El 𝗔𝗠𝗜𝗚𝗢 De Papá.

19 : que tu chico no se arrepienta.

By Tom.

¡Nervioso!

Así me encuentro en estos momentos.

No podía relajarme por más que practicará metodos de relajación. ¡Que no me lo puedo tomar a la ligera, hombre!.

Estoy por desposar a Bill.

No lo puedo evitar pensar en un futuro, uno donde me despierto cada mañana a su lado, despertarle a besos hambrientos, tocando su piel rodando en la cama y hacer el amor antes de ir al trabajo.

<<amén>>

Pensé.

—¡Tom!.

—¿uh?.

—yooo... Preguntaba que si te encontrás bien.

Pregunta Karla sin despegar la mirada de la carretera.

—si, solo... Pensaba.

—¿en que pensás?.

—en... En Bill... Y en nuestra noche de bodas. ¿Sabes?, No se que hacer en nuestra Luna de miel.

Sonríe soltando una pequeña risita, mostrando sus sexis olluelos.

—dale tío, no te pongas tan nervioso. —buscó con sus morenas manos en la guantera. —mira, tene ésto.

Me pasa unos envoltorios de colores y decorados con dibujos de frutas.

—¿qué se supone que...

—Es vuestro regalo de bodas. Yo no los ocupo, pero se ve que vosotros si.

—¡joder, Karla! ¡Pero que guarra que sós!.

Comenzó a carcajear de forma sexi. Si, lo se. Es el prototipo de lesbiana sexi y dominante que a cualquier mujer doblega su sexualidad tan sólo sonreír.

—¡por favor!, seguro que a tu chico le gusta la fresa. ¿No te gustaría que de dijera?... "Oh Tom, tu polla de fresa sabe tan bien" —dice con tono Chillón. —o eres más de fantasear correrte en su boquita de niño lindo que no rompe un plato, seguro termina siendo un guarro de primera.

—dejá de decir estupideces...

—claro. Finjamos que no te imagino con un condón de fresa mientras te la maman.

Le pegué un puñetazo y ella soltó a reír.

By Bill.

—vamos hermanito, que yo te llevo a la iglesia. Quiero conocer al tipo que me roba a mi bebé.

Rode los ojos.

—que nadie te roba nada, dejá de ser infantil, nene.

Se aserca a mi y acomoda mi traje y coloca el velo cubriendo mi rostro.

—estas hermoso.

Besó mi mano y sin soltarla, me guía al carro y nos ponemos en marcha.

By Tom.

Estaciona el auto y sacudiendo su traje rojo vino, mira la iglesia.

—aún no puedo creer que te cases.

—dejá el rollo, que bien sabes que es mi sueño hecho verdad.