Diana y Pamela habían decidido intensificar el proceso de transformación de Fernando, y él, atrapado en una encrucijada emocional, se dejaba llevar cada vez más. La confusión en su interior crecía a medida que se miraba en el espejo y no lograba reconocer al hombre que alguna vez fue; en su lugar, una figura femenina más definida y seductora emergía con cada día que pasaba. Diana y Pamela, conscientes de este cambio, comenzaron a tomar medidas más serias en su proceso.
Un día, mientras revisaban los armarios, decidieron que era hora de regalarle a Fernando varias prendas más adecuadas para su nueva apariencia. Vestidos elegantes, lencería delicada y zapatos de tacón se apilaban sobre la cama. Entre risas, bromas y comentarios, las dos mujeres plantearon una idea fundamental: Fernando ya no existía.
Diana propuso que un cambio tan radical en su vida también requería un nuevo nombre. Después de una breve discusión y algunas sugerencias, decidieron llamarla Amber, un nombre que, según ellas, se ajustaba mejor a su identidad renovada. Amber, todavía en shock pero profundamente afectada por la sugerencia, aceptó.
Pamela tomó un rol activo en las mañanas, enseñándole a Amber cómo caminar con elegancia y seguridad, sus movimientos suaves y gráciles, acompañados por las risas cómplices de ambas.
Por las tardes, era el turno de Diana, quien se encargaba de enseñarle el arte del maquillaje, desde los básicos hasta las técnicas más avanzadas que acentuaban los nuevos rasgos femeninos de Amber.
ESTÁS LEYENDO
El Poder de la Transformación
FantasyFernando vive una relación aparentemente perfecta con Diana, pero a medida que el tiempo pasa, su vida da un giro inesperado. Lo que comenzó como una boda de ensueño se convierte en un juego de control y dominación cuando Diana lo somete a una relac...