16- Kiddy y los enamorados.

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La tarde avanzaba cuando el cielo comenzó a oscurecerse aún más, y un viento helado empezó a soplar. Las primeras ráfagas de nieve se arremolinaron afuera, creando un espectáculo visual que, sin embargo, trajo consigo una sensación de inquietud.

—Parece que se aproxima una tormenta —comentó el padre de Yeonjun, mirando por la ventana mientras el viento aullaba.

La madre de Yeonjun, preocupada por el clima, se volvió hacia Haein, quien estaba sentada en el sofá con el gatito que ellos nombraron "Kiddy", acurrucado en su regazo, tratando de mantener al pequeño felino caliente con una manta.

—Haein, creo que lo más seguro sería que te quedaras aquí esta noche —sugirió la madre de Yeonjun con voz firme.

—¿Quedarme? Pero yo... —comenzó Haein, un poco sorprendida.

—No hay discusión. La tormenta se intensificará, y no quiero que estés afuera en esas condiciones. Además, tenemos espacio de sobra —insistió, mirándola con un aire maternal.

Yeonjun se quedó en silencio, observando cómo su madre se hacía cargo de la situación. Aunque le gustaba tener a Haein cerca, no pudo evitar sentir un pequeño retortijón de celos al ver que toda la atención de ella se centraba en el gato. Kiddy, con su suave pelaje blanco y gris, había capturado por completo el corazón de Haein.

—Está bien, me quedaré —respondió finalmente Haein, sonriendo a la madre de Yeonjun mientras acariciaba a Kiddy, que comenzaba a ronronear suavemente.

—¡Perfecto! —exclamó la madre de Yeonjun, satisfecha—. Vamos a preparar un lugar cómodo para ti.

Mientras la madre de Yeonjun se dirigía a la cocina, él se acercó a Haein, observando cómo ella jugaba con el pequeño gato.

—¿No crees que le estás dando demasiada atención a Kiddy? —bromeó Yeonjun, tratando de esconder su celosía detrás de una sonrisa.

—¡No puedo evitarlo! —respondió Haein, riendo mientras Kiddy le lamía los dedos—. Es tan dulce y necesita cariño.

—Yo también necesito cariño —dijo él, cruzando los brazos y adoptando una expresión de puchero.

Haein se giró hacia él, notando su tono de voz, y no pudo evitar reírse.

—Oh, Yeonjun, no seas celoso. Tú también tienes mi atención, ¡pero Kiddy es un gatito rescatado!

—Lo sé, lo sé —respondió, haciendo un esfuerzo por parecer indiferente—. Pero no puedo evitar sentirme un poco desplazado.

Con una sonrisa, Haein dejó a Kiddy en el sofá y se acercó a Yeonjun.

—¿Ves? Aquí estoy —dijo, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y mirándolo a los ojos—. No te vas a librar de mí tan fácilmente.

Yeonjun sintió que su corazón se derretía ante su cercanía, y se inclinó hacia ella, apretando suavemente su cintura.

—Está bien, está bien —respondió, sonriendo al final—. Promete no dejar que Kiddy me desplace por completo.

—Lo prometo —dijo ella con una risita.

A medida que la tormenta de nieve azotaba el exterior, la casa se convirtió en un refugio cálido y acogedor. La madre de Yeonjun preparó chocolate caliente, y juntos, se acomodaron en el sofá, creando un pequeño nido de mantas y almohadas. Kiddy se movía entre ellos, buscando el calor y la comodidad de sus brazos.

Between wounds and needles - Choi Yeonjun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora