Capítulo 6: Un Juego Peligroso

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Diana se miraba al espejo, ajustándose un vestido corto azul. La tela de paño se ceñía a su figura, y el escote sutil dejaba entrever un destello de su piel. Pamela la ayudaba a arreglarse, peinando su cabello suelto con delicadeza mientras reían y comentaban sobre la noche que tenían por delante.

"¿Qué opinas, Fernando? ¿Qué tipo de ropa interior debería usar?" preguntó Diana, su voz llena de un tono juguetón y seductor. Fernando se sintió algo abrumado, pero disfrutaba de la cercanía.

Abrió su cajón de ropa interior, inspeccionando las diferentes opciones

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Abrió su cajón de ropa interior, inspeccionando las diferentes opciones. Sin embargo, su mirada se detuvo en una tanga negra, delicada y provocativa, que parecía hecha a la medida para ella. La tomó y se la entregó a Diana con un pequeño temblor en las manos. "Creo que esta sería perfecta para ti," murmuró, sintiendo un cosquilleo recorrer su cuerpo.

Diana y Pamela intercambiaron miradas de sorpresa, luego sonrieron con admiración. "¡Buen ojo, Fernando!" exclamó Pamela, aplaudiendo suavemente. "Te has ganado un punto extra por esto."

Diana se giró para mirarlo, y sus ojos brillaban de emoción. "Tú siempre sabes cómo elegir lo mejor. Prometo que esta noche me veré irresistible," dijo, mientras se deslizaba la tanga por debajo del vestido. Fernando se sintió como si el corazón le latiera con más fuerza; sabía que, aunque no podría tocarla, de alguna manera había contribuido a que luciera así de increíble.

La tensión en el aire era palpable. Había algo electrizante en la forma en que Diana se preparaba, como si cada pequeño detalle estuviera destinado a deslumbrar no solo a ella misma, sino también a él. Fernando se sintió un poco como un cómplice en esta historia de seducción, aunque la verdadera naturaleza de la noche aún era un misterio.

A medida que la noche se acercaba, Diana y Pamela continuaron arreglándose, riendo y compartiendo secretos, mientras Fernando se mantenía al margen, observando con una mezcla de deseo y anhelo. El hecho de que estuvieran tan cerca, compartiendo ese momento íntimo, lo hacía sentir parte de algo más grande, aunque el dolor de no poder ser quien realmente quería ser junto a Diana le oprimiera el pecho.

Mientras Diana se terminaba de arreglar, una idea audaz surgió en su mente. Se giró hacia Fernando, con una sonrisa intrigante en su rostro. "He decidido que te has ganado la oportunidad de salir con nosotras esta noche, pero bajo algunas condiciones," dijo, disfrutando del suspenso.

Fernando frunció el ceño, sintiéndose un poco ansioso, pero su curiosidad creció. "¿Cuáles son las condiciones?" preguntó, con un toque de inquietud en su voz.

Diana comenzó a enumerarlas, su tono juguetón y autoritario. "Primero, realmente no estarás con nosotras. Podrás ir al mismo club, tomar algo y vernos a distancia. ¿Entiendes?"

Fernando asintió lentamente, sintiendo una mezcla de emoción y temor. "Está bien... ¿y las otras condiciones?"

Diana se acercó a su cajón de ropa interior y, con un gesto provocativo, sacó un par de panties de encaje. "Tendrás que llevarlos puestos toda la noche," dijo, entregándoselos con una sonrisa desafiante.

El Poder de la TransformaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora