12. Crea Recuerdos, Bails.
Me desperté con la sensación de que la habitación aún era parte de un sueño. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, tiñendo el espacio de un cálido tono dorado. Pero, a pesar de la belleza del amanecer, yo no podía sacudirme el letargo que había envuelto mi vida en los últimos meses. Era como si cada día fuera una repetición del anterior, una rutina mecánica marcada por murmullos y miradas furtivas que me seguían donde fuera que fuese.
Me levanté de la cama, sintiéndome como una sombra de mí misma. Miré mi reflejo en el espejo: ojos cansados, cabello desordenado, y una blusa que claramente había sido elegida sin mucho pensamiento. Era una combinación de todo lo que había dejado de ser, una versión desastrosa de la chica que alguna vez había intentado no ser. Me hice una coleta despreocupada, y mientras trataba de encontrar un poco de entusiasmo, el eco de mi desliz resonaba en mi cabeza.
Después de todo, ¿quién era yo? La chica que había traicionado al chico perfecto de la universidad, el amigo del chico que hacía que todas las chicas de NYU suspiraran, el nuevo mejor amigo de todos, incluyendo a Sydney Hung, probablemente la chica con más estatus social en la jodida universidad entera, ser amiga de ella en este lugar era ser parte par algún tipo de élite que todo el mundo enaltecia. No podía escapar de las miradas de desprecio que me seguían como un halo oscuro, un recordatorio constante de que había cruzado una línea que nunca debí haber tocado.
Salí de mi residencia, con el corazón en un puño y el estómago retorcido. Los pasillos estaban llenos de risas y de conversaciones despreocupadas, pero para mí, cada sonrisa que veía era un recordatorio del mundo que me había cerrado las puertas. Vera era mi única aliada, y aunque Amanda todavía intentaba mantenerse en contacto, sus esfuerzos eran como gotas de agua en un desierto árido; eran bienvenidos, pero no suficientes para llenar el vacío que había en mi vida social.
Cuando llegué a la cafetería, me encontré con Vera sentada en nuestra mesa habitual, rodeada de su aroma a café recién hecho. Era un pequeño refugio en medio de la tormenta. La miré, y en sus ojos vi el consuelo que necesitaba.
—Buenos días, Bailey. —Sonrió, su expresión cálida iluminaba la habitación—. ¿Listas para otro día de sobrevivir a la universidad?
—Listas, pero no emocionadas. —Suspiré, dejando caer mis cosas en la mesa.
Empezamos a hablar de cosas triviales, tratando de ahogar los ecos de la última controversia. Sin embargo, la conversación siempre regresaba a ese momento fatídico. Esa noche en la fiesta había sido un punto de inflexión. Y aunque el encuentro en Central Park había traído un poco de alivio, el peso de mi culpa seguía presente.
Dos meses habían pasado desde que Agustín revoluciono todo de mi. Me había hecho sentir viva, nos habíamos sentado juntos, habíamos hablado como si el mundo se hubiera detenido, lo besé... pero, a pesar de eso, no podía sacudirme la sensación de que todo había sido un error. ¿Por qué me había dejado llevar así?
ESTÁS LEYENDO
DEL AMOR Y DEL MAR || GIOWTTPD
RomanceDespués de estos cinco años de invierno, nadie me va a robar la primavera. - Mario Benedetti. ACLARACIONES: - Los errores ortográficos serán corregidos al finalizar la publicación de la historia. - La historia tiene escenas +18. - Hay algunos suceso...