5:El precio de la mirada

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Hay algunas frases que no se entenderan al principio, pero como avanzan los capítulos tomarán más sentidos, pero si tienes dudas lo puedes preguntar. Espero que les esté gustando... Gracias por su apoyo y sigan leyendo..

El ambiente en la escuela se había vuelto extraño desde que Bakugou había comenzado a observarme de esa manera

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El ambiente en la escuela se había vuelto extraño desde que Bakugou había comenzado a observarme de esa manera. Antes, su hostilidad era evidente y directa: insultos, empujones, y amenazas. Pero ahora, era su mirada la que me inquietaba, una mirada que no podía ignorar ni evitar.

Cada vez que lo veía, mi corazón se aceleraba. No era solo el hecho de que él me mirara; era la forma en que lo hacía. Sus ojos parecían atravesar mi piel, como si intentaran desnudarse de mi alma. No importaba dónde estuviera o qué estuviera haciendo, siempre sentía su presencia. Era una sensación incómoda, una presión constante que no me dejaba en paz.

En clase, era peor. Podía sentir su mirada sobre mí, incluso cuando no lo veía. Me esforzaba por concentrarme en los estudios, pero su presencia era una distracción constante. Cada vez que me giraba, esperaba ver sus ojos observándome, y siempre estaba allí, en algún rincón, siguiéndome con su mirada fija.

Durante el almuerzo, mientras me sentaba con Izuku, noté cómo Bakugou se mantenía a una distancia prudente, pero siempre cerca. Sus ojos se clavaban en nosotros, especialmente cuando me reía o conversaba animadamente con él. Era como si cada sonrisa que intercambiaba con Izuku fuera un desafío para él.

Una tarde, después de clases, decidí ir al baño. Al salir, me encontré con Bakugou apoyado contra la pared, esperando justo fuera de la puerta. Su expresión era imperturbable, pero había algo en su postura que me hizo sentir aún más incómoda. Intenté ignorarlo y seguir mi camino, pero él se interpuso en mi camino.

-¿Sabes? -dijo con un tono que no podía descifrar-. No entiendo cómo puedes sonreír cuando todo lo que haces es buscar la aprobación de los demás. Es patético-.

Sus palabras eran una mezcla de desprecio y malicia. No podía decir si estaba enojado, celoso, o simplemente disfrutaba de mi incomodidad. Intenté mantener la calma y lo miré directamente a los ojos.

-No tengo idea de lo que estás hablando -respondí, aunque mi voz temblaba ligeramente.

-Claro que no -murmuró, su voz cargada de sarcasmo-. Porque no te importa lo que piensen los demás. Solo estás aquí, siendo una carga para todos-.

Me giré para irme, pero él me detuvo con una mano en mi hombro. Su toque era brusco y frío, y me hizo sentir atrapada. La presión en mi pecho se intensificó, y mi respiración se volvió irregular.

-Tienes suerte de que no te saque de aquí -dijo, su rostro a solo unos centímetros del mío. La proximidad hizo que mi piel se erizara, y me sentí completamente expuesta.

-Déjame en paz -dije, tratando de mantenerme firme, pero sintiendo una ola de pánico que me invadía.

Bakugou se apartó lentamente, pero sus ojos nunca se apartaron de los míos. Mientras me alejaba, podía sentir su mirada en mi espalda, como si me estuviera siguiendo incluso en mis pensamientos.

Las semanas siguientes fueron un tormento. Cada vez que me encontraba con él, su comportamiento se volvía más extraño. Sus miradas eran una constante intrusión, y su presencia una sombra que me seguía a todas partes. Intenté hablar con Izuku sobre lo que estaba pasando, pero siempre me decía que no había mucho que pudiera hacer.

Una tarde, después de un día particularmente difícil, me encontré en la biblioteca intentando concentrarme en mis estudios. Mi mente estaba en caos, y cada vez que levantaba la vista, esperaba ver a Bakugou en la esquina, observándome. Pero esa tarde, la presencia de su mirada era casi física.

Mi corazón se aceleró cuando vi a Bakugou entrar en la biblioteca, sus ojos buscando algo que no podía identificar. Me hundí en mi silla, intentando desaparecer, pero él no se movió. En su lugar, se quedó de pie a lo lejos, observándome con una intensidad que me hizo sentir pequeña e impotente.

Finalmente, cuando se dio cuenta de que no podía encontrar lo que buscaba, se acercó lentamente. No dijo una palabra, pero su presencia era suficiente para hacerme sentir incómoda. Mientras él pasaba cerca de mí, podía sentir su mirada sobre mí, como si estuviera evaluando cada aspecto de mi ser.

Me levanté de repente, incapaz de soportar más. Caminé hacia la salida de la biblioteca, pero Bakugou no me dejó escapar. Se acercó a mí, y susurró en voz baja pero cargada de una amenaza implícita.

-No pienses que esto ha terminado. Solo porque no te lo diga en voz alta, no significa que no estés en mi mente.

Su amenaza era clara, y el miedo en mi pecho se intensificó. Salí de la biblioteca temblando, tratando de encontrar algo de calma en la soledad de los pasillos vacíos. El peso de su mirada aún estaba conmigo, y su presencia se sentía como una sombra constante en mi vida.

 El peso de su mirada aún estaba conmigo, y su presencia se sentía como una sombra constante en mi vida

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El Precio de las cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora