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Narrador omnisciente

Los ojos de Pierre se abren con dificultad, como si la luz que entra por la ventana fuera un golpe directo a su rostro. La intensidad del resplandor lo molesta profundamente, pero tras varios segundos de lucha, sus pupilas se ajustan y, finalmente, logra enfocar con claridad el lugar que lo rodea. El techo blanco y las paredes impecablemente ordenadas de la habitación hospitalaria lo confunden al principio, pero poco a poco la realidad comienza a asentarse en su mente, trayendo consigo las imágenes dispersas del accidente, el rugido de los motores, el impacto brutal y, finalmente, una voz en su oído... la voz de Scarlett, suplicándole que no la dejara. Un suspiro agudo se escapa de sus labios al recordar ese instante de angustia, y por un momento, sus pensamientos se desordenan nuevamente.

Sin embargo, la figura que está frente a él pronto recobra su atención. Pierre gira la cabeza y se da cuenta de que Scarlett está allí, cerca, en la camilla a su lado. Su cuerpo pequeño y delicado se encuentra tendido con una calma que él no esperaba ver, especialmente después de todo lo que sucedió. Ella está dormida, o al menos parece estarlo, con la cabeza descansando sobre sus brazos y sus ojos cerrados, lo que provoca en él una extraña sensación de paz, mezclada con la preocupación. Es como si el mundo a su alrededor hubiera desaparecido por un momento, y todo lo que quedara fuera ella, en su aparente serenidad.

Instintivamente, la mano de Pierre se extiende hacia ella, y acaricia suavemente su cabello rubio, dejando escapar una pequeña sonrisa que, por breve que sea, llena de ternura el aire que los rodea. En ese instante, como si respondiera al toque, los ojos de Scarlett se abren lentamente, como si despertara de un sueño profundo y placentero, y lo primero que ve es su rostro, un rostro familiar que la hace sentir en casa.

—Pierre... —su voz suena suave, cargada de alivio. Alza la cabeza lentamente, sin hacer demasiados movimientos bruscos, y se coloca de pie al lado de la camilla. Su mirada busca la de él, con una suavidad que es imposible de ignorar—. ¿Cómo te encuentras?

Pierre la observa con una mezcla de emoción y cansancio. La presencia de Scarlett es reconfortante, pero su cuerpo sigue sintiendo los restos de la batalla que ha librado.

—Tengo hambre... —confiesa, y en el mismo instante se da cuenta de lo trivial que suena, pero no le importa. La necesidad física le recuerda lo vulnerable que está. Después, suspira, y el dolor comienza a asomarse en su rostro—. Pero por lo demás... Me duele el cuerpo. Todo me duele...

Ella le sonríe con suavidad, buscando tranquilizarlo.

—Tranquilo, Pierre... —le responde con un tono calmado, como si nada pudiera romper la paz que busca transmitirle—. La doctora llegará enseguida, y también te traerá el desayuno.

Él asiente, pero algo lo atormenta. Su mente quiere ordenar los recuerdos, y en medio de todo, una pregunta surge con urgencia.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí? —su voz suena baja, casi incrédula, como si no pudiera comprender lo que le está sucediendo.

—Desde ayer —responde Scarlett, notando la sorpresa en su rostro, como si no esperara haber estado tanto tiempo inconsciente. Una ligera risa escapa de sus labios al recordarlo—. No sabes el susto que me diste. Incluso salté a la pista para asegurarme de que estuvieras bien...

Pierre la mira, sorprendido y al mismo tiempo un tanto asombrado.

—¿T... Tú saltaste a la pista? —su voz vacila, y no puede evitar que su corazón lata con fuerza al imaginarse la escena. El miedo de Scarlett lo golpea de lleno, y su pecho se aprieta al pensarlo.

Scarlett asiente con naturalidad, como si fuera lo más común del mundo.

—Sí —dice sin titubear, como si no hubiera otra opción. A sus ojos, él es lo más importante, y cuando uno de los suyos está en peligro, nada la detiene.

ꜱɪᴅᴇ ʙʏ ꜱɪᴅᴇ | ᴾⁱᵉʳʳᵉ ᴳᵃˢˡʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora