Prólogo

396 12 1
                                    

Chiara Oliver es una chica nacida en Menorca, una isla en la cual todas, o la mayoría de las personas, poseen poderes distintos, en su caso, ella tenía el de la teletransportación, y lo podía usar a su antojo cuantas veces quisiera. En este momento se encuentra terminando el séptimo curso de la academia Galera, junto con sus dos mejores amigos de toda la vida, Ruslana y Martin, los cuales tienen el poder de la invisibilidad y el de hacer que cualquier persona diga la verdad, respectivamente.


Chiara

Hoy era el día, el último día de clases, el día en el que al fin podré decir que soy una adulta y decidir mi propio destino. Bueno, eso era lo que yo creía, porque ahora mismo me encuentro con Ruslana y Martin en el salón de actos, en nuestra graduación, y Noemí Galera, la directora de la academia y la que se encarga de darnos nuestro merecido título, está dando un discurso que no me gusta en lo absoluto.

- Bien, chicos y chicas. Hoy es un día la mar de importante para vosotros, pero también para mí. Os he visto crecer a todos y todas desde que érais así. - Se agacha un poco y con su mano hace la altura de un niño de unos tres años, y todos ríen, incluida yo, que guardo miles de recuerdos con esta mujer, que se ha convertido en una segunda madre para mí - Todos sois tan inteligentes, y tan valientes, os quiero a todos por igual y me hace muchísima ilusión ser la encargada del día más importante de vuestras vidas. - Se limpia una lágrima rebelde - Pero también es mi deber deciros cómo se dará todo, y es que, a pesar de que hace un año os dijimos que podríais elegir con libertad vuestro destino, se han complicado las cosas y nos hemos visto en la obligación de otorgaros nosotros vuestra primera misión. - Miro a Rus y Martin con escepticismo, no puede ser lo que estoy escuchando, y ellos están igual que yo - Así que, a medida que seáis llamados para recibir vuestro título, en este aparecerá todo lo que debéis llevar a cabo, y aclaro que estas misiones pueden ser en solitario o en grupo, todo os vendrá aquí. - Señala el título con sus manos - El subdirector Manuel Guix será el encargado de llamaros uno por uno.

Mientras todos mis compañeros van saliendo según son llamados, yo me congelo, pensando en que esto no puede estar pasando. ¡A mí me dijeron que podría elegir! No es justo. El hecho de que elijan ellos nuestro destino significa que podrían mandarnos a cualquier lugar de la península, y no me gusta, yo necesito quedarme aquí, en mi isla, no estoy preparada para irme. De repente siento un golpe en mi hombro y miro hacia mi izquierda, donde está Ruslana, y me doy cuenta de que me he perdido en mis propios pensamientos y me toca a mí subir al escenario. A medida que avanzaba, mis nervios aumentaban, y no podía hacer nada para controlarlo. Miro a Noe y trago saliva, pensando en mil cosas a la vez, hasta que la tengo frente a mí. Me mira con una gran sonrisa y me da mi título, y antes de que pueda abrirlo con las ansias que tengo, me envuelve en un cálido abrazo que me hace olvidarlo todo por un momento. Me separo de ella y salgo del salón de actos, para, ahora sí, poder ver el contenido de mi misión.

¡Mierda! ¿Granada? ¡¿Cómo es posible que me manden tan lejos!? Me empiezan a temblar las piernas, y tengo que sentarme para no caerme. No me puedo creer que tenga que separarme de mi familia, justo ahora. El único consuelo que tengo es que en el papel aparece que es una misión para tres personas, y podré irme con Rus y Martin. Ni siquiera he leído qué tenemos que hacer, ha sido ver el nombre de la ciudad y doblar el papel para no seguir leyendo. ¿Cómo le explico esto a mis padres? Les partiré el corazón, siempre pensé que me podría quedar aquí con ellos, y ahora, ahora...

