CAPÍTULO 02

3K 191 47
                                        

Chiara

Nada puede estar saliendo peor. Pienso en mí hace dos días, cuando creí que todo iba a comenzar a encaminarse y a salir bien y quiero reírme de mi pobre ingenuidad. Reírme para no llorar, o directamente llorar y así evitar asesinar a Violeta que está sumamente insufrible. ¡Y no es sólo conmigo! También está tratando mal a todo el mundo hoy. Nada está bien, según ella, nos ha hecho rehacer casi todos los platos nuevamente. Creo que nos ha hecho desperdiciar bastante comida, y si alguien se atreve a llevarle la contraria, recibirá una amenaza como advertencia.

Es tal el punto de insoportable que Martin ya le ha contestado más de una vez y temo que la próxima no sea tan respetuoso. La última vez le ha soltado algo como que él sabe el punto de sus postres, dejando entrever que Violeta no estudió pastelería como para criticarlo tanto. Eso la hizo enfadar aún más, pero en vez de seguir con Martin, hizo de Marta su otra víctima. ¡Pobre Marta! Y pobre el mango de las planchas y sartenes que han sido debidamente estrangulados, pero ninguno ha volado a la cabeza de la pelirroja... Por ahora, porque como siga así, me temo que no se preocupará ni por enfriarlo antes.

Todos se han llevado algún regaño o grito por parte de Violeta, menos Ruslana, y dudo que se atreva a hacerlo, pues me bastó un par de charlas con ella como para intuir su carácter y saber que es de aquellas que no tendrá problema en saltar el mostrador para bajarle los humos a la jefa de una manera para nada amigable.

No sé qué sucede con ella particularmente hoy, ha ingresado con cara de pocos amigos, no ha saludado y se ha encerrado en su oficina hasta la hora de abrir. Luego, empezó a dictar órdenes de manera hostil y ahora nada le viene bien. Está colmando mi paciencia, no sólo porque está siendo injusta con todos aquí, sino porque me distrae demasiado de mi tarea, lo que implica que cometa algún que otro error o tarde demasiado en armar un plato, ganándome más regaños por su parte. Respirar y contar hasta cien no está ayudándome, y estoy en proceso de ganarme a mis compañeros, aunque son todos amables y divertidos, entonces no puedo simplemente dejarlos solos ante la locura que parece poseer hoy Violeta.

Armo dos platos con un risotto de camarones, decorándolo con perejil fresco recién picado y camino a Violeta para entregarle ambos. Me volteo para volver a mi estación a seguir emplatando, pero ella grita mi nombre.

Me volteo invocando paciencia y la miro, intentando que entienda mi mirada de muerte.

—¿Y ahora qué? —pregunto irritada, dando un paso en su dirección.

—¿Qué se supone que es esto? —señala los platos que acabo de entregarle.

—Un risotto de camarones con queso parmesano, chef. —Intento que no se note el hartazgo en mi voz, aunque la respuesta sale entre dientes. Violeta se da cuenta de mi manera de dirigirme a ella y esto parece enojarla aún más.

—¿Tú crees que puedo enviar esto a mis comensales, Chiara? —da un paso hacia mí, tomando uno de los platos.

—No veo qué tiene de malo, chef. La porción, el plato y la decoración son acordes a cómo debe ser servido.

—¿Eso crees? —su ceño se frunce. Deja el plato en el mostrador y busca una cuchara, comienza a revolver el risotto con la misma, haciendo que yo frunza el ceño— No servimos porciones gourmet, pero no podemos enviar medio kilogramo de arroz por persona. ¿Qué es este corte de camarones? ¿Cuánto tiempo la gente tendrá que masticarlos?

—¡Estás arruinando la comida! —exclamo al ver cómo ha revuelto todo el plato.

—Esto un plato que no puede salir, no te preocupes —empieza a "revisar" el otro de la misma manera. La sangre me hierve y comienza a subir por mi cuello—. Entiendo que no estés acostumbrada a servir platos de manera decente, Chiara, pero deberías estar ya aprendiendo, de lo contrario habrá que reevaluar el puesto que te dieron.

SI ERES TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora