Día 1: Primer día de novios (Jacegon)

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Jacaerys Strong estaba a punto de volverse loco

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Jacaerys Strong estaba a punto de volverse loco.

Todo había comenzado meses atrás cuando Jacaerys regresó a Desembarco del Rey luego de varios años manejando el área internacional de la Corporación Targaryen. Durante ese tiempo lejos, había desempeñado sus funciones excepcionalmente bien por lo que su madre y actual CEO de la corporación había decidido comenzar a delegar algunas de sus funciones a su primogénito, deseosa de estar en casa y disfrutar lo que restaba de su último embarazo.

Así fue que Jacaerys, de vuelta en la gran mansión familiar, se reencontró con sus hermanos, primas y tíos. Por supuesto, la relación con estos últimos fue bastante tensa al principio, salvo con Helaena. Pero ella era una persona muy especial y nadie podía evitar sucumbir a su personalidad tierna aunque algo pintoresca, el mismo Jace incluído. Con Daeron tampoco tenía muchos problemas, siendo que el rubio siempre estaba acompañado de Joffrey ya fuera escondidos en la biblioteca o planeando alguna travesura. Aemond, por el contrario, solo le era soportable cuando Lucerys se encontraba con ellos, pues era entonces que el mayor se convertía en alguien más apacible y hasta divertido. El resto del tiempo Jacaerys moría por golpearle la cara.

Y Aegon...

Aegon...

Su tío Aegon.

Jacaerys debía admitir que tras la noticia del semiretiro de su madre, temió que los otros hijos de su abuelo, en particular Aegon, buscaran hacerse con el control de la compañía. Después de todo, ya Alicent y Otto Hightower lo habían intentado años atrás y únicamente la milagrosa recuperación de su abuelo había evitado que se desencadenara una desgracia.

Sin embargo, no pasó ni una semana de su llegada para darse cuenta que Aegon prefería no saber absolutamente nada de los negocios familiares más allá de recibir su cheque mensual y con eso hacer su santa voluntad. Y en realidad era una suerte que sus extravagancias fueran lo bastante inocentes para no causar un escándalo para la familia, con el rubio siendo noticia en los tabloides por sus apariciones en fiestas y eventos exclusivos y no por otro tipo de excesos.

De todas formas, Jacaerys se hizo el propósito de vigilar a Aegon, sobre todo en esos momentos de cambios tan importantes en la empresa.

Y fue precisamente ese recelo del moreno lo que lo llevó eventualmente a ver a su tío bajo otra luz. Y es que Aegon, con su vida alocada y sus trajes estrafalarios y su risa estruendosa, fue como una bocanada de aire fresco para Jacaerys. Era él quien con solo una broma o un comentario sarcástico en el momento menos oportuno lograba relajarlo luego de un día arduo de trabajo. Era él quien con una sola mirada sabía cuál era su estado de ánimo y así saber lo que necesitaba para ayudarlo a sentirse mejor.

Por eso, Jacaerys se sorprendió enormemente cuando descubrió que Aegon jamás había tenido una relación o al menos no una seria, siendo la más larga de apenas unas pocas semanas. Eso se debió, según palabras del propio rubio, a que los que buscaban algo con él lo hacían con la idea de entrar en la compañía o de entablar contacto con los miembros más importantes de la familia.

Jacaerys se sintió feliz de saber aquello, no por la parte de saber de la soledad de su tío, sino por tener la oportunidad de ser el primero en poder estar con Aegon. Ni siquiera le preocupaba que la gente se enterara que salía con su tío, no cuando ese tipo de relación era normal dentro de su familia.

No, su preocupación fue con el mismo Aegon.

Cuando Jace mostró su interés por algo más romántico con el rubio, Aegon creyó que se trataba de una broma y le seguía el juego, con Jacaerys sintiéndose frustrado por no lograr hacerle entender que no era una broma para él.

Tuvieron que pasar varias semanas con el moreno prácticamente persiguiendo a Aegon por toda la ciudad y descuidando su trabajo para que al fin el mayor se diera cuenta que Jacaerys en verdad quería estar con él, teniendo una de las pocas conversaciones serias que Aegon hubiera tenido en su vida, pero al final feliz de aceptar iniciar una relación con su sobrino.

Aquello habían ocurrido la noche anterior y por desgracia para Jacaerys, a la mañana siguiente, una reunión de emergencia con inversionistas extranjeros lo forzó a viajar muy temprano, teniendo apenas tiempo para llamar a su novio desde el aeropuerto. Aegon, por supuesto, lo comprendió, prometiéndole molestarlo con mensajes todo el día para que no lo extrañara y no se estresara.

De eso habían pasado ya varias horas y aunque Aegon al principio se divirtió enviándole selfies e imágenes graciosas, llegó un momento en que todo fue silencio. Jacaerys intentó no preocuparse, pero con el paso de las horas, el no saber nada de su novio comenzó a enloquecerlo.

Ya hacia las ocho de la noche no aguantó más y llamó a Lucerys, pidiéndole averiguar el paradero de Aegon, quedando en shock al escuchar su estruendosa risa cerca y aún más cuando su hermano le confirmó que su tío se encontraba en casa con ellos.

-Ponlo al teléfono.

-Jace...

-¡Ponlo al teléfono! -repitió, luchando por mantener la calma.

-¿Jace? -se escuchó la voz del rubio segundos después y, aunque fastidiado, el moreno sintió que por fin podía respirar con tranquilidad.

-Aegon, ¿estás bien?

-Si... ¿pasa algo?

-Pasa que no he sabido nada de ti en todo el día. Pensé que te había sucedido algo. Estaba a punto de llamar a la policía.

-Ay, perdón, mi amor. Olvide que tenía novio.

-¿Qué? -¿Olvidó que tenía novio? ¿Aegon olvidó que tenía novio?

-Perdón... es la costumbre de estar soltero. Pero, ¿tú estás bien? ¿Ya comiste? - Jacaerys se quedó mudo por unos instantes, echándose luego a reír ante lo absurdo de la situación.

-¿Jace? ¿Amor? -la voz de Aegon dejó de sonar juguetona y se tornó seria. A Jace no le gustó eso. No cuando la personalidad de su rubio era alegre y burbujeante, completamente opuesta a la seriedad que ahora envolvía sus palabras.

-Solo a ti podría pasarte, mi amor -comentó Jacaerys con diversión.

-¿No estás molesto?

-Para nada. Pero si quieres te castigo cuando vuelva.

-¡Jacaerys Strong!

-Era chiste, mi amor. Pero si quieres no es chiste.

Jacaerys escuchó la risa encantadora de su novio ante sus palabras, llevándose lo último de su mal humor, con ambos pasando las siguientes horas conversando y lanzándose bromas y con Jace ya deseando volver a la mansión y deleitarse con su adorable pareja.

Y perdidos como estaban en su propio mundo, ninguno prestó atención a Lucerys, quien pasó el resto de la noche al lado de su tío intentando en vano recuperar su teléfono.

Flufftober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora