22- Emboscada.

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La víspera de Navidad había llegado, y en el ambiente se sentía una mezcla de nostalgia y emoción que hacía brillar las calles iluminadas de la ciudad. Para Haein, la Navidad siempre había tenido un significado especial, ya que era la época del año en que la familia se reunía, y aunque su familia ya no estuviera completa, aún encontraba paz al compartir estos momentos con sus seres queridos. Este año, sin embargo, se sentía diferente.

Había pasado semanas organizando una cena en casa de su madre, con la esperanza de que Yeonjun pudiera acompañarla. Sabía que él no era el hombre más expresivo ni el más dado a las festividades, pero con el tiempo había aprendido que, en el fondo, la calidez de estas celebraciones también le agradaba. Sin embargo, mientras se acercaba la hora de la cena, Haein no había recibido noticias de él, lo cual era extraño. Intentó llamarlo varias veces, pero cada llamada fue directa al buzón de voz.

—Yeonjun, ¿dónde estás? —murmuró, mirando el reloj y sintiendo cómo la preocupación comenzaba a tomar el lugar de la emoción.













La noche había caído sobre la ciudad, fría y llena de un silencio que solo acentuaba el eco de las botas de Yeonjun sobre el pavimento. Iba camino a la casa de la madre de Haein, con el anillo que le había comprado guardado en el bolsillo. Sentía un leve nerviosismo, mezclado con ilusión; no se trataba de una propuesta de matrimonio, pero, para él, ese anillo simbolizaba su compromiso hacia ella. Algo especial para darle en la noche de Navidad, y una promesa de que estaría a su lado, a pesar de los peligros que los rodeaban. Sin embargo, los pensamientos que lo hacían sonreír se esfumaron cuando notó algo extraño en la quietud de la calle.

A medida que avanzaba por una calle oscura y desierta, sus sentidos se agudizaron. Miró a su alrededor, notando un par de sombras moviéndose en un callejón cercano. No había patrullas cerca y, considerando los antecedentes recientes, cualquier situación anormal podía significar peligro. Sin embargo, antes de que pudiera decidir qué hacer, escuchó un paso detrás de él y, en un parpadeo, sintió un fuerte golpe en la espalda que lo hizo tambalearse.

—¡Sargento Choi! —gritó uno de los hombres mientras otros dos aparecían de la oscuridad. Yeonjun reaccionó instintivamente, girando para esquivar otro ataque que venía directo hacia él.

Los hombres que lo rodeaban llevaban la intención clara en los ojos. No eran simples delincuentes; esto era una emboscada bien planeada. Una confirmación de que Kim Sung-joon había dado la orden. Yeonjun apretó los dientes, sabiendo que debía defenderse con todas sus fuerzas.

El primer hombre se abalanzó con un cuchillo en mano. Yeonjun logró detenerlo, bloqueando el ataque con su brazo, aunque el filo alcanzó a rozar su piel, dejando una herida superficial que ardía. Devolvió el golpe con un puñetazo que derribó al atacante, pero otros dos aparecieron inmediatamente después, moviéndose rápido para evitar que tuviera oportunidad de defenderse.

Sintió un golpe en el costado y después una patada en el muslo, que casi lo hizo caer. Se aferró a la pared, jadeando, mientras uno de los hombres, con una sonrisa siniestra en su rostro, levantaba su cuchillo para atacar de nuevo.

—Esto es un mensaje de Kim Sung-joon, sargento. Te advertimos que no te metieras en sus asuntos —dijo el hombre mientras bajaba el cuchillo con fuerza.

Yeonjun apenas logró esquivar el ataque, aunque el filo del cuchillo rasgó su chaqueta y la piel debajo. Sentía cómo el dolor aumentaba con cada movimiento, pero no podía permitirse caer; si lo hacía, sabía que no saldría de allí con vida. En ese momento, sus pensamientos volaron a Haein. A la espera que ella, seguramente, estaba soportando, aún en la cena familiar, mientras él estaba en ese callejón, solo, enfrentando a esos hombres que buscaban acabar con él.

Between wounds and needles - Choi Yeonjun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora