CAPÍTULO 09

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09. Era Ella.

Mientras conducía hacia la fiesta, con Jackson sentado a mi lado como un niño emocionado, no pude evitar pensar en lo absurdo de la situación. Nunca imaginé que terminaría siendo el niñero de un adolescente hiperactivo con una boca demasiado grande y un respeto por la autoridad que rondaba el cero absoluto. Y, sin embargo, aquí estábamos, camino a una fiesta más que por él, porque no podía negarme a la oportunidad de ver a Bailey.

Amanda había sido la responsable de todo esto, como siempre, con sus mensajes crípticos y su capacidad para involucrarme en cualquier plan. Pero fue la mención de Bailey lo que realmente hizo que aceptara. El mero hecho de que estuviera ahí había sacudido algo en mí que no podía definir del todo. Era como si, de repente, todo lo que había intentado enterrar se desenterrara de golpe. Y Jackson… bueno, el idiota tenía razón: tal vez necesitaba salir, relajarme y, sobre todo, no dejar que mis emociones dictaran mis acciones.

Al llegar, la fiesta ya estaba en pleno apogeo. Las luces brillaban intensamente y la música retumbaba a través del aire fresco de la noche. Podía sentir la vibración en mi pecho. Jackson, por supuesto, se lanzó al interior del lugar sin siquiera mirar atrás, mientras yo caminaba más despacio, tomándome un momento para respirar y ponerme en modo "vigilante". No quería perderlo de vista, pero también tenía que mantenerme centrado. O eso intentaba decirme a mí mismo.

Adentro, el caos era más evidente. Era una mezcla de caras conocidas y otras no tanto. No tardé en ver a Bailey, aunque intenté no hacer evidente que la estaba buscando. Estaba rodeada de algunos conocidos, con ese aire de comodidad y desinterés que siempre parecía llevar. Y cuando nuestras miradas se cruzaron, fue como si algo se encendiera.

Había creído que, con el tiempo, la sacaría de mi cabeza. Que lo que sentí aquella noche en la fiesta sería una simple atracción pasajera. Pero ahora, al verla de nuevo, supe que me estaba mintiendo a mí mismo. Esa misma sensación de necesidad, de querer acercarme a ella sin importar nada más, volvió a golpearme con fuerza.

Pasé la mayor parte de la noche evitando el contacto directo, aunque no podía dejar de mirarla de reojo. Cada vez que reía con Amanda, cada vez que tomaba un trago, sentía una tensión en mi pecho que era difícil de ignorar. ¿Qué demonios estaba haciendo? No la conocía, apenas sabía si nombre, y aun así, su presencia me afectaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Finalmente, después de mucho intentar no hacerlo, nuestras miradas se encontraron de nuevo. Estaba cerca del balcón, solo, y antes de darme cuenta, Bailey ya estaba caminando hacia mí. Mi corazón dio un salto, pero me mantuve sereno, o al menos eso intenté.

—Hola —dijo, con una voz suave, tratando de sonar casual. Pero yo sabía que algo estaba pasando por su cabeza, algo que reflejaba lo que yo mismo estaba sintiendo.

—Hola, Bailey —respondí, con una calma que no coincidía con el torbellino en mi interior.

Nos quedamos mirándonos por un momento que parecía eterno. Ese tipo de conexión, donde las palabras sobraban, donde las miradas lo decían todo. Sabía que algo estaba cambiando, algo profundo, aunque no podía identificarlo del todo.

DEL AMOR Y DEL MAR || GIOWTTPD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora