4 : visitas y un futuro a discutir.

666 76 11
                                    










By Bill.










Ha pasado una semana exacta desde la visita a esa casa.

No lo puedo negar.

Cada minuto, cada segundo, solo puedo pensar en el, en sus masculinas e imponentes facciones, en sus grandes y calidas manos, en su olor a hombre y sobretodo, no paro de pensar en su mirada.

Tenía unos hermosos ojos marrón profundos, y encima de ellos, unas perfectas cejas pobladas.

Tom.

Fue tan delicado, tan cuidadoso... Me sentí la avecilla más delicada y exótica del mundo.

Pero también lo recuerdo a él.

Sus frías manos y su forma tan bruta y fiera de tratarme.

A diferencia de su padre, su piel es tan fría como la mía, pero ambos tienen algo en común, una mirada tan imponente y su coqueta forma de ser.

—Estoy jodido.

No he dormido bien estos días... O mejor dicho, he dormido demaciado bién que la vida tiene que joderme y causar insomnio en mi piel.

He tirado mi labial de cereza. La vez, hace dos días o tal vez un poco menos atrás, que intenté colocar un poco sobre mis labios, recordé lo que pasó y me ganó la rabia de tan sólo recordar la forma en que me trató, sin una pizca de delicadeza, haciendo que me sintiera como una puta.

—malditos sean los Kaulitz.

Toc Toc.

—cachorro, sashel ha venido a verte.

Mierda, incluso cuando me llama por ese apodo. "Cachorro" me acuerdo de su bella e intachable sonrisa, cuando le causó gracia el apodo, una sonrisa tan blanca como la maldita nieve.

—dile que pase.

Y no pasaron ni dos segundos cuando, esta abrió la puerta y llenó mi cara de besos.

—Bill, mi bello Bill. No he tenido tiempo para mi nene consentido.

—hiug, ya te he dicho que no hagas eso, no me gusta cuando llenas haci mi rostro de tu asqueroso labial.

Entonces la veo separarse de mi, pararse sobre sus cortas piernas y montar sus manos a la cintura.

—yo no tengo la maldita culpa de que hallas dormido mal, ¿que acaso me viste cara de bruja? ¿o que?

Suspiré, pasando una mano por mi largo cabello que, por cierto, ya necesito retocar el tinte.

—¡¿saves que?! ¡¡¡No estoy de humor para tus rabietas de niña consentida!!! Enserio, buscate alguien más a quien joder.

Las lágrimas se asomaron por sus ojos, pero jamás salieron.

—pues bueno, quédate con tu estúpido mal humor, y ni se te ocurra llamar cuando tengas un problema y este llorando como niño de cinco años, por que yo... —Se planta frente mio y con el dedo acusador pica mi pecho. —No estoy para soportar tus inseguridades y lloriqueos de marica reprimido.

Eso realmente me dolió.

—Te has pasado.

—es que yo no estoy para...

—¡largate de mi casa!

La tome del brazo fuerte y firme y bajé con ella las escaleras.

La solté con brusquedad, abrí la puerta y apunté a la calle.

El 𝗔𝗠𝗜𝗚𝗢 De Papá. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora