(EPISODIO 13) Parte 21

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Desperté con el dulce aroma de café recién hecho. La luz de la mañana inundaba la habitación, las velas consumidas y los pétalos de rosa aún estaban dispersos por el suelo.

Hacer el amor con Jennie de ese modo, fue lo mejor que me había pasado en la vida. Nada más al abrir los ojos, los recuerdos repletaron mis sentidos, mi piel ardiendo bajo el tacto de sus manos, sus labios recorriendo cada centímetro de mi cuerpo, su aliento cálido, sus ojos... Aquellos intensos ojos cafés en los que me reflejaba cautiva y presa de su amor... sentí ese amor, ese amor que es indescriptible en palabras.

  ―¿Jennie? ―la llamé.

  ―Buenos días princesa ―dijo con voz sensual.

Me sobresalté un poco, no me había dado cuenta de que estaba recostada detrás de mí, tendida de lado, a mi espalda, pero sin rozarme. Tenía el codo apoyado en la alfombra y su cara descansaba sobre su mano.

  ―Estoy aquí amor mío, a tu lado...

Acaricié sus labios mientras me sonreía con ternura y la besé.

  ―Mmm, ¡ese café! Huele delicioso...

Jennie me observaba sin decir una palabra, pero en sus ojos había una expresión que no alcanzaba a comprender.

  ―¿Qué piensas cuando me miras así? ―pregunté.

Jennie no me respondió, incluso me pareció que se sonrojaba un poco. Dibujé círculos con mis uñas muy despacio por su vientre y noté como su piel se erizaba. Nos miramos durante un buen rato y al fin me atreví a hablar.

  ―Lo de anoche fue... no sé ni cómo describirlo... simplemente maravilloso. Te amo tanto...

Sus ojos se ensombrecieron y bajó un segundo la mirada, por un momento me puse tensa.

  ―¿Pasa algo? ¿Está todo bien? ―pregunté algo confundida.

  ―Jamás en mi vida pensé que pudiera sentirme así. ―dijo. ―Tengo que confesarte que todo esto me da un poco de miedo Lisa.

  ―¿Miedo? Miedo es lo que yo siento cuando pienso que, si este sueño se desvanece, no podré volver a sentir nunca con nadie lo que siento estando contigo.

Sus ojos se encontraron con los míos y me abrazó con desesperación.

  ―Perdóname, es que, por primera vez en mucho tiempo, siento que estoy donde realmente quiero estar y la sola idea de perderte me atormenta. Ya es tarde para mí, ¡estoy demasiado involucrada!, ¿entiendes? Te amo Lisa, con cada fibra de mi ser...

  ―Shhhh, tranquila... todo está bien... estaré eternamente contigo, ¿ok? ―susurré.

Acaricié su rostro y me estremecí cuando una tímida lágrima asomó en sus ojos. La abracé, escondiendo la cara en el hueco de su cuello.

La deseaba como jamás había deseado a nadie, estábamos completamente desnudas, recostadas de lado, frente a frente, acaricié el contorno de su cuerpo, deslizando mis dedos por su piel infinita mientras sentía cómo su vello se erizaba, dando a su piel ese aspecto rugoso tan característico. Jennie se removió casi en un lamento, cuando llegué a la altura de sus caderas, adelanté mi mano acariciando su delgada línea de vellos, jugueteé un poco con ellos e introduje después los dedos en mi propia boca para humedecerlos, la expresión de su cara con aquel gesto fue de auténtico asombro.

Sin dejar de mirarla, descendí de nuevo, levantando su muslo y situando mi rodilla debajo para que descansara en ella, fui directo al lugar que deseaba, Jennie gimió entreabriendo la boca.

Vinos y Acordes: El sonido de la pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora