El teléfono vibró suavemente sobre el escritorio de Haein, interrumpiendo su concentración en los documentos de un caso reciente. Apenas había pasado un mes desde que había empezado como fiscal en la Unidad de Víctimas Especiales, pero el trabajo ya la mantenía ocupada día y noche. No era de sorprender que, cuando Yeonjun entró en su oficina con una expresión sombría, ella supiera que no traía buenas noticias.
—Haein, tenemos que hablar —dijo él, su voz firme pero con un leve temblor que delataba la gravedad del asunto.
Yeonjun dejó caer un archivo grueso frente a ella. Sin una palabra más, lo abrió, revelando una serie de fotografías de una escena del crimen que reconoció al instante: el homicidio en el que habían trabajado juntos hacía semanas.
—¿Qué pasa? —preguntó Haein, confundida. —¿Encontraron algo nuevo?
Yeonjun asintió lentamente, sus ojos fijos en las fotos.
—Sí. Y va más allá de lo que imaginábamos. —Extrajo una nota vieja del archivo, amarillenta y arrugada, que había sido encontrada recientemente en la escena del crimen. En ella, destacaba un nombre: Kang Jihoon.
Haein sintió que el mundo a su alrededor se detenía. Ese era el nombre de su padre.
—No puede ser —susurró, tomando la nota con manos temblorosas. —¿Cómo...?
—Parece que el homicidio que estábamos investigando está relacionado con la misma red de corrupción que tu padre seguía hace años —explicó Yeonjun, su mirada seria. —Tu padre no murió solo por accidente. Estaba investigando algo que lo llevó directamente a ellos.
El silencio entre ambos se hizo pesado. Haein cerró los ojos un momento, luchando por contener las emociones que bullían en su interior. La noche del accidente, la persecución, el terror... todo volvía a ella con una claridad dolorosa.
—Yeonjun, tenemos que reabrir este caso. No podemos dejar que lo que le hicieron a mi padre quede impune —dijo ella, levantándose bruscamente.
Pero antes de que pudiera continuar, Yeonjun levantó una mano, deteniéndola con una mirada firme.
—Haein, no puedes hacerlo. Eres la fiscal de este caso. Tu trabajo es presentar la evidencia y asegurar que el proceso judicial sea justo. No puedes involucrarte emocionalmente. Además, si te sumerges en esto, pondrás en riesgo la objetividad del caso. Sabes cómo funciona el sistema.
Haein apretó los puños, intentando calmar la frustración que la invadía. Sabía que él tenía razón, pero la sed de justicia por su padre la consumía.
—Lo sé —respondió, tomando aire—, pero si hay una conexión entre la muerte de mi padre y esta red de corrupción, no puedo quedarme de brazos cruzados. Necesito hacer algo.
—No te estoy pidiendo que te alejes por completo —dijo Yeonjun, su tono más suave—. Pero necesitamos hacerlo bien. Déjame investigar. Yo puedo sumergirme en el caso, seguir las pistas, y tú, como fiscal, harás tu parte cuando sea el momento. Pero no podemos permitirnos errores, Haein.
Ella asintió lentamente, aunque el peso de la impotencia seguía presionando en su pecho. Él siempre había sido más racional, siempre un paso adelante en mantener el control. Pero en ese momento, Haein sentía que el control era lo último que tenía.
—¿Qué más sabes sobre la red de corrupción? —preguntó, tratando de cambiar el enfoque.
—Apenas estamos empezando a tirar del hilo. Pero parece que hay altos mandos involucrados, gente con poder que podría estar moviendo las piezas desde las sombras —dijo Yeonjun, cruzándose de brazos—. Tu padre estaba siguiendo una pista muy grande. Y ahora que el nombre de Kang Jihoon ha vuelto a salir a la luz, es posible que quienes están detrás de esto se pongan más nerviosos.
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Between wounds and needles - Choi Yeonjun.
ActionChoi Yeonjun, un sargento con una reputación de seriedad y frialdad, se encuentra con la nueva fiscal, Kang Haein, en la Unidad de Víctimas Especiales. Desde su primer encuentro, sus personalidades chocan: mientras Yeonjun se muestra distante y rese...