Una sombra del pasado. Una nueva amenaza. Un héroe roto.
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Tras los eventos ocurridos en su enfrentamiento contra la Sociedad Oscura, y culpándose p...
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La puerta de The Siren, el único bar de Togiak, Alaska, se abrió, y dos hombres fortachones se adentraron, acompañados de una helada ventisca que hizo que aquellos que buscaban refugio en la diminuta instalación se volvieran hacia la puerta y se encogieran un poco de hombros como para quitarse el frío de encima. Afuera, el viento aullaba y el cielo lanzaba con suavidad nieve sobre las calles del pequeño pueblo costero. La nevada había comenzado la noche anterior, así lo atestiguaba la considerable cantidad de nieve acumulada en las ventanas del descuidado bar. Con movimientos erráticos y lentos, los dos nuevos clientes arrastraron sus pies hasta la mesa vacía más cercana y se dejaron caer con pesadez sobre las sillas.
—¡Tráenounas 'ervezas, cariño! —dijo uno de los recién ingresados a la única moza que atendía el bar.
Su escasa habilidad para modular, sumado al asqueroso olor que desprendían, delataba que había estado bebiendo mucho antes de poner un pie en el bar. La joven muchacha ya sabía lo que le esperaba, así que miró al dueño, que hacía también de barman, y este se encogió de hombros. De mala gana, la moza sirvió dos chopps y se dirigió a la mesa.
—Son... —Empezó a decir ella.
—Súmalo ami cueta —la interrumpió el otro, más borracho que el anterior, llevándose el cargado chopp a su boca. Un poco de cerveza se le derramó por su tupida barba.
Frustrada, ella se dio vuelta para irse, pero se detuvo en seco al sentir una regordeta mano apoyada en su trasero. Echando humo, la muchacha se dio vuelta, lista para darle una poderosa bofetada al desagradable borracho que la miraba con ojos vidriosos y una sonrisa asquerosa.
—¡Karin! —exclamó su jefe desde atrás de la barra, y la detuvo en el acto—. Déjalo pasar.
La joven se mordió el labio de bronca e impotencia, bajó la mano y se alejó de la mesa, mientras escuchaba las carcajadas del par de ebrios que, en ese momento, se sentían unos verdaderos campeones.
—Otra... —dijo el único hombre sentado en la barra, empujando débilmente su vaso vacío hacia el barman.
—¿No crees que ya tuviste suficiente? —preguntó.
El barman observó el lamentable estado de aquel desalineado sujeto. La única respuesta que recibió fue un gruñido bajo y verlo sacar un fangote de billetes de su sucio abrigo. Aunque el estado de su cliente era preocupante, tomó el dinero y llenó de nuevo el chopp, que deslizó por la barra de madera hacia él.
—¡Gooooooooooooooooooool! —exclamó de repente el relator de la televisión, sobresaltando a los más distraídos y atrayendo las adormiladas miradas de alguno que otro borracho—.¡'El Indio' Ceratti anota su décimo tanto con la remera del Krimson United y pone el partido uno a uno, quedando tan solo diez minutos en el reloj!
—El Chelsea salió a buscar el partido y descuidó la defensa, van a tener que revisar su juego si quieren llevarse los puntos, pero los de Krimson Hill parecen determinados a seguir atacando a pesar del cansancio —agregó su compañero—. Vamos a ver si el equipo de Tuchel sale a buscarlo o si deciden fortalecer la defensa en su lugar.