RUSLANA
Nerea y yo anduvimos hasta la cafetería más cercana, nos adentramos y nos sentamos en una mesa bastante alejada de la entrada. Yo me pedí un café con leche, y Nerea un descafeinado con extra de azúcar.
Había un silencio bastante incómodo, pues no nos conocíamos de nada y era raro estar tomándose un café con una desconocida. Me harté y fui la primera en hablar.
- Esto... ¿Eres de aquí, de Granada?— La chica me miró y sonrió.
- Sí, bueno, en realidad soy de Madrid, pero llevo viviendo aquí desde que tengo uso de razón. ¿Tú?
- Pues yo soy de Me— Digo, de Madrid también.— Fingí una sonrisa que era más que forzada. ¿En serio he estado a punto de decirle de dónde soy en realidad?
- Guay. — Se llevó la taza a los labios y dio un sorbo. Acto seguido escupió la bebida de nuevo en la taza y puso una mueca de lo más graciosa—. ¡Esto arde! Me he quemado la lengua, joder.— No pude evitar soltar una carcajada—. No te rías, jo.
- Qué mona.— Me volví a reír y pedí un vaso de agua fría.
Tras esa graciosa escena, fuimos cogiendo confianza poco a poco, y el tiempo pasó volando. No me di cuenta hasta que mi teléfono empezó a sonar en mi bolsillo. Era una llamada de Chiara para saber en dónde estaba.
Pagué las bebidas, por más que Nerea insistió en que pagaba ella, y salimos de la cafetería.
- ¿Vives muy lejos?— Le pregunté.
- A unas calles de aquí. ¿Por qué?
- Te acompaño. — Ella levantó una ceja y sonrió, a lo que yo me sonrojé sin saber por qué—. Solo quiero asegurarme de que llegues sana y salva. No quiero haberte salvado para que ahora mueras de camino a tu casa.
- Ya...
- ¡Oye! Es verdad. Solo no quiero que te pase nada malo... — Dije notando de nuevo cómo el calor subía a mis mejillas. ¿Por qué no paro de sonrojarme con esta chica?
- Bueno, si insistes...
Nos pusimos en marcha a la casa de Nerea, en un silencio que ahora no era incómodo. De hecho era todo lo contrario. De vez en cuando le gastaba alguna broma y ella se reía, reaccionaba bien (todos mis amigos se enfadan cada vez que les hago bromas).
Tardamos pocos minutos en llegar, o eso me pareció, porque la realidad es que habíamos parado en un edificio que solo estaba a una calle de mi casa.
- ¿Vives aquí?
- Sí. ¿Por qué?— Dijo ella curiosa.
- Yo vivo justo en la otra calle—. Abrió los ojos con sorpresa.
- ¿En serio? — Asentí sonriendo. — Menuda casualidad, ¿no crees?
- Pues sí. Quién me iba a decir a mí que esta noche iba a acabar salvando a mi vecina.
- No te las des, anda. Que yo también habría podido con ese tipo.
- Claro que sí, Nerea. Claro que sí.
- ¡Es verdad! — Dijo ella sin poder aguantarse sus ganas de reír.
Ambas nos reímos por varios segundos hasta que llegó la hora de la despedida. Y aquí llega la gran pregunta, ¿cómo te despides de una desconocida? Yo estiré mi mano para estrechar la suya, pero ella me rodeó con sus brazos y me acercó a su cuerpo. Por un instante, me quedé rígida, pero enseguida le correspondí el abrazo.
- Gracias por todo lo que has hecho hoy por mí. De verdad, gracias.
No sé si fue por la situación que yo misma había vivido o porque esta chica de verdad me inspiró confianza, pero la apreté más contra mi cuerpo y apoyé mi cabeza en su hombro. No me di cuenta de que necesitaba un abrazo así hasta que ella me lo dio.
ESTÁS LEYENDO
Power of love
FanfictionChiara tiene el poder de la teletransportación, pero cuando la mandan a hacer una larga misión con sus amigos a Granada, se ve obligada a esconderlo y actuar como una persona normal. Violeta es una modelo que trabaja en la empresa de los Thin. Un d...