20: El Precio del Comienzo

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La correspondencia llegó en una mañana soleada, y mientras el cartero entregaba el sobre con los resultados de las pruebas de admisión, sentí una oleada de nervios y emoción. El sobre estaba sellado con el emblema de la UA, y eso solo aumentó mi ansiedad. Con manos temblorosas, rasgué el sobre y saqué la carta que determinaría mi futuro.

Mis ojos se dirigieron inmediatamente hacia el resultado: había quedado en el grupo de apoyo, clase 1-H. Aunque no era un lugar destacado, me sentía inmensamente feliz de haber logrado entrar en la UA. La carta también venía acompañada de un pequeño aparato que, al activarlo, proyectaba una imagen holográfica del director Nezu. Su rostro sonriente y su voz llena de entusiasmo me felicitaron por ser aceptada en la UA y me dieron la bienvenida a la clase 1-H del Departamento de Soporte. Esa proyección fue como un pequeño sueño hecho realidad, y no pude evitar sonreír con orgullo.

El día de mi primera clase en la UA llegó más rápido de lo que esperaba. Los días previos habían sido un torbellino de emociones, entre la emoción de comenzar una nueva etapa y los nervios que acompañaban la incertidumbre de lo que vendría. Al acercarme a la imponente puerta de la escuela, una mezcla de ansiedad y expectativa me invadió. Este lugar, tan famoso por formar a los héroes más importantes del mundo, ahora sería mi segundo hogar, aunque no para convertirme en heroína, sino para explorar lo que realmente podía ofrecer en el departamento de apoyo. Respiré hondo, tratando de calmar las mariposas que revoloteaban en mi estómago, y di el primer paso hacia un futuro incierto pero lleno de posibilidades.

Una vez dentro, la magnitud del lugar me dejó sin palabras. Los pasillos amplios, las paredes impecables y los techos altos parecían hablar de la grandeza de la UA. Había escuchado muchas historias sobre la escuela, pero estar aquí en persona superaba cualquier expectativa que hubiera tenido. Mis pasos resonaban en el suelo mientras avanzaba, buscando el aula asignada para la clase 1-H, el grupo de apoyo. Aunque no estaba en la clase principal con los futuros héroes, sabía que aquí también se hacían cosas increíbles. Solo tenía que encontrar mi lugar en este vasto mundo.

Cuando finalmente llegué al aula, una sensación de alivio se apoderó de mí. A pesar de la intimidante atmósfera del lugar, algo familiar me esperaba dentro. El rostro de Mei Hatsume se iluminó en cuanto me vio. Esa chispa de entusiasmo que siempre llevaba consigo era inconfundible, y su energía era tan contagiosa como siempre. Caminé hacia ella con una sonrisa, y ella me saludó con un abrazo que casi me deja sin aliento. Mei nunca hacía nada a medias, ni siquiera un saludo.

—¡Kaomi! ¡Qué bueno verte aquí! —exclamó con su característico entusiasmo, sus ojos brillando como si ya estuviera pensando en su próximo gran invento.

—¡Igualmente, Mei! —respondí, aliviada de ver una cara conocida en medio de tantas caras nuevas—. Estoy emocionada por comenzar esta nueva etapa.

Mei, como siempre, ya estaba hablando a toda velocidad sobre sus planes para el semestre, los nuevos "bebés" que estaba creando, y cómo no podía esperar para mostrárselos a todos. Su energía era imparable, y no pude evitar sentirme un poco más tranquila sabiendo que tendría a alguien como ella a mi lado durante este nuevo camino.

—¡Tienes que conocer a Akari! —dijo de repente, señalando a una chica que estaba sentada cerca de nosotras. Mei siempre era rápida para hacer amigos, y no me sorprendió que ya hubiera conocido a varios compañeros.

Akari Gensai, la chica a la que Mei me presentó, tenía una sonrisa cálida y parecía tan amigable como entusiasta. Me dio la mano y se presentó con un aire de confianza. No tardó mucho en contarme sobre su don, que le permitía generar luz desde cualquier parte de su cuerpo. Mientras hablaba, movía las manos con gracia, como si la luz misma fluyera a través de sus gestos.

—El festival deportivo será mi gran oportunidad —me comentó Akari con una emoción palpable en su voz—. Estoy contando los días. Será el momento perfecto para mostrarle a los empresarios mis ideas.

Mei saltó al escuchar esto, interrumpiéndola para añadir su propio entusiasmo al tema. Me explicó que el festival deportivo, que era famoso por ser un gran espectáculo para los héroes en formación, también era una oportunidad valiosa para los estudiantes del grupo de apoyo. Los empresarios y expertos en tecnología asistían al evento buscando jóvenes talentos e invenciones novedosas. Para personas como nosotras, era el escenario perfecto para que nuestras creaciones fueran vistas y reconocidas.

—Es nuestra oportunidad de brillar —dijo Mei con una sonrisa—. Y quién sabe, tal vez también podamos conseguir algunos patrocinadores. ¡Imagina lo que podríamos hacer con los recursos adecuados!

La idea de participar en el festival deportivo me llenó de emoción. Aunque no estaba segura de lo que exactamente presentaría, ya podía sentir la chispa de inspiración empezando a formarse en mi mente. Este era el tipo de oportunidades que necesitaba, una plataforma para mostrar lo que era capaz de hacer, sin la necesidad de un don.

Pasamos un rato más conversando, con Mei hablando sin parar sobre sus inventos, y Akari compartiendo sus ideas sobre cómo utilizar su don para iluminar dispositivos de emergencia. Mientras las escuchaba, comencé a pensar en qué tipo de proyectos podría desarrollar yo. Aunque no tenía un don, mi habilidad para analizar problemas y encontrar soluciones creativas siempre había sido una de mis fortalezas. Tal vez podría encontrar una manera de combinar mis ideas con las de Mei y Akari para crear algo verdaderamente único.

Poco después, Power Loader, el tutor del Departamento de Soporte, llegó al aula. Era un hombre con una actitud profesional y un aire de sabiduría. Nos dio una inducción sobre lo que esperar en las próximas semanas y nos alentó a trabajar duro y aprovechar al máximo nuestras habilidades.

Las semanas siguientes transcurrieron con relativa normalidad. Las clases estaban llenas de actividades interesantes, desde inglés hasta tecnología y ciencias. Cada día estaba lleno de nuevas lecciones y desafíos, y sentía que estaba aprendiendo mucho. Aunque mi tiempo estaba ocupado, no podía dejar de pensar en el festival deportivo y en cómo podría presentar mis propios trabajos.

Sin embargo, la calma aparente se vio interrumpida por una noticia alarmante. Empezaron a circular rumores entre los estudiantes y en las noticias sobre un ataque en la USJ. Un grupo de villanos había atacado a la clase 1-A, y aunque al parecer las cosas no habían salido tan mal como se temía, dos de los profesores estaban bajo la atención de Recovery Girl, la doctora de la UA.

Sin embargo, la calma aparente que rodeaba el día a día en la escuela se vio interrumpida por una noticia alarmante que se extendió como fuego entre los estudiantes y en los medios de comunicación. Los rumores sobre un ataque en la USJ (Unidad de simulación de eventos jamás esperados) comenzaron a circular rápidamente, y no era solo un simple chisme. Se decía que un grupo de villanos había atacado la clase 1-A, la misma en la que Izuku estaba matriculado. A pesar de que, según los reportes preliminares, las cosas no habían terminado tan mal como se temía, dos de los profesores involucrados en el incidente habían quedado gravemente heridos y se encontraban bajo el cuidado intensivo de Recovery Girl, la doctora experta en curaciones de la UA.

Al escuchar la noticia, sentí cómo mi corazón se hundía en el pecho. Un nudo de preocupación comenzó a formarse en mi estómago, y mis manos temblaban levemente. Sabía que Izuku, siempre lleno de coraje y determinación, había logrado ingresar en el prestigioso curso de héroes. Sin embargo, la idea de que él hubiera estado en medio de un ataque de villanos, enfrentándose a peligros reales más allá de los entrenamientos y simulaciones, me estremeció profundamente. ¿Cómo habría sido su experiencia durante el ataque? ¿Había salido herido? ¿Estaba a salvo?

Esas preguntas se repetían en mi mente una y otra vez, sin dejarme tranquila. Aunque algunos informes decían que los estudiantes habían logrado salir relativamente ilesos gracias a la rápida intervención de los profesores y a su propio esfuerzo, no podía evitar sentir una inquietud creciente. Cada vez que cerraba los ojos, imaginaba a Izuku luchando con todas sus fuerzas contra enemigos a los que apenas conocía, arriesgando su vida para proteger a sus compañeros.

La incertidumbre sobre el bienestar de Izuku era una carga constante en mi mente. A pesar de que intentaba concentrarme en mis estudios y preparativos para el festival deportivo, no podía dejar de pensar en él. La preocupación me acompañaba en cada momento, y esperaba que, cuando todo terminara, pudiera reunirme con él para ver cómo estaba y cómo había manejado la situación.

El Precio de las cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora