Cuarenta y uno - NuNew

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—Bien. Estoy fuera. —Mark se levantó de detrás de sus teclados y extendió sus brazos sobre su cabeza hasta que crujieron. Luego miró a Max—. ¿Vienes?

Cuando Max se puso de pie, los dedos de Zee se detuvieron sobre las cuerdas de su guitarra.

—¿Adónde diablos creen que van?

—Hemos estado en ello todo el día, y el sol se va a poner pronto —dijo Mark.

—¿Y qué?

—Entoncessss, necesito encontrar algo de inspiración.

Zee resopló.

—¿Esa inspiración viene en bikini?

—Por supuesto que sí. Chicos, ¿quieren venir? ¿NuNew?

Automáticamente agité la cabeza. Habíamos estado trabajando en una nueva canción durante horas sin descanso, y aunque habíamos hecho algunos progresos reales, quería seguir adelante un poco más, ver qué más podíamos sacar.

Zee también agitó la cabeza, y cuando la mirada de Mark se posó sobre Net, dijo:

—Vamos, Net. Sabes que quieres ir a la playa. Ese salvavidas que vimos te estaba poniendo ojitos.

Mordiéndose el labio inferior, Net miró entre nosotros. Siempre el más responsable del grupo, el que nos mantenía a todos en la tarea, me sorprendió mucho cuando se puso de pie.

—Estoy dentro —dijo, poniendo su bajo en el estrado—. Hoy hemos hecho mucho. Un descanso podría darnos un refresh.

—Mhmm. —Zee miró a Net—. Todo trabajo y nada de diversión hace a un gay malhumorado.

Net puso los ojos en blanco.

—¿Eso significa que vas a venir?

—¿Quién dijo que no he estado jugando? —Cuando Zee sonrió, Net me miró y luego volvió a Zee.

—Supongo que eso significa que has estado disfrutando de la casa de huéspedes. —Net se volteó mientras seguía a Max y a Mark fuera de la puerta—. NuNew, ¿seguro que no quieres venir?

Agité la cabeza, demasiado concentrado en lo que habíamos estado trabajando para pensar en parar ahora.

—No, me gustaría ver si puedo trabajar en el último verso. Vayan.

—Si cambias de opinión, ya sabes dónde encontrarnos. —Con un saludo, Net y los otros se fueron, dejándonos a Zee y a mí solos en el vasto estudio. Situado en el sótano de la mansión, el estudio estaba decorado con la última tecnología, perfecto para los productores que se nos unirían la semana que viene, aunque no se quedarían aquí con nosotros.

—Bien, bien, bien. —Zee rasgó su guitarra—. Parece que sólo somos tú y yo.

Sin los otros, el gran espacio de repente parecía íntimo. Cuando Zee se levantó para acercarse, levanté la mano.

—Quédate ahí o no haremos nada. —Sabía que era la verdad tanto como mi próximo aliento; las últimas palabras de Zee para mí anoche habían sido ‘Mañana, eres mío’, y aunque eso envió un emocionante disparo directo a mi polla, necesitaba concentrarme en la canción. La presión de todos esos malditos artículos que esperaban nuestro álbum pesaba sobre mis hombros, y no iba a ser yo quien los defraudara.

—Está bien, Ángel. —Zee se sentó de nuevo en el sillón, poniendo su guitarra sobre su regazo—. Tienes una hora.

—Podría llevar más tiempo que eso.

Se encogió de hombros.

—Una hora.

—¿Y luego qué? ¿Bikinis?

NuNew - Angel Caído 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora