De regreso a ti...

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Al llegar al estacionamiento subterráneo, corrió hacia su vehículo, sus manos temblando mientras sacaba las llaves. Encendió el motor, sus pensamientos caóticos tratando de ordenarse. El laboratorio. La montaña al norte. Una instalación subterránea. Era una locura, pero tenía que encontrarlo. Las palabras de Vegeta se repetían en su cabeza: "Estaba herido cuando lo dejé... No sé si aún vive."

—¡No, no pienses eso! —se reprendió en voz alta, apretando el volante con fuerza. Él estaba vivo. Tenía que estarlo.

Puso el vehículo en marcha, acelerando por las calles de la ciudad, dejando atrás el edificio donde había enfrentado a Vegeta. A medida que se alejaba, la imagen del escritor seguía persiguiéndola. Había algo en su sonrisa final que la había inquietado, una mezcla de aceptación y resignación que nunca había visto en él. Pero lo peor fue la tenue esperanza que creyó percibir, como si aún, en lo más profundo, esperara algo de ella.

Sacudió la cabeza, tratando de alejar esos pensamientos. No podía permitirse pensar en eso ahora. Había tomado su decisión, y él había aceptado su destino. Nada de lo que él representaba podía desviar su atención. Se repetía esto una y otra vez, como un mantra, mientras aceleraba por la autopista hacia la salida de la ciudad.

—Lo encontraré —susurró para sí misma, sus ojos fijos en la carretera—. Goku, por favor, resiste. —

Mientras avanzaba hacia las montañas, la ansiedad crecía con cada kilómetro recorrido. Pero también lo hacía su determinación. Había prometido salvarlo, y no fallaría. No ahora, no después de todo lo que había pasado. La imagen de Goku, su sonrisa tranquila y su fuerza inquebrantable, la motivaba a seguir, a luchar contra el miedo que intentaba apoderarse de ella.

"Todo estará bien", pensó, aferrándose a esa esperanza. "Todo estará bien, Goku. Solo aguanta un poco más."

Pisó el acelerador, dejando atrás la ciudad y su pasado, enfrentando un futuro incierto. Pero no estaba sola. Tenía la esperanza de recuperar a su hermano, de sanar las heridas que los separaban. Y eso, por ahora, era suficiente para seguir adelante.

.

La llamada se hizo eterna, pero finalmente, la helada voz de su interlocutor contestó al otro lado.

—¿Lo tienes? —preguntó sin más preámbulos.

—Lo tenemos —dijo, su voz tensa, contenida por la mezcla de emociones como si aun no asimilara del todo las indicaciones de su hija —Vegeta está bajo control. Bulma lo ha capturado—

Hubo un silencio en la línea, pero Bunny pudo escuchar la respiración entrecortada de Freezer. Luego, una risa baja, cargada de un sadismo oscuro, resonó.

—Esa chiquilla... —murmuró con admiración maliciosa—. Al parecer, lo que ese desgraciado le arrebató ha sido su propia ruina. ¿Qué ironía tan exquisita, no lo crees?

La madre de Bulma no respondió, dejando que el silencio fuera su única réplica. Ante eso, Freezer no necesito más respuestas... —Eso es todo, dile a tu hija, que con eso nuestro acuerdo quedo cerrado— diciendo eso corto la llamada sin despedirse.

Freezer, con el teléfono aún en la mano, se quedó inmóvil durante unos segundos, disfrutando de la calma que precedía a la tormenta. Lentamente, su sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro, una mezcla de triunfo y crueldad. Se levantó de su asiento y se giró hacia su equipo, que esperaba expectante.

—Prepárense —dijo con una voz que rebosaba satisfacción— Hoy iremos a hacerle una visita al mismísimo Vegeta. —

Los murmullos se propagaron como un fuego entre sus subordinados. La incredulidad mezclada con una oscura emoción llenó el aire.

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⏰ Última actualización: Oct 11 ⏰

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Cerca al Silencio-- GokuxBulmaxVegetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora