El ambiente en el que Caitlyn y Vi se movían había cambiado. Las amenazas no eran algo pasajero, sino una realidad constante que las forzaba a ajustar cada aspecto de su vida. Lo que había comenzado como un caso más para Caitlyn había escalado a un nivel peligroso e incontrolable. El narcotraficante que estaba detrás del juicio no tenía escrúpulos, y su red de violencia estaba dispuesta a alcanzarla a ella y a las personas más cercanas a su corazón.
En una tarde lluviosa, mientras las gotas golpeaban con fuerza contra las ventanas del departamento de Caitlyn, su teléfono vibró con fuerza en la mesa. El sonido se sintió más agudo de lo normal, haciendo que sus nervios, ya tensos, se estremecieran. Vi, que estaba sentada frente a ella revisando algunos informes de su clínica, levantó la vista al notar la inquietud en el rostro de Caitlyn.
Con dedos temblorosos, Caitlyn desbloqueó el teléfono y su mirada se quedó fija en la pantalla. Otro mensaje. El tono del narcotraficante había cambiado de una manera aterradora:
"No es solo tu vida la que está en peligro, abogada. Mira a tu alrededor. Observa a las personas que amas, porque si no te detienes, empezarás a perderlas. Tú decides quién será la primera en caer."
Las palabras eran como un puñal que perforaba su tranquilidad. Caitlyn sintió que el aire abandonaba su pecho y su rostro palideció al instante.
Vi notó la transformación inmediata en ella y se acercó, preocupada. —¿Qué pasa, Cait?
Caitlyn le mostró el teléfono sin decir una palabra, sus manos aún temblando mientras Vi leía el mensaje. La reacción de Vi fue rápida; su mandíbula se tensó y sus ojos se oscurecieron con una mezcla de rabia y miedo.
—Esto ya es demasiado. —Vi susurró, apretando el teléfono entre sus dedos—. Tenemos que actuar, y lo tenemos que hacer ahora. No podemos seguir esperando a ver qué pasa.
Caitlyn, que normalmente habría intentado calmar la situación, esta vez se sintió completamente fuera de control. Sabía que la gravedad de las amenazas había llegado a un punto de no retorno. No se trataba solo de ella; ahora se trataba de Vi, de sus amigos, de sus familias. Todos estaban en la mira, y no podía vivir con esa carga.
—No sé qué hacer, Vi, —dijo finalmente, con la voz rota—. Si seguimos adelante, estoy segura de que va a atacarnos. No tengo duda de que es capaz de hacerlo.
Vi la tomó por los hombros y la obligó a mirarla directamente a los ojos. —No vamos a dejar que ese tipo gane. Esto no se trata solo de ti, Cait, se trata de todas las personas que has protegido, de las vidas que has cambiado con tu trabajo. No podemos rendirnos ahora.
Las palabras de Vi eran reconfortantes, pero el miedo seguía clavado en el pecho de Caitlyn. Sin embargo, no podía permitirse mostrarse débil en ese momento. A pesar de su miedo, sabía que Vi tenía razón. Ambas debían enfrentarlo juntas, más fuertes que nunca.
—Tienes razón, —murmuró Caitlyn—. No podemos dejar que nos venza. Pero también necesitamos cambiar todo. No es seguro seguir así.
Y así, las decisiones comenzaron a tomar forma.
Pasaron varios días desde el último mensaje amenazante, pero la tensión no disminuía. Caitlyn y Vi habían tomado medidas rápidas y contundentes. La primera fue mudarse a un apartamento más seguro. Tras revisar varias opciones, encontraron uno que cumplía con todos los requisitos: alta seguridad, vigilancia las 24 horas y un sistema de protección de última generación. No querían dejar ningún cabo suelto.
—Este será nuestro hogar por ahora, —dijo Caitlyn, recorriendo el nuevo departamento con la mirada. Aunque estaba diseñado para la máxima seguridad, también tenía un aire acogedor. Desde las grandes ventanas se podía ver toda la ciudad iluminada, pero lo más importante era que se sentían protegidas.
Vi se acercó por detrás y envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Caitlyn. —No será fácil, pero lo haremos funcionar.
Caitlyn se giró en sus brazos y la miró fijamente, sintiendo el alivio de haber tomado una decisión importante. Estar juntas, protegerse mutuamente, era lo que importaba ahora. Aunque el peligro estaba presente, al menos tenían ese espacio donde podían sentirse a salvo.
