Parte 29

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Me fijé en que Lucas y Rosé hablaban entre ellos mirándome de reojo.

  ―Eres una descarada Rosé cariño, si Jennie te oye se va a enojar y con razón...

  ―Oh, vamos Lucas, ¡deja que me divierta un poco!, no seas aguafiestas. Esa niña es muy linda, no sé... es distinta, joven pero elegante, y tan buen cuerpo... Mmm lleva un vestido precioso y ¡cómo camina!, se nota que es una artista, ¿te has fijado? Cuando mueve sus manos, parece que dibuja partituras en el aire...

  ―Eso es muy rebuscado cariño... incluso para ti.

  ―Su forma de hablar es muy dulce y esos ojos oscuros son... ¡uff! Espera aquí, voy a divertirme un rato...

Comencé a ponerme algo nerviosa cuando me di cuenta de que Rosé se aproximaba hacia mí con una copa en cada mano.

  ―¿Te gustaría tomar una copa conmigo Lisa?

  ―¡Si claro, gracias!, eres muy amable ―acepté el trago que me ofreció y bebí un sorbo.

  ―¿Sabes hermosa? ―dijo con una sonrisa que me desconcertó. ―No me extraña en lo absoluto que Jennie este loquita por ti... eres una auténtica belleza, es una pena que no estés... disponible... ―exclamó a la vez que se mordía ligeramente el labio inferior.

Creí que me iba a atragantar cuando la escuché.

  ―Gracias Rosé, yo también estoy loquísima por ella, no lo puedo negar ―respondí algo avergonzada.

  ―Es tu primera novia, ¿no es cierto?

  ―Sí, lo es... ―afirmé mientras mantenía contacto visual con Jennie de una manera mágica en la que, sin hablarnos, nos estábamos diciendo cosas.

En ese momento, Alonso se acercó para decirle algo y noté cómo Jennie se debatía entre devolverle la conversación o seguir mirándome a mí... intentó disimular, pero finalmente decidió seguir hablando con él.

Rosé me miró con descaro sin decir una palabra y bebió un sorbo de su copa. Me sentí aliviada cuando Suzy apareció de repente y se la llevó para bailar con ella.

  ―«Santa cachucha, ¡qué peligrosa es esta mujer!» pensé.

Acabé mi copa, tomé el teléfono de mi bolso y escribí.

    De: Lisa

    Para: Jennie

    «Tengo unas ganas locas de besarte».

Y me giré para charlar con Lucas mientras esperaba a que lo recibiera. Al segundo, noté una vibración en mi teléfono.

    De: Jennie

    Para: Lisa

    «Estás loca, ¿lo sabías? Te amo».

Sonreí para mí misma, mientras mordía ligeramente mi labio inferior.

  ―No le hagas demasiado caso a Rosé, ella es así, le gustan los juegos y a veces es muy descarada.

  ―Tranquilo, no te preocupes, afortunadamente su novia me ha rescatado de sus garras antes de que saltara sobre mí...

Se quedó sorprendido por mi respuesta y comenzó a reírse de una forma tan particular que me contagió... Suzy y Rosé nos miraron extrañadas al ver nuestra repentina complicidad.

  ―¿Sabes?, conozco a Jennie desde hace más de diez años y te aseguro que nunca antes la había visto tan feliz, creo que está profundamente enamorada de ti ―susurró Lucas.

  ―Gracias. ―Sonreí visiblemente emocionada.

Jennie estaba disfrutando, poniendo música y charlando amistosamente con todos mientras me regalaba miradas cómplices durante toda la noche. En la sala estaba bastante caluroso, así que volví a salir a la terraza en busca de un poco de aire fresco. Todos hablaban y bailaban animados, parecía que llevaran años sin verse, se les veía tan cómplices... tan amigos... me quedé un rato mirando la calle desde la barandilla y por un instante eché de menos a Jisoo.

  ―¿Qué haces aquí tan sola chica guapa?

  ―Te estaba esperando ―exclamé mientras me daba la vuelta. ―sabía que saldrías en mi búsqueda en cuanto te dieras cuenta de mi ausencia.

Se acercó a mí y me abrazó moviéndose despacio, meciéndome en sus brazos. Estuvimos así durante mucho rato, sin separarnos la una de la otra.

  ―¿Nos vamos a casa amor?

  ―¡Creí que no lo dirías nunca! ―Acaricié su rostro con las dos manos y la besé con ternura.

Nos despedimos afectuosamente de sus amigos y caminamos hacia el coche, Jennie tenía una sonrisa dibujada en la cara, estaba feliz. Me invadió una sensación de paz inigualable.

  ―Eres maravillosa, ¿lo sabías? Los dejaste impresionados.

  ―Me hicieron sentir muy cómoda, todos fueron muy amables la verdad.

El camino de regreso se me hizo muy corto, charlamos de nuestras cosas y reímos analizando a cada uno de sus amigos y sus peculiaridades.

  ―¡En serio!, alguien debería ponerle una camisa de fuerza a esa chica, estuvo toda la noche Insinuándose ―dije riendo mientras entrábamos en casa.

  ―Rosé es inofensiva, se divierte poniendo nerviosas a las chicas guapas como tú.

  ―Demasiado lanzada, eso es lo que es.

  ―Lo que pasa, es que la dejaste impresionada con tu belleza natural.

  ―Sí... soy natural... como los desastres.

Jennie rompió en una sonora carcajada.

  ―Eres maravillosa y te amo ―dijo mientras aún continuaba sonriendo.

  ―¡Hablo en serio, amor! Si no hubieras estado allí, creo que se me habría tirado encima, como una leona se abalanza sobre su presa.

  ―Yo sí que me voy a tirar encima..., ¡ven aquí!

Vinos y Acordes: El sonido de la pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora