Capítulo 18: Una Promesa Bajo las Estrellas

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Era una tarde cálida en la isla privada que Vi había elegido para el evento. Las olas rompían suavemente en la orilla, mientras una brisa salada acariciaba a los invitados. Caitlyn, rodeada de sus seres queridos, sentía que ese era uno de los días más tranquilos y felices que había tenido en mucho tiempo. Todo lo que había pasado recientemente parecía estar lejos, como si la calma del entorno natural hubiera desterrado el caos.

Caitlyn y Vi estaban tomadas de la mano, sentadas bajo una pérgola decorada con luces tenues y flores frescas. Vi había organizado esta reunión para sus familias y amigos más cercanos, y aunque no le había dicho nada a Caitlyn aún, planeaba hacer algo que cambiaría sus vidas para siempre.

Jayce y Mel, sentados al lado, reían juntos, compartiendo anécdotas que sacaban carcajadas de todos.

—Entonces, ahí estábamos, en medio de la conferencia, y de repente, Jayce decide que es una buena idea... ¡empezar a explicar la teoría cuántica usando una dona! —Mel sonreía mientras contaba la historia, agitando las manos con entusiasmo.

—¡Era la mejor forma de que lo entendieran! —protestó Jayce, encogiéndose de hombros. —Y funcionó, ¿no? Todo el mundo se fue de la conferencia sabiendo que un agujero negro es como el centro de una dona.

—Y también se fueron con hambre —agregó Milo, lo que provocó una nueva ola de risas.

—¿Tienes que burlarte siempre de mi comida? —Jayce lo fulminó con la mirada, aunque sin poder reprimir una sonrisa. Mel, a su lado, le dio un golpecito en la pierna.

—Es que es difícil no hacerlo cuando literalmente explicas todo con comida. —Mel lo miró con esa mezcla de admiración y diversión, lo que dejó en claro la química que había entre ellos. Jayce solo se encogió de hombros y le sonrió con un aire de orgullo.

Lux, mientras tanto, estaba compartiendo historias del hospital con Claggor y Ekko, hablando de cómo estaba recuperándose completamente después del ataque.

—Me alegra que hayas mejorado tanto, Lux. Honestamente, no sé cómo logras mantener esa sonrisa todo el tiempo —comentó Ekko, mirándola con admiración.

—Bueno, si tuviera que elegir entre estar triste o sonreír... prefiero sonreír. Además, así no asusto a mis pacientes. —Lux hizo un gesto cómico, haciendo que todos estallaran en carcajadas.

—¿Y qué pasa si el paciente soy yo? Ya sabes que no me caen muy bien las agujas —agregó Claggor, fingiendo terror.

—Ah, no te preocupes, Claggor. —Lux lo miró con una sonrisa traviesa. —Si llegas a ser mi paciente, haré que sea lo más indoloro posible... pero no prometo nada.

Vi y Caitlyn se miraban, disfrutando de la calidez de la risa de sus amigos y la sensación de estar rodeadas de cariño. Vi, con los nervios a flor de piel, apretó suavemente la mano de Caitlyn. A lo lejos, los tonos anaranjados y rosados del atardecer comenzaban a teñir el horizonte.

—Oye, Cait... —Vi la miró profundamente, su voz era suave pero llena de intenciones ocultas.

—¿Sí, amor? —Caitlyn respondió, con una sonrisa juguetona.

—Te amo. —Vi respiró hondo, sabiendo lo que estaba a punto de hacer.

—Yo también te amo. —Caitlyn la miró con calidez, ajena a lo que estaba por suceder.

—Bueno... —Vi soltó la mano de Caitlyn para ponerse de pie, con su corazón latiendo fuerte en el pecho. Todos los amigos guardaron silencio, dándose cuenta de que algo importante estaba por pasar. Jayce soltó un suave "Oh, vaya" mientras Mel lo golpeaba ligeramente en el brazo para que guardara silencio.

—Hace cuatro meses, creí que iba a perderte para siempre. —Vi comenzó a hablar, su voz temblaba ligeramente. —El solo hecho de pensar que no estarías conmigo, que no podríamos seguir compartiendo nuestras vidas... fue devastador. Y después de todo lo que pasamos juntas, no puedo imaginar mi vida sin ti. Tú me has dado fuerzas en mis peores momentos, me has hecho mejor, y quiero seguir mejorando a tu lado.

Caitlyn la miraba, con los ojos brillando de emoción.

—Por eso, Caitlyn Kiramman... —Vi sacó una pequeña caja de su bolsillo, arrodillándose frente a ella. —Quiero pedirte que pases el resto de tu vida conmigo. Quiero ser tu esposa. ¿Te casarías conmigo?

La multitud guardó silencio, expectante. Caitlyn, con los ojos llenos de lágrimas, asintió mientras una sonrisa radiante iluminaba su rostro.

—Sí, Vi, sí, quiero casarme contigo —dijo con una voz quebrada por la emoción, abrazando a Vi con fuerza.

Los aplausos y vítores de sus amigos llenaron el aire mientras ambas se besaban, sellando ese momento con todo el amor que sentían la una por la otra. Jayce, siempre el bromista, gritó:

—¡Ya era hora! Pensé que tendríamos que intervenir si no lo hacías hoy, Vi. —Todos rieron, y Mel lo empujó suavemente, pero también con una sonrisa en los labios.

—Felicidades, chicas —agregó Mel. —Se lo merecen.

—¡Lo sabía! —exclamó Jinx, abrazando a Vi y Caitlyn al mismo tiempo, casi tirándolas al suelo. —¡Sabía que este momento llegaría!

Caitlyn y Vi rieron, entre lágrimas y abrazos. Se miraron a los ojos, perdiéndose por un momento en la profundidad del amor que compartían. Era un amor que había sido probado en los momentos más oscuros y que, ahora, brillaba con una luz renovada.

El ambiente se llenó de alegría, brindis y risas. Cada uno de los amigos se acercaba para felicitar a Caitlyn y Vi, mientras el sol se ponía lentamente, dejando paso a un cielo estrellado.

—¡Hey! Un brindis por esta escapada espectacular y por el amor que todos compartimos aquí —exclamó Jayce levantando su copa, rompiendo el bullicio de la conversación. Caitlyn y Vi rieron por todo lo que sus amigos y familia hacian. Todo era perfecto.

Caitlyn caminaba al lado de Vi, tomando su mano. No podía evitar sentirse profundamente agradecida por tenerla a su lado. Después de todo lo que habían pasado, aquella escapada a la isla, rodeadas de sus seres queridos, se sentía como una especie de respiro, un descanso merecido. Caitlyn se giró hacia Vi, notando una pequeña sonrisa juguetona en sus labios.

—¿Por qué sonríes así? —preguntó Caitlyn, entrecerrando los ojos con curiosidad.

—No lo sé... tal vez porque hoy es un día especial —respondió Vi, encogiéndose de hombros mientras sus ojos brillaban.

—Es especial porque ahora estamos comprometidas, seremos esposas.

—Cuando te conocí, nunca imaginé que llegaría este momento —continuó Vi, su voz ligeramente temblorosa, aun estaba nerviosa. —Hemos pasado por mucho, y aún con todas las dificultades, lo único que se ha mantenido constante es lo que siento por ti. Me has dado más de lo que nunca pensé que merecía... y, bueno, lo que quiero decir es que no puedo imaginar mi vida sin ti. Y quien lo diria, ahora estamos aqui, juntas y comprometidas. —rio bajo y abrazo a Cait.

Luego de unos minutos de silencio Caitlyn hablo.—No puedo creer que me hayas propuesto matrimonio —dijo Caitlyn, aún sonriendo.

—Yo tampoco —admitió Vi, acariciando su rostro suavemente. —Pero ya no quiero vivir ni un solo día sin saber que estaremos juntas para siempre.

Caitlyn se detuvo, acercándose más a Vi, y la besó con una dulzura infinita. Era un beso cargado de promesas, de amor incondicional y de todas las esperanzas que compartían para su futuro.

—Te amo, Vi. Siempre lo he hecho y siempre lo haré —susurró Caitlyn, apoyando su frente contra la de ella.

—Y yo a ti, Cait. Este es solo el principio.

Ambas se quedaron allí, bajo las estrellas, abrazadas mientras el mundo seguía girando a su alrededor. Era el comienzo de una nueva etapa en sus vidas, una llena de esperanza, felicidad y amor eterno. La noche había sido perfecta, llena de amor, humor y la promesa de un futuro lleno de felicidad para Caitlyn y Vi.

Ecos de Nosotras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora