Capítulo 16 - Parte 2: Atrapada en la Oscuridad

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El sonido de las sirenas resonaba en la distancia mientras Vi se dirigía a la estación de policía. Su corazón latía desbocado, una mezcla de temor y determinación la impulsaba a seguir adelante. Con Jinx a su lado, sabía que tenía que actuar rápido. Caitlyn necesitaba ser rescatada, y no podía permitir que el tiempo se interpusiera en su camino.

Las luces del edificio brillaban intensamente, como si fueran faros en la oscuridad. La comisaría estaba repleta de agentes, todos trabajando incansablemente para rastrear a los hombres que habían secuestrado a Caitlyn. Sin embargo, Vi no podía quedarse de brazos cruzados, esperando que otros hicieran el trabajo. Tenía que encontrarla, y lo haría sin importar el costo.

Con un plan rudimentario en mente, se adentraron en las calles cercanas a la última ubicación conocida del narcotraficante.
Sabía que el criminal se movería con cautela, pero su determinación era más fuerte que su miedo. Cada paso que daba resonaba en su mente como un recordatorio de lo que estaba en juego.

Finalmente, localizaron un almacén oscuro, un lugar que emanaba peligro. Con Jinx a su lado, se prepararon para entrar, sabiendo que cualquier cosa podría suceder. El aire era pesado, y la tensión palpable mientras se acercaban al edificio.

A medida que cruzaban la puerta, el silencio se rompió con el sonido de risas burlonas y murmullos. Se ocultaron tras unas cajas, observando a los hombres que estaban allí.
El narcotraficante, un hombre de apariencia robusta y amenazante, estaba en el centro, riendo con sus secuaces. Vi sintió que su corazón se llenaba de rabia al verlo.

—Ahí está —susurró Jinx, señalando a
Caitlyn, quien estaba atada en una esquina.
Su expresión era de miedo, pero también de determinación. Eso la impulsó a seguir adelante.

Vi se sintió invadida por un torrente de emociones. El alivio al ver que Caitlyn estaba viva se mezclaba con la furia hacia el hombre que la había capturado. No podía dejar que esto continuara. Tenía que acabar con esto.

Mientras se movían en silencio hacia su objetivo, Vi sacó su arma, preparada para actuar. Sin embargo, el narcotraficante la había notado.

—¡Miren, tenemos visitas! —gritó, levantándose de su asiento con una sonrisa burlona.

La situación se tornó caótica en un instante.
Los hombres comenzaron a correr hacia ellas, pero Vi, con una mezcla de rabia y desesperación, se abalanzó hacia el narcotraficante. No había vuelta atrás; sabía lo que debía hacer.

—¡Caitlyn! —gritó, mientras se lanzaba hacia el hombre que había traído tanto dolor a su vida.

Las balas comenzaron a volar. Vi se movía con rapidez, esquivando los disparos mientras se acercaba al narcotraficante. Finalmente, se encontraron cara a cara, el odio y la determinación se reflejaban en sus ojos.

—Tú... —comenzó él, pero antes de que pudiera terminar, Vi no dudó.

Disparó. La bala encontró su blanco, y el narcotraficante cayó al suelo, su expresión de sorpresa convirtiéndose rápidamente en agonía. En ese momento, el mundo de Vi se detuvo. Había hecho lo necesario para proteger a Caitlyn, pero a un costo que resonaría en su alma.

Los sicarios restantes, desorientados por la muerte de su líder, comenzaron a rendirse.
Jinx aprovechó la oportunidad para inmovilizarlos uno a uno, y pronto el almacén estaba lleno de hombres atados y sin defensas.

Vi se acercó rápidamente a Caitlyn, cuyas manos estaban aún atadas. La expresión de preocupación en su rostro se transformó en alivio cuando la vio acercarse.

—¡Caitlyn! — la llamó, arrodillándose junto a ella y desatando las cuerdas que la mantenían prisionera.

Las lágrimas comenzaron a brotar en los ojos de Caitlyn cuando finalmente se sintió libre.
Vi la abrazó fuertemente, como si el mundo entero hubiera desaparecido. El alivio y el amor llenaron el espacio entre ellas, y el dolor que habían soportado en las últimas semanas se desvaneció, aunque solo un росо.

Ecos de Nosotras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora