Superado el shock inicial por la aparición del villano en pantalla, Rebecca, Charles y Vincent comenzaron a moverse, cada uno en su sitio.
Rebecca y Charles buscaron ropa apropiada que vestir, todavía no los habían contactado para asistir al lugar de los hechos, pero era inevitable, y aún si no lo hacían no iban a dejar pasar la oportunidad de capturar al líder de La Muerte Roja. Por su parte, Vincent alistaba su equipamiento con lentitud y precisión. Sus movimientos metódicos contrastaban contra el mejunje de emociones que se arremolinaban en su pecho: furia, ansiedad, adrenalina y, muy en el fondo... miedo. La primera vez que peleó contra Doctor Plague perdió. El villano lo tomó por sorpresa, eso era cierto, y no contaba con todo su equipo, pero aun así... ¿tendría lo suficiente para derrotarlo? Supuso que no tenía sentido darle muchas vueltas al asunto. Encontraría la respuesta a su pregunta en cuestión de minutos.
Vincent se colocó el antifaz que completaba el traje y, cuando se volteó, se encontró de frente a Tom, que aguardaba sus instrucciones con ansiedad.
—De ninguna manera —se adelantó el detective—. Este no es el momento, Tom. Tú viste lo que Doctor Plague me hizo en el puerto.
—¿Y cómo piensas que te va a ir contra él y su pelotón de la muerte entonces? ¿Planeas morir en televisión nacional? —Vincent había esperado que su negativa desanimara al chico; lejos de eso Tom parecía más determinado que nunca—. Tu atraes las balas, yo paso desapercibido, ¿verdad?
Vincent consideró continuar discutiendo con el chico, pero algo en su mirada le hizo saber que sería en vano, y no había más tiempo que perder. Con un suspiro de resignación, dirigió una nueva mirada a su aprendiz.
—Si vamos a hacer esto, no puede haber errores. Voy a ir primero, llevaré a Nocturna, haré ruido. Tú irás a pie por los tejados, encontrarás una forma de entrar en silencio... y no vas a intervenir hasta que todos los ojos estén puestos en mí, ¿está claro? Bajo ningún concepto debes confrontar a Doctor Plague. Enfócate en los soldados, en desarmarlos primero, y luego en dejarlos fuera de combate. Tenemos que salvar a tanta gente como podamos.
—¿Qué estás esperando entonces? —replicó el muchacho, y una sonrisa confiada asomó en su rostro—. Te sigo.
El detective asintió y volteó para dirigirse a su vehículo. Desde que había regresado a vestir el traje, estuvo trabajando en su motocicleta, restaurándola y poniéndola a punto para cuando llegara el momento de volver a sacarla a las calles, y la noche al fin estaba allí. Se sentó en el cómodo y amplio asiento, colocó sus manos en el manubrio y pulsó el botón de encendido. El motor rugió como un león y las luces se encendieron, iluminando parte de la oscura guarida.
Tom observó a Vigilante dirigir la pesada motocicleta hasta la rampa de acceso oculta que llevaba al exterior del edificio, y al observar su majestuosidad se alegró de que el héroe hubiera ignorado sus peticiones de agregarle un sidecar para que pudieran viajar juntos. Ahora sabía que su idea habría arruinado a Nocturna. Ya tendría tiempo de convencer a Vincent de darle un vehículo propio, pero tenía que elegir sus batallas con cuidado. De momento, debía terminar de alistar su equipamiento. La noche lo esperaba.
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Krimson Hill: Ciudad de Mentiras
ActionUna sombra del pasado. Una nueva amenaza. Un héroe roto. *** Tras los eventos ocurridos en su enfrentamiento contra la Sociedad Oscura, y culpándose p...