Desperté por la mañana y Jennie aún dormía, intenté salir de la cama con cuidado de no molestarla, pero se despertó en cuanto traté de moverme.
―¿Dónde crees que vas? ―Me rodeó con los brazos y las piernas tratando de retenerme.
―Shhhh, vuelve a dormirte mi amor, tengo que ir al baño.
―Vuelve a la cama enseguida babe, aún es temprano ―protestó.
Le di un suave beso en el hombro y me deleité un segundo con el olor que desprendía su piel, ¡lo había echado tanto de menos!
―Si, si... Enseguida vuelvo ―le dije en voz baja.
Cuando regresé, había vuelto a quedarse profundamente dormida, estaba desnuda, ambas lo estábamos. Me recosté a su lado muy despacio para no volver a despertarla. Estaba boca abajo, las sabanas cubrían sus nalgas dejando al descubierto su espalda. Los cálidos rayos del sol de las primeras horas de la mañana dibujaban formas en su piel. Me quedé un buen rato contemplándola, recorriendo con la mirada cada centímetro de su cuerpo, deseaba besar cada lunar, perder la cuenta y empezar de nuevo. Comencé a tocarla muy despacio, alternando las yemas de mis dedos con las uñas muy suavemente. El placer que experimentaba acariciándola era inmenso.
―Mmm, ¡qué rico! Me haces cosquillas ―dijo sin moverse del sitio.
―¿Te he dicho ya que me encanta tu espalda? ―susurré acercándome despacio para besarla.
―¿Ah sí? entonces sigue acariciándome por favor, me encanta despertar así por las mañanas.
En un solo movimiento, me puse sobre ella con una pierna a cada lado de su cuerpo mientras continuaba dándome la espalda y comencé a deslizar mis labios despacio recorriéndola por todas partes, desde donde comenzaban sus nalgas hasta la nuca y bajando de nuevo por el contorno de sus costillas hasta los costados. Jennie se estremeció bajo mis caricias.
―¡Eres tan cariñosa Lisa! Me encanta.
―Es mi forma de darte los buenos días ―le dije mientras me retiraba de encima, colocándome otra vez a su lado.
Nos abrazamos entrelazando también nuestras piernas hasta que quedamos perfectamente acopladas y volvimos a caer durante un buen rato en los brazos de Morfeo.
Esta vez fue Jennie la que se despertó primero.
―¡Qué suerte tengo! ―dijo mientras pasó delicadamente sus dedos por mis labios.
Traté de disimular mi preocupación, pero ya había comenzado a conocerme lo suficiente como para darse cuenta de cuando algo me perturbaba.
―¿Estás bien?
―Estoy preocupada, ¿qué vamos a hacer con Estela?
―No lo sé Lisa. Ahora mismo prefiero no pensar en ella, ya nos ha hecho suficiente daño, ¿no crees?
―Sé que no debería odiarla, después de todo ella fue nuestro vinculo de conexión, de no haberme ofrecido este trabajo, probablemente no nos hubiéramos conocido, pero no me gusta tenerla cerca, me pone nerviosa, siento que me observa. Quizás debería hablar con mi madre y contarle todo, e incluso he pensado en dejar la Azotea ―exclamé muy seria.
―No tomes ninguna decisión precipitada amor, no quiero que hagas algo de lo que luego puedas arrepentirte. Además, me gusta tenerte cerca todo el día ―dijo acercando tanto su aliento a mi boca, que me lancé para atrapar sus labios entre los míos.
―¿Qué haremos hoy? ―pregunté con la expresión de una niña pequeña.
―Mira... tengo unos amigos que no han parado de insistir en invitarnos a cenar, hace tiempo que les hablé de ti y están locos por conocerte, podríamos ir a la playa y juntarnos con ellos más tarde, ¿te gustaría?
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Vinos y Acordes: El sonido de la pasión
FanfictionEn un mundo donde los sueños a menudo se ven empañados por la realidad, Lisa se encuentra atrapada entre su pasión por la música y el deseo de un amor verdadero. Cuando su destino se entrelaza con el de Jennie, sus vidas darán un giro inesperado al...