25- Kang Jihoon.

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2007, meses antes del fallecimiento de Kang Jihoon.

En un rincón oscuro de la ciudad, un pequeño café era el punto de encuentro de algunos de los personajes más influyentes y temidos. Entre ellos, Kim Sung-joon, un empresario que había construido su imperio a base de conexiones dudosas y manipulación, y Kang Jihoon, un investigador privado conocido por su valentía y su integridad. Era un día gris, pero el ambiente en el café estaba cargado de tensión y secretos.

Kang Jihoon entró al establecimiento, su mirada firme y decidida, mientras sus pensamientos giraban en torno a la misión que había asumido. Se había infiltrado en el círculo de Sung-joon, decidido a recopilar información sobre su red de corrupción que, según sus fuentes, se extendía incluso dentro de las filas de la policía. Estaba acompañado por Park Jisoo, un antiguo compañero de trabajo, cuyo conocimiento de los entresijos de la corrupción lo había llevado a cruzar caminos peligrosos.

Ambos se sentaron en una mesa apartada, lejos de las miradas curiosas. Jihoon observó a Sung-joon desde su asiento. A pesar de su éxito aparente, la ambición del empresario era palpable, una chispa en sus ojos que lo delataba.

—¿Estás seguro de esto? —preguntó Jisoo, echando un vistazo alrededor para asegurarse de que no fueran escuchados.

—No tenemos otra opción. —Jihoon se inclinó hacia adelante, su voz un susurro—. Este es el único camino que tenemos para exponerlo. Sung-joon tiene conexiones en todos lados, y si logramos juntar las piezas, podemos llevarlo ante la justicia.

Jisoo asintió, pero su rostro reflejaba una preocupación creciente. Sabía que desafiar a Sung-joon era un juego peligroso, pero también entendía que la corrupción que se extendía por la ciudad necesitaba ser expuesta.

En ese momento, Sung-joon se acercó a ellos con una sonrisa calculada. Era un hombre carismático, siempre envuelto en un aire de confianza que podía seducir a cualquiera.

—Kang, Park, qué bueno verlos. Espero que estén disfrutando del café —dijo, tomando asiento en la mesa sin invitación—. Siempre es un placer tener a hombres tan comprometidos en este círculo.

Jihoon sonrió cordialmente, aunque sabía que detrás de esa amabilidad había una amenaza latente.

—La verdad es que estamos trabajando en algunos proyectos, tratando de mejorar la comunidad —respondió Jihoon, eligiendo sus palabras con cuidado.

Sung-joon lo miró de cerca, su expresión cambiando ligeramente, como si hubiera percibido el trasfondo de su respuesta.

—Siempre es bueno escuchar que hay personas que se preocupan por el bienestar de la comunidad —dijo, aunque su tono no era del todo sincero—. A veces, es un trabajo ingrato. Pero hay que saber jugar bien las cartas, ¿no creen?

Jihoon sintió que el aire se volvía más pesado. La frase era un recordatorio de la realidad en la que se movían: un mundo donde la lealtad era escasa y la traición podía surgir de las sombras en cualquier momento.


Con cada encuentro, Jihoon y Jisoo recolectaban información. Las conversaciones de Sung-joon eran una mezcla de halagos y amenazas veladas, y a medida que avanzaban las semanas, su relación se tornaba cada vez más tensa. Jihoon se dio cuenta de que había otros en la mesa que escuchaban más de lo que parecía, y la desconfianza empezaba a filtrarse entre sus compañeros.

Con el tiempo, Jihoon y Jisoo lograron recopilar suficiente información para presentar un caso sólido, pero también sabían que el tiempo se estaba agotando. A medida que sus investigaciones se acercaban a la verdad, los peligros aumentaban.

Between wounds and needles - Choi Yeonjun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora