Los días continuaban, pero algo había cambiado para Angel. En la misma rutina de siempre, en medio de la soledad y las miradas que seguían acechándolo, había un momento en el día que se sentía diferente. El recreo.
Cada día, al sonar el timbre que indicaba el descanso, Angel se dirigía al mismo árbol donde solía sentarse solo. Sin embargo, ahora ya no era el refugio donde se escondía de los demás. Nejire solía acercarse, siempre con su sonrisa genuina, y a lo largo de los días, esa sonrisa había comenzado a romper lentamente las barreras que Angel había construido.
Era algo simple. No había grandes gestos ni palabras complicadas. Solo conversaciones que empezaban con preguntas sencillas, sobre héroes, sobre la escuela, sobre los colores del cielo. Cosas que Angel nunca había considerado importantes, pero que, de alguna manera, comenzaban a llenar el silencio incómodo que lo rodeaba.
Al principio, él se limitaba a escuchar, sin decir mucho. Aún le costaba entender por qué Nejire seguía viniendo cada día, por qué seguía hablándole. Pero la verdad era que esos momentos, esos pequeños ratos en el recreo, lo sacaban de su abrumadora realidad. Era como si, durante esa hora, el dolor, las miradas, los insultos, todo lo que lo aplastaba desapareciera.
— "Hoy el cielo está más azul que ayer, ¿no te parece?" —dijo Nejire un día, señalando hacia arriba mientras se sentaba a su lado en el suelo.
Angel alzó la vista, siguiendo la dirección de su dedo. Nunca se había detenido a observar el cielo. Para él, siempre había sido solo una parte más del escenario que lo rodeaba, pero ahora, al verlo desde la perspectiva de Nejire, algo cambió. Era azul, claro y brillante, casi como si estuviera pintado de un color que antes no podía notar.
— "Supongo..." —respondió, sin saber exactamente qué decir.
Nejire rió suavemente, y su risa llenó el aire de una forma que lo relajó, aunque solo fuera por un momento.
— "¡Claro que lo es! Fíjate bien, cada día tiene su propio color, si prestas atención. Es como si el cielo siempre estuviera contando una historia."
Angel no entendía del todo lo que ella quería decir, pero le gustaba escucharla. Cada día, ella encontraba algo nuevo para hablar, y él empezaba a disfrutar esos pequeños momentos. Era la primera vez en mucho tiempo que no se sentía completamente invisible.
Los días pasaban, y aunque nada había cambiado en la escuela o en su hogar, Angel notaba que algo dentro de él empezaba a moverse. Era algo sutil, casi imperceptible, pero estaba allí. Nejire no dejaba de aparecer, no dejaba de hacer preguntas, y él, de alguna manera, comenzó a responder más.
— "¿Te gustan los deportes?" —preguntó Nejire un día, mientras jugaba con una ramita, dibujando pequeños círculos en el suelo.
Angel dudó por un segundo. Nunca había pensado mucho en los deportes. En realidad, no le gustaba mucho el gimnasio, ya que era otro lugar donde lo ignoraban o lo empujaban a los márgenes.
— "No... no mucho." —respondió finalmente.
Nejire asintió, sin presionarlo más, pero luego sonrió.
— "A mí tampoco. Me aburre correr en círculos todo el tiempo." —dijo, riendo— "¡Pero a veces es divertido saltar lo más alto posible! Como si estuvieras volando."
Angel sintió que algo dentro de él se aflojaba un poco. La forma en que ella hablaba, siempre con una energía que hacía que incluso los temas más simples fueran interesantes, lo hacía sentir un poco más ligero. No necesitaba esforzarse para ser alguien más cuando estaba con ella.
ESTÁS LEYENDO
El Otro Lado de la Moneda [BNHA FIC]
FanfictionEn un mundo donde los quirks lo son todo, Angel creció a la sombra de aquellos que tenían poder, marcado por la etiqueta que detestaba con cada fibra de su ser: quirkless. Desde su infancia, Angel fue objeto de desprecio, no solo en la escuela, dond...