Crazy in love

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CHIARA

No la entiendo. Por más que lo intento no la entiendo. Es decir, sí comprendo que no se vea en una relación ahora mismo, pero no puede negar que le gusto. Yo solo quería demostrarle que sí podemos tener algo sin necesidad de entrar en una relación como tal, no tenemos por qué sentir nada más que el deseo de tener relaciones. Se ha portado como una borde durante toda la fiesta; por dios, si ni siquiera me ha mirado. Si lo que quiere es distancia, por mi parte la tendrá. Tampoco voy a insistir, ya me ha quedado claro que no volverá a pasar.

Termino de poner el lavavajillas y cojo mi guitarra para dirigirme al bar a tocar. Les he dicho a Martin y a Ruslana que se pasen a verme, si quieren. Conduzco el coche hasta llegar al lugar, entro y voy hasta la barra. Le sonrío al que está detrás, cuyo nombre es Enrique, pero a mí me gusta llamarlo Harry.

- Hola, hermosa – Me saluda con su característico tono falso de ligoteo. Harry es gay, al igual que Martin, por eso no me incomoda el hecho de que me hable así.

- Hi, darling – Le sigo el rollo.

- ¿Cómo va todo hoy, quieres algo para beber antes de empezar con la sesión?

- No, gracias, solo venía a saludar a mi bartender favorito – Le guiño un ojo y le lanzo un beso en el aire, el cual atrapa y lo lleva en un puño hasta su corazón.

- Muchas gracias, mi artista favorita.

- No soy una artista, además, soy la única que viene aquí a cantar. Así que no me seas zalamero, que nos conocemos – Alza las manos en señal de rendición, y vuelve a atender a los clientes que comienzan a llegar a la barra.

Yo me dirijo hasta detrás del escenario, saco mi guitarra y reviso que esté afinada. Cuando veo que está lista, la apoyo con cuidado sobre la funda y me siento en el banquete delante del teclado. Comienzo a tocar una suave melodía, moviendo mis dedos sutilmente por las teclas, y cierro los ojos. La música siempre me calma, y ahora necesitaba tranquilizarme, pues no paraba de darle vueltas a la situación con Violeta.

Termino de tocar y alzo mi vista, justo a tiempo para ver entrar a mis amigos, que vienen hacia mí para saludarme con efusión, sin importar que hace apenas unas horas que nos hemos visto. Al separarme de Ruslana, me mira y comienza a hablar.

- Kiki, Martin insistió en invitar a Juanjo, y eso incluye a ya sabes quién – Al escucharla bufo, pues no me viene nada bien verla de nuevo. Trago saliva y asiento.

- Está bien, que venga.

- ¿Qué vas a hacer, bicho? Me conozco esa mirada.

- ¿Yo? Yo no voy a hacer nada. ¿Quiere distancia? Pues la tendrá, y esta vez va en serio. No pienso acercarme a ella en toda la noche – Ruslana ríe ante mi comentario, pero no me puede importar menos. No voy a ser tan idiota como para acercarme como si nada hubiera pasado.


VIOLETA

Llegamos al bar donde Chiara tocaba, y la verdad es que era bastante bonito y amplio. A la derecha estaba la barra con dos bartenders, había varias mesas alrededor para sentarse y ordenar comida, y un espacio para bailar delante del escenario.

Busqué a Martin con la mirada, y cuando lo vi junto a Ruslana, fui con ellos mientras Denna y Álex iban a por las bebidas. Estuvimos charlando un rato, antes de que empezara Chiara a tocar, y Ruslana no paraba de mirarme fijamente, lo que me hacía sentir algo incómoda. Se acercó hasta mí y me habló solo para que yo la escuchara.

- Hola, morada – Reí ante el apodo, y le devolví el saludo – ¿Qué, lista para enamorarte de Chiarita?

- ¿Cómo? – La miré con confusión.

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