—Nos estamos mudando juntas, —murmuró Caitlyn, aún procesando la magnitud de ese paso—. Nunca pensé que pasaría así, tan rápido, por circunstancias como estas.
Vi sonrió, apretándola un poco más fuerte. —Lo importante es que estamos aquí, juntas. Y a pesar de todo, no puedo evitar sentirme feliz de que hayamos tomado esta decisión.
Caitlyn asintió, con una sonrisa suave en los labios. Vi siempre sabía cómo hacerla sentir mejor, cómo transformar un momento de caos en algo más manejable, más humano.
—Vamos a estar bien, Vi. Lo sé.
Mientras el proceso de mudanza y adaptación seguía su curso, las amenazas no desaparecían. Cada día traía un nuevo mensaje, más críptico y aterrador que el anterior. Caitlyn había decidido cambiar también la ubicación de su oficina, trasladándose a un lugar más discreto, menos expuesto. La idea de continuar en su antigua oficina ya no era una opción; había demasiadas formas en las que el narcotraficante podría alcanzarla allí.
Vi también había solicitado su traslado a una clínica con mejores sistemas de seguridad. No era lo que había planeado para su carrera, pero las circunstancias lo demandaban. No podían arriesgarse a seguir en sus viejos lugares de trabajo.
Ambas sabían que estaban siendo cazadas.
Una noche, después de una larga jornada de reuniones y revisiones de seguridad, Caitlyn y Vi estaban descansando en su nuevo apartamento, tratando de desconectar del caos que las rodeaba. Vi estaba jugando a un videojuego en el sofá mientras Caitlyn la observaba desde la cocina, sirviendo dos copas de vino.
—¿Otra ronda? —preguntó Caitlyn, levantando una ceja mientras sostenía las copas.
Vi asintió con una sonrisa, aunque su concentración seguía puesta en la pantalla. —Solo si me prometes que no te rendirás cuando te gane esta vez.
Caitlyn se rió, caminando hacia el sofá y sentándose a su lado. —¿Te has olvidado quién te enseñó a jugar a ese juego?
La noche avanzó entre risas y pequeños momentos de paz, una especie de respiro en medio de la tormenta que se avecinaba. Aunque las cosas estaban lejos de ser perfectas, al menos se tenían la una a la otra, y eso era lo único que las mantenía a flote.
El fin de semana llegó, y Caitlyn y Vi decidieron invitar a sus familias para discutir la situación con ellos. Aunque era un encuentro delicado, sabían que necesitaban el apoyo de todos. La amenaza del narcotraficante no podía ser ignorada ni subestimada.
La madre de Caitlyn llegó primera, seguida por Vander y los hermanos adoptivos de Vi. Las tensiones eran evidentes, pero todos entendían la gravedad del asunto.
—Lamento que esto haya tenido que ser bajo estas circunstancias, —dijo Caitlyn mientras miraba a ambas familias—. Sé que han pasado muchos años y muchas cosas han cambiado, pero necesitamos estar unidos en esto. La situación es muy delicada, y no quiero poner en riesgo a nadie.
La madre de Caitlyn asintió, con una mirada llena de comprensión. —No te preocupes por eso, hija. Lo más importante ahora es tu seguridad y la de Vi. Haremos lo que sea necesario para protegerlas.
Por su parte, Vander no podía ocultar su preocupación. —Vi, Caitlyn, sé que pueden cuidarse solas, pero este tipo de personas no tienen límites. No van a dudar en atacarlas si creen que eso les beneficiará. Necesitamos reforzar la seguridad en todos los aspectos.
—Ya lo hemos hecho, Vander, —respondió Vi—. Nos estamos mudando a un lugar seguro, tenemos vigilancia y estamos tomando todas las precauciones necesarias.
Sin embargo, no podían evitar sentir que, a pesar de todo, el narcotraficante seguiría acechándolas. Las amenazas continuarían, y sabían que el peligro no desaparecería fácilmente.
Pero en medio del miedo y la incertidumbre, había algo claro para ambas: no iban a dejar que este hombre destruyera lo que habían construido. Su relación, su amor, solo se había fortalecido con cada obstáculo, y aunque el camino por delante era incierto, estaban decididas a enfrentarlo juntas, como siempre.
La batalla contra el peligroso narcotraficante no había hecho más que empezar.
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Ecos de Nosotras.
Fanfiction"Ecos de Nosotras" Después de años sin verse, dos mujeres que compartieron una intensa relación en su juventud se reencuentran en circunstancias inesperadas. Los ecos de su amor pasado aún resuenan en sus corazones, pero ahora deben enfrentarse a la...