Violeta
—¿Por qué tiene que ser como dices tú? —mis ojos se clavan en Chiara al escucharla preguntar algo tan ridículo.
—Porque soy la chef, Chiara. —no le gusta el tono de mi voz, lo sé por cómo se frunce su ceño.
—¡Pero va a quedar bien! Es exactamente lo mismo.
—Es un atentado a la estética de este restaurante. —me quejo, casi completamente ofendida de que esa sugerencia sea real.
Hace diez minutos que estamos peleando por un postre. Chiara quiere entregarlo con la salsa sobre la porción del sándwich de brownie-helado, algo bastante rústico, y yo quiero entregarlo con la salsa como corresponde, decorada como puntos alrededor de la porción, algo que se ha hecho siempre.
—¡Es una miseria! —vuelve a quejarse— Nada más delicioso que tener salsa suficiente para el postre.
—La salsa no es la protagonista. —insisto de manera cuidadosa para no presionar algún botón que la haga estallar.
—¡Debería serlo! —alza ligeramente la voz.
Si bien no es una pelea fuerte, y hasta me atrevo a decir que es ridícula, sé que va a escalar en cualquier momento. La tregua de ayer no ha sido formal, mucho menos explícita y se evidencia en que tanto ella, y un poco yo también, buscamos pequeñeces para generar algún tipo de discusión. También está el hecho de que no quiero que piense que no me importan sus sugerencias, algo que intenté demostrarlo ayer, pero lo hace muy difícil cuando se obstina con una cosa.
—No me grites, no va a salir así —ordeno, tomo el plato y lo llevo al congelador, alguien se lo comerá después en su descanso—. Buscaré otra porción, esta está prácticamente derretida.
Cuando vuelvo a mi lugar, noto a Chiara cruzada de brazos, prácticamente amotinada ante la idea de entregar un postre con determinada decoración distinta a la que ella quiere.
—No voy a entregarlo así.
—No seas terca —la exasperación tiñe mi voz—. Es una simple decoración, no puedes ponerte así por una salsa.
No sólo no responde, sino que se aleja para comenzar a sacar otros platos que comenzaban a acumularse, antes que estos se desperdicien. Ruslana se asoma y se ríe al mirarme, seguramente mi cara de confusión sea divertida. Pero yo no lo estoy. La actitud absolutamente infantil de Chiara está comenzando a enfadarme y sé que vamos a volver a pelear en cualquier momento.
Apoyo el plato en mostrador y busco la salsa yo misma. Será absolutamente en vano, pues no tengo el brazo izquierdo agilizado para hacer puntos perfectos sin manchar el postre o la vajilla.
—¡Chiara! —alzo mi voz, llamando su atención nuevamente—. Ven a preparar este postre como corresponde, ¡ahora!
—¡No quiero! —ella también alza su voz.
Tengo que contar hasta diez para no escalar la situación tanto como me gustaría.
—Es tu trabajo, soy tu jefa, hazlo ahora. —digo lo más firme que puedo.
—No.
—Yo lo haré, me tienen harto —la presencia de Martin interrumpe nuestro altercado y me quita el pomo con la salsa de la mano para encargarse de hacer lo que tanto pedí—. Listo, basta, sigamos trabajando.
Es también quien le entrega a Ruslana, que aguanta la risa mientras se aleja. Yo, por mi parte, me encuentro sonrojada, una mezcla entre la vergüenza y el enojo. Cuando alzo la vista, Chiara está igualmente sonrojada. Conectamos miradas un segundo, antes que ella vuelva a voltearse y seguir trabajando.
![](https://img.wattpad.com/cover/376853610-288-k757348.jpg)
ESTÁS LEYENDO
SI ERES TÚ
FanfictionChiara y Violeta vuelven a enfrentarse a un nuevo desafío: el presente. ¿Podrán superar el pasado que las une?