Capítulo 15: El toque de Armando

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Amber, llena de determinación, empezó a tomar su transformación con más seriedad que nunca. Su rutina diaria incluía ejercicios intensivos, una dieta estricta y el consumo de los batidos que se habían convertido en parte esencial de su día. Los resultados eran evidentes: sus caderas ahora tenían una curvatura pronunciada, sus senos parecían haber alcanzado un tamaño que rivalizaba con el de cualquier mujer promedio, y su piel lucía tersa y radiante. Amber parecía un cisne que había emergido de un capullo masculino, convirtiéndose en una mujer espectacularmente atractiva.

Una mañana, después de una extenuante sesión de ejercicios con Diana y Pamela, Amber se quedó frente al espejo de cuerpo entero de su habitación. Giró ligeramente la cadera y miró su trasero en el reflejo. Era redondeado, firme, y digno de admiración. Por un momento, Amber se perdió en el reflejo, hipnotizada por lo que veía. ¿Era realmente ella? Esa visión no solo la llenó de orgullo, sino que también alimentó su confianza.

 ¿Era realmente ella? Esa visión no solo la llenó de orgullo, sino que también alimentó su confianza

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Mientras Amber seguía admirándose, Pamela y Diana entraron a la habitación con sonrisas cómplices.

—Bueno, querida, creo que nuestro trabajo contigo en el gimnasio ha llegado a su fin —dijo Pamela, cruzándose de brazos con aire triunfal.
—Eso no significa que tu transformación esté completa —añadió Diana, acercándose con un toque de picardía en la voz—. Ahora necesitas un entrenador personal que te lleve al siguiente nivel.

Amber las miró con curiosidad.

—¿Entrenador personal? ¿Qué están sugiriendo?

Pamela sonrió de manera traviesa mientras Diana se inclinaba hacia Amber.

—Alguien como Armando, quizás.

El nombre resonó en la habitación, dejando a Amber sin palabras. Diana se recostó contra el marco de la puerta, divertida con la reacción de Amber, quien sintió un torrente de emociones invadiéndola. La idea era alocada, pero también tentadora.

—Imagínate esto, Amber: un entrenamiento personalizado con el hombre de tus sueños —continuó Pamela, animándola aún más—. Él podría ayudarte a perfeccionar cada detalle, y quién sabe... tal vez el entrenamiento no sea lo único que perfeccione.

Amber, aunque aún algo abrumada por la idea, sintió un destello de emoción. ¿Era posible que su sueño estuviera más cerca de lo que imaginaba? Diana y Pamela parecían dispuestas a ayudarla a alcanzar esa meta, y aunque el camino no sería fácil, Amber sabía que estaba lista para dar el siguiente paso.

El día siguiente marcaba un nuevo capítulo para Amber. Con ayuda de Diana y Pamela, había pasado la mañana transformándose en una versión aún más perfecta de sí misma. Entre risas y comentarios pícaros, ambas amigas la ayudaron a elegir un conjunto adecuado para su primera visita al gimnasio: unos leggings de compresión que acentuaban sus curvas recién esculpidas, un top deportivo que realzaba sus atributos y una chaqueta ligera que le daba un toque casual pero sofisticado.

El Poder de la TransformaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora