20 : hacerte el amor

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By Tom.


¿Como explicar lo que siento?, ¿como explicar... Que me tiene totalmente a su merced?.

Tomé su mano para poder encaminarnos a la salida de aquella pequeña fiesta y comenzar nuestra propia fiesta.

Llegamos a la Cadillac, donde con una pizca de brusquedad le tomé de las caderas y lo recargué en esta.

comencé a besar su blanquesino cuello, bajando poco a poco a sus sobresalientes clavículas para dar algunos mordiscos.

— humm~

Dejó escapar algunos gemidos hondos y agudos que me calentaron aún más.

— ésta... Ésta noche te joderé tan, tan duro.

— claro q-que lo ha-harás.

Abrí la puerta para Bill, y después de cerrarla, caminé al otro lado y subí, tan emocionado... Tan caliente.

°

°


— ummm~

Nos separamos del beso que iniciamos al estacionar el auto frente a la casa.

Sus ojitos brillaron cual estrellas al visualizar la casa gris frente a nosotros.

— Dios mío. —susurró, muy emocionado mientras daba pequeños saltitos en el asiento del auto. —es... Perfecta. Sí es nuestra casita¡¿verdad, amor?!.

— claro que lo es. ¿Entramos?

Asiente, obviamente impaciente .

— aguarda un poco.

Le doy un besito y abro la puerta del auto.

Al bajar, rodeo la cadillac para llegar a su puerta y abrirla.

— ¿qué haces?.

Colocó un brazo debajo de su espalda y el otro al reverso de sus rodillas.

— vamos, cariño. Que es tradición llevar a la novia en brazos hasta la cama en la noche de bodas.

Sonríe mientras es alzado.

Camino con él en brazos y atravieso el jardín delantero para finalmente abrir la puerta y entrar en la casa.

— mañana te daré el Tour, bebé.

Subí las escaleras y voy directo a la habitación principal.

Siento la respiración agitada y los nervios a flor de piel.

Mi chico se miraba contento y con algo de miedo, pues, conciente estaba de lo que sucedería en escasos momentos.

— Te amo...

Mientras subía escaleras con el en brazos, él acariciaba mi cuello con sus suaves labios y susurraba contra mi piel dulces palabras.

— Te amo tanto, mi niño.

Llegué a la puerta de la que sería nuestra habitación, empujando un poco, lo suficiente para abrir la puerta y entrar. Una vez dentro, me encargué de cerrar la puerta con el pié.

Sin más, caminé a la cama de matrimonio que nos esperaba, impaciente por ser utilizada en el desesperado acto de lujuria y amor que nos esperaba.

Despacito y con delicadeza, me encargué de recostar a Bill en medio de la cama, cubierta de sábanas y edredones de seda rojos.

— Joder... Te vez precioso.

Y era verdad. Su cuerpo relucía entre el rojo vivo, su cabello y ojos brillaban como nunca.

El 𝗔𝗠𝗜𝗚𝗢 De Papá. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora