La búsqueda

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Chiara

Cuando terminé de ducharme y de desayunar, me puse a buscar sitios donde trabajar, tal y como Noe indicaba en el archivo del ordenador. Me recorrí varios locales, hasta que di con el que, para mí, era perfecto; un bar que, aparte de estar cerca de casa, era bastante amplio y contaba con un pequeño escenario. Veréis, yo soy una apasionada de la música desde pequeña, y aunque sé que nunca podría dedicarme a ello por lo que conlleva ser de Menorca, no pude resistirme a aprender a tocar varios instrumentos, entre ellos la guitarra y el piano. Y ya que estoy haciendo vida "normal", pues puedo aprovechar y dedicarme a dar algunos bolos mientras esté aquí.

Entré al local y pedí un descafeinado con dos de azúcar. Tras un rato observando el local por segunda vez, me decidí a hablar con el camarero para ver si él sabía sobre el tema.

- Hola, emm, me preguntaba si tú sabías si aquí dan bolos.

- ¿Bolos?

- Sí, eh.. bueno, mini conciertos, I meant.

- Ahh, sí, entendí. De vez en cuando traen a gente para que toque y tal, pero yo no llevo eso. Mira, allí – señala con el dedo por detrás de mí a un chico de con el pelo marrón oscuro y con gafas – está Daniel, puedes hablar con él si estás interesada.

- Okey, muchas gracias. – Le pagué el descafeinado y fui directa hacia donde me indicó el chico.- Hola, ¿Daniel?

- Sí, soy yo. ¿Quién eres?

- Soy Chiara. Chiara Oliver. Me preguntaba si buscabas a alguien para tocar y cantar por las noches.

- Bueno, ahora que lo dices, es verdad que a este sitio no le vendría mal algo de ambiente.

- ¿Eso es un sí?

- Bueno, tendría que escucharte primero, ¿no crees?

- Sí, claro. Si quieres puedo enseñarte algo ahora. Me he traído la guitarra.

- Está bien, adelante.

Saqué la guitarra de la funda y empecé a tocar una suave melodía, dando comienzo a una de mis canciones favoritas, 'Sweet Child O' Mine'. Cerré los ojos mientras comenzaba a cantar las primeras estrofas, y los volví a abrir cuando se avecinaba el final. Cuando terminé, estaba tan metida en mi mundo que ni siquiera me di cuenta de que no solo Daniel, sino todos los que se encontraban en el local comenzaron a aplaudirme muy sonoramente. El chico se acerca a mí, aún aplaudiéndome.

- ¡Wow! Al verte ya pensé que eras buena, pero no creí que tanto. – Me sonrojo con sus palabras, pues no estoy acostumbrada a enseñar mi voz en público, y menos a que me hagan esos cumplidos.

- ¿En serio?

- Por supuesto. Estás dentro, Chiara. ¿Cuándo te vendría bien empezar?

- Por mí hoy mismo está bien.

- Perfecto, ¿te parece a las diez?

- Sí, claro. Nos vemos.

- Nos vemos.

Me despido de Daniel y del chico de la barra y me dirijo de nuevo a casa, con una sonrisa en la cara y una felicidad que no me cabe en el pecho. ¡He encontrado trabajo por mí misma! ¡Y encima puedo dedicarme a lo que más me gusta en el mundo! Quizá haber venido a Granada no está tan mal como pensé en un principio. Cuando llego al piso está vacío, y al ir a la cocina veo que hay una nota pegada a la nevera con un imán.

Keeks, yo he ido a la empresa a "infiltrarme", y Rus no sé, pero seguramente también esté buscando curro. Te he dejado la comida en la encimera. Te quiero,

Power of loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora