(Episodio 20) Parte 39

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  ―¿Te gusta viajar Lisa?

  ―¡Me encanta! Aunque no he tenido oportunidad de ir a muchos lugares, pero es algo que me gustaría hacer por supuesto, viajar es maravilloso.

Jennie sonrió.

  ―Estoy pensando en que hagamos una pequeña escapada, tú y yo... ¿te gustaría? Dime... ¿hay algún lugar especial al que quisieras ir?

  ―Con mi madre viajamos varias veces dentro del país de vacaciones, pero nunca al extranjero... eso es algo que me gustaría la verdad. Me encantaría visitar grandes museos, me encanta admirar la arquitectura y la pintura.

Un brillo de ilusión iluminó sus ojos. Abrió su notebook y comenzó a buscar por Internet...

  ―¿Qué estás mirando? ―pregunté curiosa.

  ―Es una sorpresa...

Me levanté para espiar un poco por encima de su hombro, pero rápidamente bajo la pantalla antes de que pudiera llegar a ver algo.

  ―¡No...!, aún no... déjame mirar una cosa, ¿ok?

  ―Awww... ―dije poniendo cara de pena.

  ―¡Mierda! ―dijo entre dientes. ―¡Está completo!

  ―Hey, dime... me tienes intrigadísima.

  ―Un segundo amor... necesito unos datos para la reserva, ¿tienes por ahí tu identificación?

  ―¿Reserva? ¡Dios! me estoy poniendo nerviosa. ―dije con una sonrisa enorme. ― ¿Dónde vamos?

  ―Un segundo... y... ―hizo una pausa. ― ¡listo! Ya puedes mirar.

Corrí tras ella para mirar la pantalla, me quedé helada cuando vi los detalles de la reserva. Era un vuelo directo para pasar unos días en París.

  ―¡París!... Pero mi amor... ¡qué ilusión, My Gosh! No me lo creo..., ¡pellízcame por favor!

Jennie se recostó sobre su asiento sonriendo complacida, se la veía tan satisfecha...

  ―Extrañamente, he estado en dos ocasiones en París, pero siempre por trabajo y nunca he tenido tiempo de descubrir la ciudad. En ese entonces no tenía apuro, quería ir con alguien especial y ese alguien, eres tú Lisa.

  ―¡Qué maravilla! Está bien, pero yo te ayudaré con los gastos, ¿sí? ahora que me has comprado el chelo puedo permitírmelo.

  ―Ni lo sueñes... yo me encargo de todo.

  ―¡No, no hay manera! No dejaré que lo pagues todo tú... insisto.

  ―Buen intento babe, pero esto no es negociable. No te preocupes por el dinero, solo piensa en disfrutar...

  ―¿Hará frío?, ¿calor?, no sé qué ropa debo llevar. ¡Uyyyy! Estoy tan emocionada.

  ―En esta época del año, suele hacer calor durante el día y refresca por las noches, haz tu maleta con ropa cómoda y lleva alguna chaqueta por si baja la temperatura o llueve. Salimos el viernes muy temprano.

Estaba tan emocionada, si bien había viajado bastante con mi madre, nunca antes lo hice en avión, así que esta era la primera vez que me subía en uno. Cuando despegó, sentí un cosquilleo en el estómago, como cuando estás en uno de esos juegos en un parque de atracciones que desafían constantemente la fuerza de la gravedad. El vuelo fue tranquilo, el día estaba soleado, el cielo brillaba con un cálido azul y las nubes parecían de algodón. Habíamos madrugado mucho y Jennie se quedó profundamente dormida a mitad de trayecto. Yo no dejaba de mirar desde la ventanilla de mi asiento totalmente entusiasmada. Cuando el capitán indicó que nos aproximábamos al aeropuerto y que tocaríamos tierra en unos minutos, se despertó...

Vinos y Acordes: El sonido de la pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora