La sala de conferencias estaba llena de murmullos, el zumbido incesante de trajes formales moviéndose entre las sillas, documentos intercambiándose y voces discutiendo detalles del caso. Caitlyn Kiramman, abogada de renombre especializada en derecho médico, estaba sentada en la primera fila, enfocada en los documentos del próximo testigo que sería llamado a declarar. El caso de negligencia médica en el que trabajaba era complicado y, como siempre, Caitlyn estaba decidida a hacer lo correcto.
—¿Lista para esto, Cait? —preguntó su colega, Jayce, un joven abogado con una energía nerviosa palpable.
Caitlyn asintió sin apartar la vista de los documentos. Para ella, cada caso era una batalla, y este en particular tenía más en juego de lo que había anticipado. Estaba decidida a ganar, a demostrar que la justicia aún podía prevalecer en un sistema que muchas veces se inclinaba hacia los intereses de los poderosos.
—Todo bajo control, Jayce. Vamos a manejarlo. —respondió con firmeza, el tono calmado de siempre. Pero mientras repasaba los nombres de los testigos, su concentración se desmoronó de repente.
El nombre en la lista la golpeó como un puñetazo en el estómago. Dra. Violet Parker.
Su corazón dio un vuelco y la sensación de vértigo fue inmediata. No podía ser. Era imposible.
Caitlyn se quedó inmóvil, repasando ese nombre una y otra vez. No había duda: era Vi. El mismo nombre, la misma mujer que una vez había significado todo para ella, la persona que había amado y perdido. Una mezcla de emociones enterradas comenzó a revolverse en su interior.
Una oleada de recuerdos la golpea con fuerza. No puede ser ella, piensa. Pero es.
El sonido de la puerta del auditorio abriéndose llamó su atención. Vi entró, su presencia dominando la habitación, aunque parecía más frágil de lo que Caitlyn recordaba. El cabello, ahora más corto y desordenado, la bata médica sobre su ropa formal, y esos ojos—esos ojos que aún guardaban la misma intensidad que la había cautivado años atrás.
Violet Parker, la brillante cirujana, la mujer que solía reír y bromear como si el mundo no pudiera lastimarla, ahora parecía marcada por la vida. Había una sombra de cansancio en su rostro, y Caitlyn notó la ligera rigidez en sus movimientos, como si cargara con un peso invisible.
Jayce continuaba hablando a su lado, sin notar el cambio en su compañera.
—Creo que la Dra. Parker será crucial para el caso. Deberíamos prepararnos para ser duros con ella. —Jayce hojeó sus papeles, revisando las notas del testimonio.
Caitlyn no respondió. Todo lo que podía hacer era observar mientras Vi caminaba hacia la mesa del panel. Parecía que el resto de la sala se desvanecía, el bullicio de voces y el ruido de sillas moviéndose desapareciendo en un fondo borroso. Cuando Vi finalmente levantó la vista y sus ojos se encontraron, el impacto fue inmediato.
El aire pareció electrificarse entre ellas. Caitlyn sintió que el tiempo retrocedía, llevándola de vuelta a esos días en los que lo único que importaba era Vi, cuando sus vidas estaban entrelazadas de maneras que ya ni siquiera comprendía del todo.
Los ojos de Vi se ampliaron apenas al reconocerla. Por un instante, Caitlyn pudo ver el torbellino de emociones cruzando el rostro de Vi: sorpresa, dolor, y algo más profundo que no lograba descifrar. Ninguna de las dos movió un músculo. No era necesario. Todo lo que tenían que decir estaba en esa mirada.
Vi, con una respiración profunda, apartó la vista bruscamente, como si el contacto hubiera sido demasiado. La tensión en su cuerpo era visible, y Caitlyn sintió que el peso de los años sin verse estaba más presente que nunca.
Jayce, ignorante de la tormenta emocional que se estaba desatando, siguió hablando en un tono práctico:
—Tendremos que ser estratégicos. Hay que asegurarse de que su testimonio no nos perjudique. —dijo, mirando brevemente hacia el panel.
Caitlyn apenas escuchaba, su mente todavía atrapada en la presencia de Vi.
—Sí, crucial... —murmuró, su voz más baja de lo habitual, mientras intentaba recuperar el control de sí misma.
La Dra. Violet Parker ya había ocupado su lugar, ajustándose en la silla del panel mientras los otros doctores se organizaban para la discusión que estaba por comenzar. Desde su lugar en la primera fila, Caitlyn pudo notar las pequeñas señales que el resto del público quizás no captaría: las manos de Vi, que alguna vez fueron firmes y seguras, ahora temblaban ligeramente; su rostro, aunque aún hermoso, mostraba las líneas de alguien que había soportado más de lo que cualquier persona debería.
Caitlyn no necesitaba saber más. Los rumores que había oído acerca de Vi—su lucha contra el alcohol, su vida inestable desde su ruptura—ahora se revelaban como la dura verdad. Pero a pesar de todo, seguía habiendo algo en Vi que irradiaba fuerza, una determinación que aún no había sido completamente destruida.
Jayce rompió el silencio entre ellos una vez más.
—Va a ser un desafío —dijo con una sonrisa, sin notar la mirada distante de Caitlyn—, pero creo que podemos manejarla en el tribunal.
Caitlyn asintió débilmente, aún perdida en la presencia de Vi. ¿Cómo se suponía que iba a manejarla ahora, después de todo lo que habían vivido? Vi ya no era solo una testigo. Era el eco de un pasado que Caitlyn no había logrado dejar atrás.
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Ecos de Nosotras.
Fanfiction"Ecos de Nosotras" Después de años sin verse, dos mujeres que compartieron una intensa relación en su juventud se reencuentran en circunstancias inesperadas. Los ecos de su amor pasado aún resuenan en sus corazones, pero ahora deben enfrentarse a la...