#Dofus Dedicatoria: Entre dagas y sombras.

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—¿Valeska, acaso eres tú, quién mis cuencas vacías percatan? —meditando se preguntaba, mientras una extraña bruma del color del musgo amakneano, lo arrastraba hacia un lugar que hasta ahora él desconocía—.
—Amado mío... ha pasado mucho tiempo desde que nos distanciamos —con una suave voz, se dirigía hacia él una joven aniripsa— nunca dejarás de meterte en problemas ¿verdad? aún después de todo, me mantienes al tanto de lo que te acontece. 

Aquel deshuesado sram no sabía lo que estaba sucediendo, pero tenía claro que un rostro y una voz familiar lo estaban acompañando, su mente poco a poco se llenaba de recuerdos, de instantes, de incertidumbres, él recordaba haber perdido la batalla, pero, ¿por qué aún se sentía con vida? su cráneo no dejaba de palpitar, se sentía incompleto, desorientado, no lograba divisar en que lugar se había metido ahora, únicamente podía percatarse de una sola voz e imagen: Valeska, su amada. 

—Oh, Spartan... aún sigues igual de agraciado como en el día en que me fui —soltando una ligera carcajada, levantó el cráneo que aún recordaba su nombre— ¿qué te han hecho, cariño? por lo que veo te hace falta más del 90% de tus huesos ¿te sientes bien acaso? —preguntaba, mientras que de sus ropajes sacaba un pequeño frasco—.
—Yo...yo... —dando pequeños jadeos, suscitaba unas pocas palabras— Brujas... Nordes... destino... sueños... Draconiros... 
—¿Draconiros? —preguntaba Valeska— ¿acaso has adoptado alguna especie de mascota para nuestra vieja choza en las llanuras de Astrub? si es el caso, déjame decirte que tienes muy mal gusto, jaja —reía, mientras el cráneo ingería el contenido del frasco—. 
¡¡¡AHHHHH!!! —con un grito certero y un movimiento de huesos por todo el lugar, enérgicamente se recuperaba— ¡lo recuerdo, lo recuerdo todo! oh, Valeska... han pasado tantas cosas, yo tenía un contrato... me uní a una organización que quizá después de esta interminable batalla ya no exista más, Touhou era su nombre, nunca creí que fuese posible llegar a donde he llegado —mientras sus huesos se revoloteaban, emprendió a contar todo lo que había sucedido instantes antes de terminar en esas deplorables condiciones—.
—Está bien, amado —mientras recogía cada uno de sus huesos, advertía— pero será mejor que no hagas demasiado ruido, este lugar no es seguro para ti; sin embargo, me aseguraré de que tus 205 huesos restantes estén completos —bromeaba—. 

Mientras Valeska se disponía a recoger cada hueso de aquel sram, él a su vez le narraba con detalles lo que había sucedido antes de terminar en una apestosa especie de alcantarilla. Spartan era consciente de que no había sido el único afectado de aquella explosión de Wakfu, tampoco sabía si volvería a saber algo de quienes en su momento fueron sus compañeros de equipo: LT, Kimi, Muzi, Tado, Vomie... todos esos nombres y muchos más vagaban sin rumbo en sus pensamientos, pues desconocía el paradero de  cada uno de ellos. No obstante, uno de ellos resonaba más que otros, era LT. Aunque desde un principio fue indiferente con ella e incluso no llegó a darle un ápice de atención, era consciente de que se sentía diferente cuando ella estaba presente, y solo aquel beso de despedida antes de partir a la batalla puso en vilo su cordura, pues no tenía idea a que se podría estar refiriendo con dicha acción, pese a que para él fuese algo más que obvio en esas circunstancias. 

—LT... —con una voz disimulada, suspiraba Spartan— espero que estés bien, sea donde fuere que te encuentres... 
—¿Me buscabas acaso, cariño? —mientras sus suaves prendas marrones de terciopelo y sus imponentes alas del polvo y telarañas del lugar, se refería Valeska—.
—No exactamente —reponiéndose poco a poco del frío suelo lila, se levantaba— o quizá sí, tal vez no lo dije lo suficientemente fuerte. Quería preguntarte... ¿cómo me encontraste?¿qué lugar es este?¿cómo terminé dividido en cada uno de mis huesos?¿qué fue aquello que me diste para beber?¿es real lo que estoy viendo o he muerto y ha sido mi paraíso este lugar tan fúnebre? —un poco ansioso de información, le refutaba a su amada—. 
—Calma, calma.. —con su tradicional sonrisa, se refería— responderé todo pero no te apresures, es mucha información para ti —continuaba—. Bien... te he encontrado puesto que, al ser un sram que tuvo conmigo un compromiso, siempre podré saber donde estás, dado a las toxinas únicas que emanan tus huesos, mis frascos pueden percibirlas tanto en vida como en la muerte. En estos momentos... nos encontramos en un lugar que me sorprende no te parezca familiar, son los aposentos del Dios Sram, conocidos como Sramvil, más específicamente las catacombrías... seguí tu rastro hasta esta pequeña alcantarilla cercana a una vieja taberna local que al parecer, algunos allí estaban interesados en tus huesos. 
—Espera ¿cuál es el nombre de dicha taberna? —dando un pequeño vistazo hacia afuera, preguntaba Spartan—.
—Si no mal recuerdo... El Torturador. Sí, Taberna del Torturador ¿por qué te interesa tanto aquel lugar? —manteniendo la distancia, preguntaba—.
—Allí mantiene uno de los estafadores más grandes que he conocido, Lao el Zúrkarak, siempre viste de la misma manera, con un cierto parecido a Don Rito Corlepone, todo un gángster, o al menos es lo que pretende ser. Por favor continúa —perdido en la mirada fría y distante de Valeska, decía—.
—Respecto a lo de tus huesos... en toda mi carrera de aniripsa en la Universidad de Bonta vi algo parecido a esto... había visto srams con heridas de ácido e incluso  sus huesos calcinados, pero que cada hueso se separase de su alma núcleo, nunca. Aún así, un famoso aniripsa de la ciudad de Brakmar llamado Lucario Jr, estuvo experimentando tiempo atrás con viejos sacos de huesos de srams para anclarlos de nuevo a su alma. El procedimiento fue un rotundo sabor amargo de éxito y fracaso, pues al no tener los 206 huesos exactos del sram que había perecido, no podían unirse a una sola alma núcleo, creando una masa amorfa de calcio, algo así como un Frank Einstein, pero de los srams. El aniripsa Lucario dejó ese proyecto atrás y Bonta logró robar sus estudios, sin embargo sucedió lo mismo, no consiguieron nada. Así que... basándome en las teorías de ambos, lo llevé a la práctica, si funcionaba te ayudaría y si no... pondría fin a tu calvario —mientras su mirada se dirigía al suelo, concluía— lo que te di no fue más que el fruto de dichos experimentos, dado que quien estuvo a cargo de dicho proyecto fui yo —con cierto aire de orgullo, continuaba— y... sí, estás vivo, sino ¿cómo explicas que las sombras pasen tan cerca nuestro y escuches tanto ruido? créeme, el Externam no es nada comparado con esto —concluía—.
— Vaya... no recordaba que fueses tan brillante, Valeska... yo solamente he sido un idiota fracasado que todo le sale mal —intentando acercarse, refunfuñaba—.
—Entonces... ¿conocerme y estar conmigo lo consideras un fracaso? —con aires de decepción, respondía— podrás sentir que fracasas en todo, Spartan, pero eres la persona más perseverante que conocí en toda mi vida, lo intentas una y otra vez hasta que funcione, por eso y por muchas cosas más llegué a enamorarme en locura de ti —sonreía, mientras que seguía manteniendo la distancia—.
—Y si tanto me amas... —acelerando su movimiento hacia ella, decía— ¿por qué no dejas que me acerque a ti? 

Los relatos de un león vegetarnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora