-8-La Oferta del Oyabun

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La semana había pasado lentamente, como si el tiempo estuviera jugando una broma cruel con Angel. Cada día, cada hora, sentía el peso de la oferta que le habían hecho. Unirse a la mafia no era algo que hubiera considerado antes, pero ahora parecía que el mundo lo estaba empujando hacia esa dirección. ¿Qué opciones tenía realmente? Seguir escondiéndose, viviendo como un fantasma, robando lo necesario para sobrevivir... o dar el salto a algo más grande, más peligroso.

Durante esos días, Angel pasó largas horas encerrado en su refugio, mirando las paredes mohosas del sótano mientras su mente giraba en mil direcciones. Las noticias no paraban de hablar del "ladrón fantasma", y aunque había dejado de actuar, sabía que no sería suficiente para desviar la atención de los héroes por mucho tiempo.

¿Y si me atrapan? ¿Y si siguen el rastro hasta aquí?-se preguntaba constantemente. La paranoia lo consumía cada vez que oía pasos cerca de su guarida, cada vez que veía las luces de los patrulleros iluminando los callejones. Sabía que su tiempo estaba agotándose y que ya no podía seguir ocultándose sin enfrentar las consecuencias.

Pero la oferta de la mafia no lo convencía del todo. ¿Cómo podía confiar en ellos? Sabía que unirse a ellos significaba atarse a algo mucho más grande de lo que podía controlar. Pero, por otro lado, ¿qué control tenía sobre su vida ahora mismo?

Nada realmente

Finalmente, llegó la noche. Angel, tras haberlo pensado durante una semana, sabía que no tenía otra opción. Había rechazado su orgullo y su deseo de seguir solo. Si quería sobrevivir, si quería tener alguna posibilidad de salir adelante, tenía que recurrir a la mafia.

La lluvia caía suavemente sobre las calles del distrito de Nago, mientras Angel caminaba en silencio. Su capucha le cubría el rostro, y aunque su corazón latía con fuerza, sus pasos eran cautelosos. Todavía no estaba seguro de su decisión. Cada vez que se acercaba más a la dirección indicada, la duda volvía a apoderarse de él.

Cuando llegó al imponente portón de madera de la Shie Hassaikai, Angel se detuvo. El aire era pesado, la estructura frente a él parecía más grande de lo que había imaginado. Las luces de la noche apenas iluminaban el enorme edificio, pero sentía que detrás de esas puertas se ocultaba algo más profundo, más peligroso.

Angel dudó.

Por un instante, pensó en dar la vuelta, en volver a su sótano y seguir viviendo como lo había hecho hasta ahora. Pero entonces, las palabras del hombre que lo reclutó resonaron en su mente. "Si sigues así, tarde o temprano caerás, y nadie te recordará."

El peso de esa verdad lo aplastó. No podía volver atrás. No sin algo más a lo que aferrarse.

Con la mano temblorosa, golpeó la puerta tres veces, tal como se le había indicado en la carta. El sonido retumbó en el aire húmedo de la noche, haciendo eco en las paredes que lo rodeaban. Durante un momento, pensó que no había vuelta atrás.

La puerta se abrió lentamente, revelando a un hombre de traje oscuro, cuyo rostro mostraba una mezcla de curiosidad y reconocimiento.

- "¿Tienes la carta?" -preguntó el hombre sin rodeos.

Angel, aún tembloroso, sacó la tarjeta del bolsillo y se la mostró. El hombre la tomó, la observó brevemente, y luego le hizo un gesto con la cabeza.

- "Sígueme."

Angel entró en el recinto con el estómago en un nudo. El lugar, a pesar de su apariencia tradicional, emanaba una atmósfera pesada. A cada paso que daba, sentía que estaba cruzando un límite del que no habría retorno. El silencio de los pasillos, el eco de sus pasos en las paredes cubiertas de madera, lo hacían sentir pequeño e insignificante.

El Otro Lado de la Moneda    [BNHA FIC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora