Capítulo 15 - Parte 1: Atrapada en la Oscuridad

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La atmósfera en el hospital estaba cargada de tensión, una que iba más allá de las paredes blancas y el olor a desinfectante. Cada paso que Vi y Caitlyn daban hacia la habitación de Lux estaba impregnado de un nerviosismo creciente, como si el aire se volviera más pesado con cada metro que avanzaban. Jinx caminaba entre ellas, su rostro demacrado por el cansancio y la preocupación.

Lux, su pareja, había sido víctima de un brutal ataque a plena luz del día. Y aunque los médicos habían logrado estabilizarla, la herida que cargaba en su corazón era mucho más profunda que las físicas. Vi lo sabía mejor que nadie. La había visto mirar a Lux en silencio, con una expresión que le recordaba lo que era perder algo que amabas.

Caitlyn, a su lado, estaba más silenciosa de lo habitual. Desde el primer ataque a Lux, había cargado con una culpa que se negaba a compartir. Su mente no dejaba de recordarle que, de no haber sido por el caso que llevaba contra el narcotraficante, todo esto no habría sucedido. Las amenazas que habían comenzado a recibir semanas atrás se habían convertido en una tormenta que parecía arrasar con todo a su paso.

—Cait, vamos a salir de esta. Te lo prometo —Vi susurró, apretando su mano con fuerza.
Aún estaba alerta, escaneando cada sombra, cada figura en movimiento. Sabía que el peligro estaba más cerca de lo que podían ver.

Al llegar a la habitación de Lux, el ambiente se volvió más denso. El sonido de los monitores y el goteo constante del suero contrastaban con el silencio emocional de las tres. Lux yacía en la cama, su rostro pálido y magullado por el ataque. Verla así removió algo en Caitlyn. Era como si toda la culpa se concentrara en ese cuarto pequeño, haciéndola casi insoportable.

—Lo siento tanto... —murmuró Caitlyn, su voz apenas audible.

Vi la miró, sabiendo lo que sentía. Había tratado de ayudarla, de hacerle entender que las decisiones que había tomado como abogada no eran la causa directa de la violencia, pero Caitlyn era obstinada. Esa culpabilidad había cavado hondo en su ser.

Mientras Jinx se acercaba a Lux, Caitlyn salió de la habitación para tomar un respiro.

Necesitaba aire, necesitaba espacio para ordenar sus pensamientos, pero lo que sentía dentro de sí era un torbellino que no se detenía. Caminó hacia el pasillo, recargando su espalda contra la pared fría. Cerró los ojos, dejando que el peso de las emociones la arrastrara momentáneamente.

Vi la observaba desde la puerta.

Sabía que Caitlyn estaba al límite, pero también sabía que ella misma no estaba tan lejos. Las amenazas, los ataques, la incertidumbre...
Todo se había intensificado en cuestión de días.

Dias después habían regresado al hospital, Lux se supone que ya estaría mucho mejor.

La luz del día se filtraba a través de las ventanas de la clínica, proyectando patrones en el suelo mientras Caitlyn y Vi caminaban por los pasillos, llenos de esperanza al visitar a Lux. Habían estado esperando este momento, una oportunidad para conectar con su amiga en medio de toda la tensión que había envuelto sus vidas en las últimas semanas. Sin embargo, una sensación inquietante se cernía sobre Caitlyn, como un presagio de lo que estaba por venir.

—¿Te sientes bien? —preguntó Vi, notando la expresión de preocupación en el rostro de Caitlyn.

—Sí, solo... tengo un mal presentimiento —respondió Caitlyn, intentando sacudir la inquietud que le apretaba el pecho. La situación con el narcotraficante seguía siendo una sombra constante, y aunque estaban intentando llevar una vida normal, la sensación de peligro nunca se desvanecía por completo.

Al llegar a la habitación de Lux, encontraron a su amiga con una sonrisa brillante, a pesar de las circunstancias. Lux había sido herida durante el ataque, pero su espíritu seguía intacto.

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