Poemario #2: Cuatro poemas originales de Lionheart.

5 0 0
                                    


A memoria del pasado que se diluye en el tiempo,
hoy te dirijo estas letras, mis sentimientos despliego. 
Me separo de ti, de todo lo que alguna vez me diste, 
de los lazos que me aprisionaban y enredaban en tu historia triste. 

Las cadenas se deshacen, los nudos se desatan, 
despliego mis alas y parto sin mirar atrás.
En cada paso que doy, en cada nuevo aliento,
dejo atrás los escombros, renazco con cada intento.


La sombra que habitaba se desvanece en el horizonte, 
mientras fluyo libre, dejando atrás los reproches.
Nunca más y adiós, querida añoranza, a los errores y a los lamentos,
a los sueños rotos y a los momentos inciertos.

Hoy levanto cabeza por la libertad que encuentro al soltarte, 
por el renacer de mi ser, por sanar las heridas al apartarte.
Atrás quedan los días sombríos, las lágrimas derramadas, aquella vida truncada, 
ahora escribo el futuro en las páginas en blanco de mis nuevas mañanas. 


Pero confieso, en el rincón más íntimo de mi ser, 
el miedo se desliza, como una sombra sin querer.
¿Qué me aguarda en lo nuevo, en lo desconocido, en todo aquello que no he vivido?
Ese temor que acecha, agazapado y escondido.

La incertidumbre me rodea, como un viento inquietante, 
la seguridad del pasado se desvanece en un instante,
y mientras dejo atrás lo que alguna vez fue amado, 
no sé si el futuro me abrazará o me arrastrará hacia el fondo del abismo opacado.

Pero a pesar del miedo, he decidido no retroceder,
sumergirme en mis sueños, elegir en mí, creer,
con cada paso vacilante y temor tentador,
descubriré la valentía oculta en lo que siempre me ha causado temor.

Adiós, pasado, ingrato e irremplazable, me atrevo a reinventarme, 
aunque el pánico me asalte, y la ansiedad me aborde, no podrás detener mi cambiar,
pues entre el ruido del miedo y la esperanza que me alienta,
divisaré una última oportunidad, en cada puerta que encuentre abierta. 

LoWen, diciembre 2023. 


II

Viviendo rodeado de moléculas y células, 
apostando por la vida en todas las formas y huellas,
sentir la emoción que te atrae del mundo biológico, 
atrapado en el fascinante mundo microscópico.

Ser un biólogo exige entrega, dedicación y pasión, 
entender las maravillas de la creación,
reconocer cada organismo y su función,
unir e hilar los conocimientos en una sola oración.

Nuevas criaturas las cuales hallar,
grandes incógnitas de la naturaleza por desentrañar, 
retos y desafíos en cada rincón y en cada lugar,
anhelando ser el Nobel por saber investigar.

Nadando entre todo lo micro y lo macro,
biología, ciencia por la cual amar la vida,
inspiración para generaciones venideras,
o para las que ya se encuentran, seas su meya.

Los reinos animales que tanto defiendes,
o la madre natura que resguardas todo su esplendor, 
generarás grandes cambios como Darwin y sus especies, 
ojeando cada página como la presa de un halcón.

Creer en ti basta, como un gran biólogo prometedor,
reinventado la manera de ver al mundo y su folclor,
estudiando cada especie, microbio, organismo, cada flor,
o sentando las bases para ser un gran investigador. 

Entonces, pues, continúa soñando con amor,
nada es imposible, confía en tu labor, 
transformarás el mundo con tu sapiencia, 
irás dejando huella con cada bella experiencia...
Zilat. 


III - Carta al suicidio. 

Buena noche.
Permítame discretamente saludarle, más no recibir su saludo de vuelta.

Una noche no le basta para encontrarnos. Una visita repentina o una aparición inesperada, cuando menos le necesito o cuando quisiera, por un momento, no pensar en usted. Ronda en mi cabeza como una idea frecuente que anhela, con fervor que la lleve a cabo, esperando con ansias que acuda a su llamado, como la única manera de solventar mi dolor. Noto que en mi desesperación, fríamente viene más imponente, implorando que le deje entrar, buscando persuadir las pocas ideas claras que tengo y alimentando la densa niebla que se construye con cada pensamiento dañino y desolador. 

Es usted un ser despiadado, sin corazón y sin un ápice de empatía. Permítame referirme con un tajante  desprecio hacia su existencia, pero sobre todo, hacia su continua manera de convivir conmigo. Nos conocemos hace muchos años, casi una década para ser más preciso, y no puedo evitar sentir una gran tristeza de habernos conocido aquel día que corté los lazos con alguien que amaba. Desde ese instante, no se le ocurrió a usted mejor idea que incurrir en muchas decisiones y, tonto de mí, me permití verme influenciado por todas y cada una de sus sugerencias, sin pensar que podría haber muchas más opciones, incluso con una visión muy diferente a las suyas, ser miserable. 

Fue usted también, en múltiples ocasiones, junto a su grupo de amigos que no vale la pena ni siquiera mencionar, causantes de un cambio en mi físico que no quisiera volver a experimentar, ni se lo deseo a nadie más, aunque sé muy bien que ustedes son un trío que acecha en todo momento y en todo lugar. 

Ahora mismo me despido, pero me repudia comunicarme con usted. Aunque sé que no se irán por completo, me quiero permitir dejar de lado el dolor que han causado las lágrimas, los cortes, el pánico, el temor, la angustia, la hiperventilación..., quiero sentir otras cosas, y su mera existencia me lo impide.

Adiós.


IV

¿A quién podría llamar si mi hogar está vacío?
Si solamente a la puerta le doy mi mano, sus manillas abriéndose una tras otra.
Rondando por las oscuras paredes de mi interior,
interrogando al silencio y al profundo vacío, sin dar con las respuestas a mis incertidumbres.

Una silla me ofrece tomar asiento,
deslumbrar la mesa ya lista a la espera de aquellos que nunca regresaron.
No encuentro que fue de mí,
y ahora voy sin retorno hacia las tinieblas.

Retando a la noche y a todas sus esquinas,
sin lograr ser siquiera tierra, esencia o armonía.
Tanto tiempo hace que la escalera va y viene,
que he olvidado si sus peldaños bajen o suben.

Y el perdón es el olvido del pecado en el pasado, 
y ave volando libertad del sentimiento,
convertido ahora en pasión a través del viento,
no hubo más excusas para el hombre derrotado.

No estar desalentado y lentamente desganarse,
transformando en dudas todas aquellas heridas,
y rondando por las silenciosas paredes de mi persona, 
esperando el momento de descubrir mi sombra.

Y el eco de los pasos de la infancia, 
rodando sin parar hacia nosotros,
olvidando lo que el dolor ansía, 
como tristeza ajena de otros.

Despido con ironía al dolor que me acoge, 
aun sabiendo qué inevitable regresarás alguna noche,
y esa noche yo te estaré esperando,
para bailar contigo el sufrimiento que me has causado. 

Sin título, LoWen, octubre 2023.

Los relatos de un león vegetarnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora