CAPITULO 16

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16. Tiempo Contigo.

—Oye, oye, oye, espera —la voz de Vera subió varios tonos, lo suficiente como para que algunas personas en la cafetería se giraran hacia nosotras—. ¿Me estás diciendo que Agustín te masturbó y te hizo un oral en el armario durante una fiesta?

—¡Baja la voz! —le susurré furiosa, agachándome un poco en mi asiento para disimular el calor que empezaba a subir por mi cuello—. Sí, pero no es para que lo anuncies al mundo.

Vera soltó una risa traviesa, apoyando el mentón sobre sus manos con una mirada que lo decía todo. Disfrutaba esto demasiado, como si estuviera viviendo su fantasía personal a través de mí.

—Joder, Bailey, eso suena jodidamente excitante —susurró, aunque no lo suficientemente bajo para mi gusto—. Un armario... en medio de una fiesta... con Agustín. No puedo creer que lo hayas hecho.

Tomé un sorbo largo de mi café, más para mantenerme ocupada que porque realmente lo necesitara. Mis pensamientos volaron automáticamente a aquella noche. No podía negar lo que había sentido, el deseo que se había apoderado de mí de manera tan repentina, tan intensa.

—Sí, fue... —suspiré, dejando la frase en el aire mientras la miraba con una mezcla de nostalgia y confusión—. Fue increíble, no te voy a mentir.

—Pero, ¿qué pasó después? —Vera se inclinó hacia mí, claramente ansiosa por más detalles.

Me mordí el labio, sintiendo el calor en mis mejillas al recordar cómo se había desarrollado todo. No había sido solo lujuria, aunque eso había estado ahí, ardiendo entre nosotros como una hoguera imparable. Había algo más. La forma en que Agustín me miraba, como si fuera la única persona en el mundo para él en ese momento, me dejó completamente desarmada.

—Bueno, después de... ya sabes... —empecé, bajando la mirada hacia mi taza—. Simplemente paramos. Quiero decir, él me besó y fue como si el mundo se desvaneciera. Pero no pasó de eso. No llegó hasta el final.

Vera arqueó una ceja, claramente desconcertada.

—¿Cómo que no pasó de eso? Después de todo ese preámbulo, ¿nada más?

Sacudí la cabeza, sonriendo un poco.

—No. Fue él quien lo detuvo, en realidad. Me dijo que no quería que la primera vez que estuviéramos juntos fuera en un armario. Que quería que fuera... —pausé, las palabras de Agustín resonando en mi mente— especial.

Vera dejó escapar un suspiro largo, apoyándose en su silla con una sonrisa soñadora.

—Joder, es perfecto. ¡Un caballero y un demonio al mismo tiempo!

Me reí entre dientes, aunque aún sentía la tensión acumulada en mi pecho. Sí, había sido increíble, pero también me dejó con un torbellino de emociones. Quería más, claro, pero también me aterraba lo que eso implicaba. Lo que significaba estar con alguien como Agustín, alguien tan intenso, tan emocionalmente cargado.

DEL AMOR Y DEL MAR || GIOWTTPD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora