar, todo lo que hacía era para ella, al igual que sentía que cada uno de sus movimientos estaba dirigido a mí. Deseaba más que cualquier otra cosa, sentir su piel bajo mis manos, enredar mis dedos en su cabello y perderme en la suavidad de sus labios. Quería acariciarla por completo y en cada rincón de su ser con la desesperación de quien sabe que el tiempo se escapa; pero mientras mis pensamientos volaban libres como las hojas que bailan al viento en un día de otoño, había una sombra presente, algo que se interponía entre nosotras y que no podía ignorar, por más que quisiera...nuestra diferencia de edad. La simple idea de que pudiera verme como una niña me llenaba de dudas, y esa incertidumbre solo aumentaba mi inseguridad.
Esa tarde, al cruzar la puerta del bar, me sentí más nerviosa de lo normal, mi tremenda atracción por ella era algo que no podía ocultar, y aunque intentaba disimularlo, mis suspiros me traicionaban constantemente. En mi mente se enfrentaban solo dos pensamientos: uno decía que cuando el amor sale bien y es correspondido, es simplemente maravilloso, mientras que el otro me recordaba que cuando el amor sale mal y duele, el sufrimiento puede llegar a ser absolutamente abrumador. Si no encontraba la manera de equilibrar esos pensamientos contradictorios, literalmente me iba a volver loca.
Finalmente, levanté la vista y me ruboricé al instante, miré hacia otro lado tan rápidamente que lo más seguro es que ella no se diera cuenta de que nuestras miradas se habían cruzado.
― ¡Cambia esa cara de boba! ―dijo una voz a mis espaldas.
Era Alex que me miraba con cara de sorpresa.
―Estás loquita por ella ¿eh? se te nota mucho Lisa.
― ¡Cállate!, te va a escuchar.
― La verdad Lisa... no sé si esto sea buena idea, ella es bastante mayor para ti, ¿no crees?... sé que te animé con todo esto, pero pensándolo fríamente...
― ¿Quién es mayor para quién? ―Lo interrumpió Brad acercándose silenciosamente y pasando su brazo por encima de mis hombros.
―Lisa esta loquita por Jennie.
― ¡Alex!
― ¡Qué! ¡Si es cierto!, tu cara lo dice todo, no puedes ocultarlo.
―Da igual, ―dije con falta de entusiasmo. ―no creo que ella esté interesada en mí.
―Piensa lo que quieras, pero he visto cómo te mira.
― ¿Tú crees? ―Mi cara se iluminó con una enorme sonrisa.
―Cariño. ―interrumpió Brad abrazándome con ternura. ―en serio, ¿no crees que es un poco mayor para ti?
― ¿Sabes qué edad tiene exactamente? ―Quise saber al instante.
―Lisa... Jennie tiene veintinueve años.
―Veintinueve no es tanto ―afirmé firmemente.
―El problema no es ella querida, el problema eres tú.
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Vinos y Acordes: El sonido de la pasión
FanfictionEn un mundo donde los sueños a menudo se ven empañados por la realidad, Lisa se encuentra atrapada entre su pasión por la música y el deseo de un amor verdadero. Cuando su destino se entrelaza con el de Jennie, sus vidas darán un giro inesperado al...