『Inquietud』

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-¡Oh Alastor por fin llegas!-Charlie fue la primera en recibirlo apenas cruzó la puerta, con un tono alarmado y sus facciones contorsionadas en un mueca de culpa-Fue una terrible, terrible idea.

Él permaneció inmutable esperando que la princesa se delatase a sí misma.
-¿Qué ha ocurrido? Pareces haber visto un fantasma.

-¡Ah, corrección! Montones de ellos, sonrisas - Vociferó Angel Dust, desde su lugar en el sofá de la sala-¿Dónde diablos has estado? Porque necesito una graaan explicación.-El arácnido logró captar su atención, al parecer era testigo de lo que había acontecido

-¿Hay algo que tenga que saber?- inquirió.

-Ella voló la casa de los espejos por los aires, casi muero allí. Cuando la vi tenía un ejército de esas cosas rodeándola, gritando...fue...

-¿Cosas?

-Cómo...caras flotantes con extremidades hechas de humo y polvo. Ya sabes cómo...¡Gente sombra!

-¡Oh! Cómo...¡estos! -Alastor barajó un puñado de sombras desde su espalda que crecieron sobre la figura de Angel Dust como si fueran a devorarlo.

-¡EKK! ¡Les dije que tenía algo que ver!

-No soy el único que cuenta con este tipo de talento...- Se desentendió rápidamente del asunto -aunque sí tiene que ver con unas cuantas tareas ilícitas.

-Bueno...los suyos eran...más polvosos- Se atrevió a señalar el arácnido.

-¿Puedo verlos?- Miró a Charlie, que permanecía abrazada a sí misma y embebida en sus pensamientos, tardó un momento en darse cuenta de que le hablaba a ella.

-Oh...Rebecca está arriba.

La rubia lo escoltó hasta la puerta del cuarto en un inusual silencio. Estaba seguro de que una idea se estaba gestando en su cabeza así que antes de siquiera tocar la perilla se giró hacía ella. -¿Charlie?

-¿Has oído del demonio del espejo?-Soltó, como si ya no pudiera contener la sospecha, el más alto mantuvo su semblante intacto pero casi rechinó los dientes.-Es una antigua entidad...nunca se supo demasiado pero creo que podría haber resurgido- Sus orbes rojos fijos en el demonio de la radio.

-Un poco lejos de mi época, pero si mal no recuerdo, un demonio que a través del espejo podía oscilar entre el mundo humano y el infierno. Un ser muy versátil sin duda...

-Decían que ella no poseía un cuerpo.-Lo cortó subitamente.

-¿Disculpa?-La sonrisa de Alastor pereció. No lo sabía.

-Debía tomar un envase humano para poder adquirir una forma física y luego descender al infierno con ella, sin embargo este duraba solo un periodo y luego...

-Ella volvía al espejo- Concluyó él, la contraria asintió. Tenía sentido. En un segundo incontables escenas de su vida junto a ella desfilaron delante de sus ojos junto a todas las pistas que había ignorado. Su torpe inexperiencia y constante asombro ante el tacto y la visualización del mundo, propio de alguien que ha estado perpetuamente desconectado de él. Era tan claro que no podía creer haberlo pasado por alto.

-Sí. Eso podría explicar la pérdida de memoria. Experimentar toda una vida humana puede haber difuminado sus recuerdos... ¿Si quiza le dijéramos...? -El pelirrojo trató de conservar la compostura.
"Estás metiendo tus narices demasiado profundo querida princesa". Debía diluir esa idea a como diera lugar.

-Bueno, los seres que se encuentran tras ella parecen haber hecho suficiente por el momento- Alastor tenía razón después de todo sus intentos de lograr algo bueno ya habían tenido consecuencias bastante severas. -Si realmente es quien crees, los recuerdos se le revelarán a sí misma tarde o temprano. - Solo esperaba que aquello no sucediera sin antes proclamar su libertad.

Attached | Alastor x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora