Una vez en el pasillo, Rebecca tuvo que contener la urgencia de echarse a correr. Necesitaba refugiarse con los demás, rodearse de múltiples ojos testigos que evitasen otro momento de intimidad entre ellos.
El beso gentil de Alastor todavía cosquilleaba en sus labios. La forma en la que la había abordado, sin un solo segundo de contemplación, la dejó temblando en el sitio incapaz de comprender sus motivaciones. Pero allí estaban claras como el agua, escritas en la seguridad de su mirada, en sus aires de superioridad. En su afán de saberse irresistible. Se arrepentía un poco de no haber seguido su juego, de no abandonar toda cordura en cuanto sus bocas colisionaron y ver hasta dónde podría escalar el desastre. ¿Cuán lejos estaría dispuesto a llevarla en la locura? Tomarla entre sus manos y despojarla de toda certeza, orgullo y control. Arrebatarle las riendas del poder y dejar solo un cascarón vacío de la mujer que creyó que era. Pero no pudo, porque esperaba ser más que eso. Alastor nunca podría comprender y esperaba jamás descubriera lo hundida que se hallaba en ese afecto, el dolor sordo y constante de saberse no correspondida.
Charlie la recibió en la sala con una sonrisa demasiado amplia para su pequeño rostro, a unos pasos Angel se preparaba para un interrogatorio exhaustivo, pero Vaggie se apresuró para apartarlo.
—¿Te sientes mejor?— poco y nada había hablado con la peliblanca desde su llegada al hotel y Rebecca presentía que la novia de la princesa solamente la veía como un imán de problemas, por lo que no podía evitar sentirse culpable cada vez que intercambiaban miradas.—Lo siento, eso fue una mierda, está bien si decides decir que nada está bien.
—Sí, sacudió mi cerebro un poco...
—¿Solo un poco?—Bromeó, con la intención de romper el hielo. La castaña exhalo una risita. —¿Quieres algo de comer?
—Muero de hambre.
El aroma a café y hot cakes enfriándose en la mesa la devolvió al momento presente, mientras el nudo de su estómago se aflojaba bajo la influencia del desayuno cuidadosamente servido frente a ella. Solo esperaba no ver a Alastor durante un largo tiempo. No quería confrontarlo, no estaba segura de poder hacerlo, trató de dejar su existencia en segundo plano, pero la inquietud palpitaba en el fondo de su mente. Censaba su presencia en el piso de arriba, una amenaza acechando en cada esquina que podría emerger de las sombras en cualquier momento. Sería difícil mirarlo a la cara después de lo que había pasado y aún así tampoco podía evitar buscar su figura por el rabillo del ojo, esperando y temiendo ante cada movimiento. Solo una cosa estaba clara: necesitaba salir del hotel.
—Angel...— murmuró dubitativa, acercándose al arácnido. —¿Puedes hacerme un pequeño favor?
『───────────────────────』
No iba a correr tras ella entonces, pero estaba muy equivocada si creía que la dejaría ir. Siete años fuera de su radar fueron suficientes, no le dejaría escapar ahora, no con su corazón a cuestas. Sentía su pecho profanado por la idea de su existencia
Miró de reojo al manchon negro y sonriente que se proyectaba delante de su figura y un movimiento sutil de sus pupilas fue suficiente para darse a entender. Su sombra se escurrió entre sus pies, perdiéndose bajo la hendidura de la puerta. El manto de polvo y cenizas mantendría sus ojos en la joven hasta que su estado de alerta se disipase.
『───────────────────────』
Tras una tarde lejos del encierro su cabeza parecía comenzar a reordenarse, Angel Dust le había hecho un tour rápido por la calles, indicando los lugares más y menos agradables y qué podía encontrar en cada uno de ellos. Mientras absorbía este conocimiento, casi llegó a creer que podría acostumbrarse a una vida eterna en el infierno. Husk caminaba detrás de ellos chistando la lengua, designado por Charlie como algo parecido al "adulto responsable", para mantener un ojo sobre el peliblanco y descartar cualquier idea descabellada que este pudiera sugerir.
ESTÁS LEYENDO
Attached | Alastor x OC
FanfictionElla es su dueña, pero no lo recuerda. Él piensa piensa aprovecharse de ello. Un nuevo huésped llega al hotel sin recuerdo alguno de cómo o cuándo ha caído en el infierno. Alastor sabe quién es, con la misma certeza con la que sabe que la soga que r...