- ¡Kiki! - Oigo de repente a mi lado, y me espanto, pero enseguida me destenso cuando veo que son mis dos mejores amigos, que parecen genuinamente felices - ¡Keeks, que nos vamos juntos a Granada! ¿No es increíble? - Intento fingir la mejor de las sonrisas, pero no cuela, me conocen demasiado bien - Ey, ¿qué pasa? - Cierro los ojos, preparada para confesárselo.
- Siempre pensé que podría elegir mi destino, y ese iba a ser quedarme aquí, con mi familia, con vosotros... - Se me rompe la voz al decir aquello, y las lágrimas comienzan a brotar por mis ojos sin pedir permiso. Ambos me acogen en sus brazos hasta que parezco haberme calmado un poco.
- Tranquila, amor, todo irá bien. Sé que además te preocupa cómo se lo tomen ellos, pero sé que Emma y Josep se alegrarán por ti y te apoyarán, como siempre han hecho - Me dice Martin
- Sí, pero...
- Pero nada, ¡que nos vamos los tres juntos, nena! Y a Granada, nada menos. Que eso es el paraíso español.
- Pero Rus, ¿tú has escuchado a Noe? Tenemos que centrarnos en la misión.
- Ay, no seas agonías Pumuki.
- No me llames así. - Rus empieza a llamarlo así repetidamente para molestarlo, y Martin comienza a perseguirla para hacerle cosquillas. Solo puedo sonreír ante tal estampa, así son ellos, y así los amo.

Una semana después, llega finalmente el día de nuestra partida. Mis padres se lo tomaron con felicidad, tal y como me dijo Ruslana, pero yo sabía que en el fondo les entristecía mucho el hecho de que me fuera lejos.

Bajo lentamente las escaleras, observando todo más atenta que nunca, quiero recordar cada detalle de la casa en la que me he criado, los que hay cientos de cuadros, tanto míos, como de mis hermanos, mis padres, todos juntos... Se me aguan los ojos, pero rápidamente me paso las manos para evitar que caigan las lágrimas. Al llegar al descansillo, los veo, mi hermanito Joey, el más pequeño; Jasmine, la mediana, mi niña preciosa; y por último mis padres, Emma y Josep Oliver.

Cojo a Joey en brazos, y lo lleno de besos por toda la cara, a lo que él rechista pero no se opone.
- Pórtate bien, eh, enanito. Que ya vas a entrar en el primer curso de la academia. - Él bufa y me saca la lengua, pero yo sonrío y le doy un beso más antes de bajarlo.
A Jasmine le doy el abrazo más largo que le he dado en la vida, y le hablo con los ojos cerrados.
- Y tú, mi niña. Este año entras al séptimo curso, y no podría estar más orgullosa. Quiero que me prometas que no dejarás que nadie te arruine el último año de academia, pásatelo genial y, sobre todo, estudia, anda. - Añado cómicamente, a lo que ella me da un golpe en el hombro y se separa de mí, sonriendo.
- Tú no es que estés para hablar, hermanita. Te recuerdo que casi suspendes matemáticas. - Río ante eso, sabiendo perfectamente que es verdad, y paso a mis padres.
Les doy otro abrazo igual al que le he dado a Jasmine, y ahora ellos me llenan de besos a mí. Cuando nos separamos, ambos intentan hablar a la vez, pero les sale regular, y todos reímos. Finalmente mi madre toma la palabra.
- My little girl... I want you to enjoy everything, you need it. Don't take care of us, we'll be alright.
- Do you promise?
- I promise, baby girl. Come on, go with them, they're waiting for you.
Mi padre se despide de mí dándome un beso en la cabeza y revolviéndome el pelo, como siempre hace desde que soy pequeña, y yo sonrío.

Salgo por la puerta, y me dirijo hacia donde están Ruslana y Martin, esperándome con el coche en marcha para salir corriendo al aeropuerto, ya que he tardado más de la cuenta.
- ¡Come on, girl! ¿Qué coño hacías?
- Pues despidiéndose, Rus. Déjala y móntate en el coche, anda, que llegamos tarde.
- Chicos, ¿qué hacéis con el coche? Sabéis que puedo teletransportarnos hasta cualquier lugar.
- Lo sabemos, Kiks, pero es mejor empezar ya desde aquí a llevar una vida "normal". - Hace comillas con las manos y yo asiento con la cabeza, entendiendo. Qué largo se me va a hacer el viaje.

Y aquí comienza nuestra pequeña (o gran) aventura.

Power of loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora