『Deal Maker』

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Tras una larga noche de contemplación y preguntas maliciosas de Angel Dust destinadas a desenmascarar sus sentimientos, ambos se acomodaron en el colchón para proceder a refugiarse en el sueño.

-¿Sabés? Yo...-bostezó el arácnido, y se acomodo en su lado de la cama, cerrando los ojos -solía tener una hermana. Tú...no lo sé pero, me recuerdas un poco a ella.

-Yo...-divagó, algo confundida por la repentina confesión, no era como si le hubiera dado a Angel razones para sentirse tan a gusto. Solían pasar buenos momentos, pero apenas se conocían. Meditó un poco las características de aquella sensación. Le parecía haber pasado por ella muchas veces. Siendo siempre extrañamente bien recibida, encajando con facilidad, consiguiendo generar lazos sin esfuerzo. Y sin embargo para Rebecca el resto seguían siendo unos extraños y ella una extranjera, impostora. Una pieza maleable, un concepto sin forma que tenía la habilidad de adoptar la figura de alguien que no era en la mente de los demás, alguien capaz de evocar nada más que confianza genuina y buenos sentimientos. -Debo aparentar muy bien, trata de no creerme demasiado...- advirtió con la tristeza apoderándose de su tono.

-...Será algo propio del espejo...- Murmuró con pereza, la mitad de su rostro hundido en la almohada, con ésta absorbiendo sus últimas energías y barriendo su consciencia.

El cuerpo de Rebecca se tensó de pronto entrando en un estado de alerta que la despojó de toda pereza: "¡Eso es!"

No podía evadir lo que era para siempre, no si pretendía tomar el control de su futuro.

Se puso de pie lentamente, incapaz de arriesgarse a perturbar el sueño de Angel y salió del cuarto de puntitas. Todavía no sabía lo que haría, pero tampoco podía quedarse en cama con la adrenalina que se le había subido al cuerpo. Cerró la puerta lentamente tras de sí, hasta oir el click de la cerradura y comenzó a caminar.

-¿Reflejar...lo que ellos quieren ver...?-Los pensamientos brotaban de su boca sobre la marcha. -No.- Se corrigió,-¡Lo que necesito que ellos vean!-Un torrente imparable de teorías, pareció desatarse. Necesitaba una fuente que avalase sus conjeturas.

¿Había alguna biblioteca en ese lugar? ¿Una enciclopedia de información que pudiera revelar lo que no era capaz de conjurar?

A punto de girar por el pasillo, vislumbró la inconfundible silueta carmesí del demonio de la radio y dió un brinco hacia atrás. Tratando de contener la respiración con todas sus fuerzas, hundió su espalda contra la pared ocultándose rápidamente antes de doblar en la esquina. Se atrevió a asomar su rostro solo un poco para ver a Alastor, pero al hacerlo, ya no había nadie allí.

Antes de que pudiera culpar a su imaginación, un escalofrío le recorrió la espina al escuchar una voz juguetona junto a su oído.-¿Espiando?- Las ondas de radio parecieron vibrar en el lóbulo de su oreja como un ronroneo.

-¡Ahg!- La sorpresa le hizo dar un brinco y cayó al suelo sentada, con un golpe seco. Su corazón martillaba mientras el pelirrojo se inclinaba sobre ella, ladeando la cabeza, con mirada curiosa. Soltó un suspiro tembloroso mientras echaba su cuerpo hacia atrás apoyando la espalda por completo en el piso, como si el alma se le hubiera escapado del cuerpo. Alastor enarco una ceja observando su dramatización. -...¡No hagas eso nunca más!- reprochó Rebecca casi haciendo un puchero, cubriéndose la cara con ambas manos para evitar confrontar al hombre frente a ella. ¿Por qué no osaba mirarlo ahora? Si se había mostrado tan prepotente antes. Quiso burlarse, con un deje de resentimiento todavía burbujeando en sus sentidos. No obstante, era placentero verla entrar en pánico bajo su escrutinio, deshaciéndose lentamente a su sombra.

Se preguntaba cuántas reacciones más podría sonsacar de aquel espíritu indómito al sostenerlo entre sus dedos. Sí, solo una mano bastaba para aprisionar las delgadas muñecas sobre su cabeza y la otra quedaba libre para tomar su barbilla, obligándola a verlo mientras, su pulgar ansioso escalaba por el mentón y separaba los labios ajenos. Se atrevió incluso a imaginar sus ojos vidriosos presos del desconcierto, por fin viéndolo solo a él, como siempre deberían haberlo hecho.

Attached | Alastor x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora