15. Paciente cero

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Vincent y Tom se tomaron un día entero de descanso para recuperarse lo mejor que pudieron de las heridas sufridas durante su enfrentamiento con D-Tox

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Vincent y Tom se tomaron un día entero de descanso para recuperarse lo mejor que pudieron de las heridas sufridas durante su enfrentamiento con D-Tox. Para cuando volvieron a encontrarse la noche siguiente en la guarida, la noticia de que el peligroso capo de la droga, Dorian Johns, había sido detenido, ya era todo de lo que hablaban los medios, no solo porque su detención era importante en sí misma, sino por lo que parecía confirmar: Vigilante estaba de vuelta, y eso no era todo, indicaba que ahora contaba con un ayudante que lo acompañaba en sus salidas nocturnas.

Tom llegó al sótano de la fábrica con la absoluta intención de hacer algún comentario al respecto, de tratar de tentar a Vincent de que lo dejara ayudarlo, pero la expresión en el rostro del veterano detective le hizo saber que no era el momento. En su lugar, se sentó a escuchar con atención todo lo que tenía para decirle, desde el enfrentamiento con el enmascarado en el puerto, la aparición de su padre y el hecho de que ese mismo enmascarado parecía estar detrás de las muertes que ocurridas en La Gala Escarlata. El doctor de la peste era la clave para encontrar a sus amigos desaparecidos. Vincent no los había olvidado, pero tuvo que perseguir pistas más frescas para intentar llegar al fondo del asunto.

El chico sintió la necesidad de pedirle que no se guardara aquellas cosas, que lo incluyera en lo que fuera que sucediera, que era fuerte y podría tolerarlo, pero decidió no presionar demasiado. Notó lo incómodo que Vincent se sentía al hablar de toda la situación, así que optó por asegurarle que lo entendía y que le agradecía que siguiera trabajando en el caso. Incluso agregó una disculpa por desconfiar de él y haberlo metido en problemas la noche anterior con la gente de D-Tox, disculpa que Vincent aceptó solo a medias. Lo cierto era que, desde la aparición de su padre, los amigos de Tom pasaron a ser una preocupación secundaria, eso lo avergonzaba en gran medida, pero lo que hizo el chico la noche anterior era un asunto totalmente distinto.

—Lo que me recuerda... te quité el traje específicamente para que no hicieras estupideces como la de anoche. ¿En qué estabas pensando? Podrías haber salido lastimado, o peor, y no necesito eso en mi conciencia —empezó a decir Vincent—. Dicho sea de paso, ¿cómo recuperaste el traje? Estaba bajo llave en...

—El baúl que tienes al fondo de la bahía médica, lo sé... puede que haya forzado el candado.

—Le quité ese candado a Lock King, solía ponérselo a sus víctimas para cerrar la máscara que les impedía comer y beber.

—Lock King es un nombre estúpido, ¿y no podían alimentar a las víctimas por vía intravenosa?

—Nunca dije que eran víctimas fatales, pero sí estaban muy molestas al cabo de unas semanas con ese trasto puesto en su cabeza. El tipo era un lunático, pero esos candados eran una cosa seria, me llevó casi un mes de trabajo encontrar la manera de abrirlos y, no es por alardear, pero no conozco una cerradura que me lleve más de treinta segundos.

Krimson Hill: Ciudad de MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora